Revista Arte

Liang Binbin y el universo efímero del IVAM

Por Lparmino @lparmino

Liang Binbin y el universo efímero del IVAM

La profundidad del patio inclinado, 2012, Liang Binbin
Fotografía: Luis Pérez Armiño

Parejo al momento económico que está viviendo el gigante asiático, su arte ha irrumpido con fuerza en el panorama artístico occidental y, por desgracia, ha llegado a ocupar los titulares de los principales medios durante estos días pasados por cuestiones ajenas a la estética. Desde hace unos años, los nombres de los artistas chinos resuenan con fuerza y ocupan con avidez y éxito las galerías y salas de los museos europeos y norteamericanos, a la vez que sus obras y creaciones, cada vez más, alcanzan una alta consideración en el mercado artístico. En este complejo panorama social y cultural que está viviendo China, en el que se puede percibir una cierta apertura que ha dejado obsoleto el arte oficial, los jóvenes creadores se debaten en un mundo complejo marcado por una mundialización y/o globalización arrolladora y vertiginosa que ha colmado la creatividad oriental de interrogantes y nuevos dilemas y desafíos. Liang Binbin es uno de los talentos más prometedores que expone actualmente su obra en el IVAM de Valencia
 

Liang Binbin y el universo efímero del IVAM

La profundidad del patio inclinado, 2012, Liang Binbin
Fotografía: Luis Pérez Armiño

Son muchos los especialistas del mundo del arte que han decidido cargar sus tintas contra la gestión del IVAM en los últimos tiempos. Su directora, Consuelo Ciscar, ha sido criticada y, entre otros asuntos, se le achaca manejar a su antojo los designios del museo valenciano. Sin embargo, esos mismos críticos deberían ser conscientes de que es algo habitual en el panorama museístico español que los gestores manejen los museos como si se tratasen de cortijos personales. Dentro de la errática política del IVAM ha destacado la apertura al arte actual chino (sin entrar en polémicas derivadas de la adquisición de obras de arte a Gao Ping, líder de la trama desarticulada en la “Operación Emperador”).
La obra de Liang Binbin parte de unas premisas sencillas: las propias obsesiones del artista sobre las que trabaja incansablemente mediante la manipulación de los objetos, las materias y las formas. Como otros muchos creadores chinos de su generación, la tímida apertura cultural de su país ha entrado con fuerza en su imaginario artístico influyendo de forma palpable en su obra. La dualidad de un mundo globalizado, de velocidad en ocasiones excesiva, choca con la fuerte esencia tradicional de la cultura china, promoviendo un conglomerado heterogéneo y original. Liang Binbin fuerza los objetos más cotidianos y más propios de la cultura occidental, los ositos de peluche, los coches, las motocicletas…, y trata de conjurar dos mundos en apariencia tan distintos y alejados que, sin embargo, tras su manipulación artística, forman un todo único novedoso y de alta carga espiritual y natural.

Liang Binbin y el universo efímero del IVAM

La profundidad del patio inclinado, 2012, Liang Binbin
Fotografía: Luis Pérez Armiño

Con motivo de la exposición que acoge el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), Liang Binbin ha creado una serie exclusiva. La sala de exposición ha sido invadida por formas etéreas que crean un entusiasta juego de contrastes en el que la sensación de desequilibrio e inestabilidad invade a un espectador que se adentra en el espacio propio de la obra de arte. Son grandes estructuras realizadas artesanalmente con papel de arroz y caña de bambú, materiales que ofrecen una nueva dicotomía entre la fragilidad del primero y la resistencia estructural del segundo. De los objetos parte una intensa luz que genera un luminóforo, generando un universo pleno de estrellas y el juego de relaciones y colisiones que puede establecerse entre ellas.
Las estructuras son claramente reconocibles y forman parte más que habitual de la imaginería materialista del mundo occidental: un coche, huesos, un corazón, una torre horizontal o el siempre presente teddy bear, un clásico de la iconografía de Liang Binbin. Cada uno de ellos, sin embargo, encierra un significado espiritual básico para el artista del que destaco uno: el coche representa a su país en carrera de acelerada economía. No deja de resultar sorprendente que el vehículo se encuentre en una posición poco convencional, incluso accidentada, ¿un mensaje lleno de presagios para un futuro no muy lejano?
Luis Pérez Armiño

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