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Ley antifumador y como somos los españoles

Publicado el 13 enero 2011 por Bonhamled
La ley antitabaco trae algunas codas interesantes, la primera de ellas es que parece que poco a poco la ciudadanía se está acostumbrando a no fumar en lugares públicos y, de esta manera, no molestar a quienes no fuman. Una segunda es que parece que la ley logrará que algunos comportamientos bastante anticívicos se corrijan. Por ejemplo ver los parques de juego de los niños llenos de colillas de los adultos "responsables de los niños" manchando el lugar y dando un ejemplo nada edificante a los pequeños se está proscribiendo aunque algunas personas no lo entiendan.La tercera coda es que algunos de los fumadores, y algunos de los dueños de bares y restaurantes, se han enrocado, como Davis Crockets en "El Alamo" en contra de la ley. En un alarde libertariano indicando que no acatan la ley, como si las leyes pudieran "no acatarse" declarándose en rebeldía e insumisión.Esta actitud, rebelde, es perfectamente asumible si se asume lo que conlleva: la correspondiente sanción por el incumplimiento. Pero también denota algo intrínseco de la personalidad del español, la rebeldía-contra. Los españoles no nos quejamos si vemos algo inadecuado, o si algo nos perjudica solo nos quejaremos contra alguien o algo personalizado. El resto nos deja con un fatalismo de siglos de aceptación y resignación rechinadora de dientes. Por poner un ejemplo la crisis que nos ha tocado apenas nos ha movido ni conmovido, aún considerando la estupenda ración de bilis que nos ha tocado, nos toca y nos tocará tragar, solo las manifestaciones contra el presidente del gobierno o de una comunidad autónoma, contra tal o cual persona o, en este caso, contra la ley personalizada en un Leviathan hobbesiano. Es decir personalizar en la ley, y en el que la presenta un abanico y panoplia de males semiconspiranoicos y malvadísimos que amenazan nuestra párvula democracia y desdeñar lo mucho de lógico de la ley, si desterramos alguna pretensión de denuncia de comisario político que algun antifumador revanchista ha alimentado en su interior.Este comportamiento social pasivo, por la aceptación de lo inaceptable, agresivo, por el aluvión de respuesta "allá-que-te-va" se basa en un tradicional y telúrico atavismo de falta de concepto de ciudadanía de los españoles. Los españoles pensamos y nos regimos por un egoísmo clientelista y paternalista que nos hace ver en el papá estado al sujeto y centro de nuestros horrores y nuestros amores, la relación de los españoles con la política se inscribe en esta mazurca de bailes y desencuentros. En este caso el baile frente al estado y los políticos es de abominación, mezclada con aplausos ardientes, y todo ellos a pesar de lo lógico de la ley. Al tiempo todo el mundo piensa en ayudas, subvenciones, periodos de carencia para facilitar las posibles consecuencias económicas para cada dueño de lugar de hostelería: Como piden los agricultores, los prejubilados, los especuladores, y algunos banqueros y empresarios: Maldecir al estado, o al gobierno "porco goberno", para inmediatamente pedirle, rogarle, solicitarle, exigirle una ayuda de todos, la ciudadanía, para algunos, unos pocos. Un pequeño egoísmo para salvaguardar un bethamiano "la felicidad para el mayor número" o un doblegarse ante la "presunta gran injusticia" para cambiarla por uno óbolos y no reflejar la natural y justa reivindicación, esta cede inmediatamente frente al malditismo del destino inamovible.Ese es el último resumen de este alarde anarcoide de la resistencia a la ley, un blandir un concepto de libertad, bruñido y reluciente, para solo solicitar que el estado se haga responsable o corresponsable de un acto: el que se contravenga una ley para beneficiar a unos pocos.En pocos días la bizarra actitud de algunos bares y restaurantes, jaleada por los medios de comunicación, se verá cercenada y esa sensación, tan de "borracho de bar", de realizar actos contra el sentido común se verá domesticada, para bien y por el bien de nuestros pulmones, lo que debería ser, lo que debería pensarse: una reacción de los ciudadanos o, al menos, de parte de los ciudadanos para defender sus derechos parcialmente cercenados, y que conste que no creo que sea así, no llegará a más, simplemente porque los españoles somos de arrebato, incluso violento, pero luego no ejercemos ni nuestros derechos ni nuestras prerrogativas, ahí si que se demuestra la ferocidad de ese Leviathan "antifumador", y sin embargo no se muestra la necesidad de ese contrato social para el avance de todos. Es la paradoja de un país fumador por libérrimo y callado por vasallo.Fumeques, libertades, callarse y gritar en Recuerdos del día de mañana.Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.

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