Revista Cultura y Ocio
(Este post está pensado para ser leído, pero
también para ser escuchado, haciendo clic en los enlaces. Os propongo mantener
la música como fondo durante la lectura y que os dejéis llevar. ¡Disfrutadlo!)
Hace unas semanas leía un
artículo en El País del crítico musical Diego
A. Manrique sobre el tipo de líder que eran algunos de los mejores músicos
y sobre el que quiero reflexionar con vosotros.
Frente al modelo del líder que gestiona como un director de orquesta, marcando los
ritmos con la batuta y dando instrucciones claras a su equipo (la orquesta) que
se limita a interpretar la partitura, el mundo actual requiere líderes más parecidos a un ‘jazzman’,
con respuestas instintivas, capacidad de improvisación, audacia creativa, espíritu
de equipo.
Miles Davis es un ejemplo del líder que busca rodearse de los mejores colaboradores o de aquellos que le hacen ‘crecer’ y ser mejor. Miles Davis contrataba a jóvenes talentos con los que tocar, para aprovechar la creatividad propia de la juventud. Además, exprimía el potencial de sus músicos sacándolos al escenario con las mínimas instrucciones.
Como contrapartida, Davis
también era ejemplo del líder que no
permite que nadie sobresalga por encima de él. En lugar de buscar la
cohesión entre sus instrumentistas, prefería que no tuvieran relación entre sí,
para mantenerse en el centro.
En el caso de James Brown (un paréntesis de soul y funk), su egocentrismo y su falta de sensibilidad con las circunstancias ajenas competían con su talento para cohesionar sus bandas, llegando a establecer un sistema de ‘multas’ ante cualquier falta. Y el roquero Captain Beefheart, de Magic Band, trataba a sus músicos como esclavos: explotándolos, humillándolos y dividiéndolos.
Por el contrario, Duke Ellington (de nuevo, un maestro del jazz) es el ejemplo del líder que prefiere un equipo estable y comprometido, asumiendo su responsabilidad ante los errores. El Duque, como se le conoce, se ganaba la lealtad de su orquesta pagando a sus intérpretes puntualmente, aunque las giras terminaran en números rojos (gracias a sus ingresos como compositor).
Sin embargo, y volviendo
a las diferencias entre un director de orquesta y un jazzman, entre un modelo
de empresa más tradicional y jerárquico y uno más moderno y abierto, no podemos
decir que todos los directores de orquesta necesiten batuta o tengan estilos
autoritarios: un buen líder con un
equipo comprometido y cohesionado puede dirigir con sólo un pequeño gesto… Este vídeo lo demuestra y a mí me emociona cada vez que lo veo.