Revista Cultura y Ocio
La vida te da sorpresas. Algunas espectacularmente buenas, algunas increíblemente malas y otras sencillamente curiosas. En el post de libros encadenados de junio escribí
"Quisiera pensar que en julio voy a recuperar tiempo de lectura pero con el madrugón completamente absurdo que me estoy metiendo me temo que eso no va pasar"
Aha. Una vez más se confirma que como pitonisa soy un fraude (como en todo). He recuperado tiempo de lectura y he dejado de madrugar...a cambio he perdido un apéndice, pero la verdad es que me ha compensado.
"Solo en Berlín" de Hans Fallada. Berlín y la IIGM. Dos de mis temas favoritos. Es una novela escrita en 1947 sobre la resistencia al nazismo por parte de los berlineses. En la historia aparecen multitud de personajes componiendo un mosaico de la ciudad de Berlín en 1942. Hay algunos "buenos" y heróicos pero la mayoría son rastreros, miserables, interesados y lo peor de cada casa.
El autor murió en 1947, tuvo una vida interesante que se cuenta en un epílogo para el que tenga interés y curiosidad. Es un personaje curioso y Hans Fallada era su seudónimo.
El ambiente de la novela me ha recordado a los dos comics de "Berlín" y también a "Después de la medianoche", "Una mujer en Berlín" y los interrogatorios a algunos de los que aparecían en "El cero y el infinito" de Koestler. Quitando el comic que es actual, los demás fueron escritos durante la guerra o en los años posteriores y todos tienen el mismo tono: áspero, triste y muy realista. Son minuciosos en los detalles de la vida diaria, de la vida cotidiana con todas sus miserias y sus pequeñas alegrías dentro de un ambiente opresivo y agobiante. Un ambiente sin esperanza en el que sin embargo hay que seguir luchando como sea, a veces, la mayoría de las veces por mera supervivencia. "Solo en Berlín" es como una peli antigua en blanco y negro.
La recomiendo para todo el que le guste el tema de Berlín y la II Guerra Mundial, es una visión distinta.
¿Está usted de broma Sr. Feynman? de Richard P. Feynman. Este libro me lo regaló Javi, uno de los más antiguos descerebrados por mi cumpleaños y llevaba en la estantería de pendientes desde febrero. Le llegó el turno durante mi breve estancia en el hospital. Gracias Javi, un millón de gracias.
Para el que no lo sepa, que seguro que hay muchos, Feynman es un físico supermegaultra guay que fue Premio Nobel y que es idolatrado por gran parte de la comunidad científica. Feynman además de físico hacía más cositas como pintar, dar bien en cámara, tocar los bongos e intentar experiencias extrasensoriales y además de todo esto se creía el top de la creación. Por si esto fuera poco Feynman se idolatraba a sí mismo, se quería con locura y pensaba que todo lo que hacía, incluso las chorradas más increibles eran interesantes.
En este libro, Feynman va contando anécdotas de su vida. El principal problema es que se centra en las que le hacen parecer un completo listillo y pasa por alto las interesantes. Con esto consigue que el lector, o por lo menos que yo me fuera hostilizando por momentos según avanzaba en la lectura. Puedo soportar a los listillos, no tengo nada en contra de tener un ego fornido y hermoso pero ¿ es necesario dedicar 15 páginas a contar como consiguió forzar una cajonera de seguridad o cómo aprendió a ligar en bares?
El libro está curioso y se lee fácil pero el principal problema que le veo es que cuando terminas no sientes curiosidad por seguir conociéndole, sino más bien una sensación de "sería muy listo...pero era insoportable". El libro es una ocasión desperdiciada de haberse acercado al público en general y no sólo a los fisicos.
Eso sí, a Feynman y al despelleje despiadado que de su persona he hecho, le voy a tener que agradecer el hecho de publicar mi primer artículo en una revista de "listos de ciencias". Los chicos de Journal of FeelSynapsis me han hecho una oferta que no he podido rechazar. Basicamente me han dicho "venga Moli, ¿a qué no hay huevos de publicarlo aquí?"...seguiré informando.
"Cosa de risa" de William Saroyan. En el mes de abril, un día de muchísimo frío fui a la Feria del Libro Antiguo en Recoletos y compré un libro de una colección antigua y viejuna de esas de papel casi marrón y con letra muy pequeña y muy junta que recogía tres novelas cortas de Saroyan. De él sólo había leído "Esa visible oscuridad" sobre su depresión y me apetecía algo de ficción.
¿Qué puedo decir? Siendo frívola que no me extraña que Saroyan se deprimiera escribiendo estas historias. Es un super dramón, más que eso, es una gran tragedia. Parece el guión de una de esas películas de los años 50 en technicolor que son un drama desde el minuto 1, una de esas películas en las que sabes que nada saldrá bien. Bueno, esta historia va más allá, no es que nada salga bien...es que todo sale mal, rematadamente mal.
Lo leí en una tarde de convalecencia y sólo puedo decir que era tan tremendo y tan triste que consiguió que yo no me sintiera tan mal a pesar de los dolores. No lo recomiendo a no ser que quieras darte al llanto y la depresión.
Que el vasto mundo siga girando de Colun McCann. No consigo recordar cómo este libro llegó a mi lista de libros pendientes pero el caso es que allí estaba y una de mis tías me lo trajo para amenizarme la convalecencia.
Un desastre. Este libro es con mucho el más aburrido que he leído en los dos últimos años. No es que sea malo, no es que agreda, no es que esté mal contado o mal escrito...es peor. Es un completo aburrimiento sin el más mínimo interés. La excusa del libro es Nueva York y el día en que un funambulista cruzó por un cable tendido entre las Torres Gemelas. ( Pinchad en el vídeo que es lo único interesante del libro). En torno a ese día McCann cuenta las historietas de una serie de personajes: unos hermanos irlandeses superintensos, unas prostitutas negras, un matrimonio de drogadictos con pasta, una madre que ha perdido a su hijo en Corea, su marido, otras madres que se reúnen con ella...pero todo como de mucha pena y de mirarse hacia dentro. Todo es triste y sórdido y todos sufren artificalmente y piensan artificialmente. Y lo peor es ABURRIDÍSIMO.
"Las cosas sencillas vuelven a nosotros. Descansan un momento junto a nuestras cajas torácicas, y entonces penetran bruscamente y nos retuercen el corazón".
De Cheever han caído 4 relatos más y repito lo que llevo diciendo desde el principio de año. Ya estáis tardando en leer a Cheever y hacerle un altar a sus relatos.
Por último he leído "Los que sueñan el sueño dorado" de Joan Didion. Lo mejor del mes sin duda alguna. Soy muy fan de Didion a pesar de que creo que en persona no la soportaría. En las fotos ahora es una viejecita adorable y consumida...pero de joven creo que debía ser un pelín intensa y muy preocupada por todo, pero eso no quita para que a para que (casi) todo lo que escribe me guste, me estremezca, me haga pensar o incluso todo a la vez.
"Los que sueñan el sueño dorado" es una recopilación de ensayos y artículos de sus libros. Van desde 1966 a los años 90. Hay algunos sobre su vida en California, otro sobre la época hippie en San Francisco, otro sobre John Wayne maravilloso, otro sobre la vida en Hollywood, otro sobre un crimen en una ciudad de California, otro sobre como se enamoró de Nueva York y uno dedicado a los cuadernos de notas que me inspiró el post de la semana pasada. Cierran el libro un ensayo muy largo sobre la vida en Nueva York a finales de los 80 con el problema racial y de clase retratado a partir de la violación de una corredora en Central Park, un par de artículos breves sobre El Salvador que son espeluznantes por la violencia que retratan y un par de ellos más, a mi modo de ver poco interesantes sobre Miami y el exilio cubano. No es que sean poco interesantes, es que los ensayos sobre política que construyen una situación a partir de un hecho concreto, analizando los hechos, las consecuencias y desde ahí elucubrando lo que puede ocurrir, cuando se leen 20 años después resultan extrañamente desvaídos, resultan hasta cierto punto ingenuos...el lector ya sabe lo que ocurrió y sabe que no se parece en nada a aquello que el autor escribió. La crónica periodística política es un género que caduca muy rápidamente...y al que se le ve la "ficción" enmascarada de objetividad en cuanto pasa un poco de tiempo.
He doblado miles de esquinas y copiado un montón de párrafos. Me gusta como escribe Didion. Tiene una gran capacidad de observación y no se pierde en grandes significados si no que se fija en los pequeños detalles que dan sentido a lo que nos ocurre y que es al final lo que recordamos: lo que llevaba puesto la acusada de matar a su marido, las cortinas amarillas de su primer apartamento en Nueva York, la comida que preparaba cuando se le llenaba la casa a deshora, lo que pedía al servicio de habitaciones cuando hizo su primera gira de promoción. Esos detalles son los que al recordarlos te anclan al pasado y permiten reconstruir todas las sensaciones.
Del capítulo dedicado a John Wayne al que admiró de pequeña y acabó conociendo de adulta me quedo con este párrafo:
"La verdad es que al crecer yo no me convertí en la clase de mujer que protagoniza una película del oeste, y aunque los hombres a los que he conocido han tenido muchas virtudes y me han llevado a vivir a muchos sitios, nunca han sido John Wayne, y nunca me han llevado tampoco a ese recodo del río donde crecen los álamos".
Tiene otro breve capítulo dedicado al que fue su editor, Henry Robbins, durante 13 años, hasta la muerte de él. Didion retrata una relación profesional y también una profunda amistad y una vez más (de hecho la primera vez que lo hace porque por entonces no habían muerto todavía ni su marido ni su hija) es buenísima describiendo las sensaciones ante la muerte de los seres queridos.
"Cuando contemplaba el futuro, creía que todos íbamos a asistir a los funerales de todos. Me equivocaba. No había conseguido imaginármelo, no lo había entendido. Así es como iba a ir la cosa: yo iba a asistir al funeral de Henry, pero él no iba a asistir al mío".
Tiene un capítulo titulado "Del Amor Propio" que tiene cinco páginas y he doblado todas las esquinas. Es tan espectacular que es posible que le dedique un post en exclusiva. Estáis tardando en leer a Didion.
Y con esto un un bizcocho hasta los encadenados de agosto.