"Supo que el relato del abuelo era cierto, o que al menos lo era en buena parte. O simplemente por unos segundos quiso creerlo y fue suficiente."
Libro: Avenida de la Luz (2015)Autor: María ZaragozaEditorial: Minotauro - Grupo PlanetaGénero: terror, no ficción, fantasíaAño de publicación: marzo 2015Páginas: 320Edición: rústica con solapasWeb: Avenida de la LuzValoración: 8,5/10
¿De qué trata?En 1955, Hermenegildo Pla desapareció sin dejar rastro mientras trabajaba en la Ciudad de la Luz, un proyecto arquitectónico en el subsuelo de Barcelona que debía ampliar la antigua Avenida de la Luz y que nunca llegó a inaugurarse. Diez años después, Herme reapareció como si no hubiera pasado nada y con la misma ropa con la que se había ido a trabajar aquella lejana mañana de 1955. Cuando explicó dónde había estado, nadie le creyó. Cuando el abuelo Herme vuelve a desaparecer, las historias del excéntrico octogenario cobran un nuevo sentido para Pere, su nieto. El joven no dudará en contactar por Internet con Will, un estudiante inglés que busca compañeros de exploración urbana, con la intención de colarse en la zona.
Soy una ávida consumidora de terror aunque, irónicamente, es justamente un género que no me suele saciar del todo. Hasta el día de hoy, puedo contar los dedos de la mano las cintas que me han aterrorizado de verdad, y aún me sobra para comentar mis mejores lecturas. Aunque la novela presente no es que me haya provocado auténticas pesadillas, sí que ha conseguido lo inaudito: conseguir que la leyera con los pelos de punta en gran parte de su relato.
Está más que comprobado que menos es más, y en Avenida de la Luz, todo su esplendor reside en su cercanía. No nos encontramos con ningún fantasma psicópata ni con casas encantadas que se aposentan en cementerios indios, sino en algo mucho más cercano pero, a la vez, más escalofriante: la histórica Avenida de la Luz de Barcelona, la que fuera la primera galería subterránea de Europa en los años 40 y que, en la actualidad, está ocupada por una parte de la estación de los Ferrocarrils de la Generalitat, mientras que la otra, permanece tapiada y repleta de secretos. Es aquí donde empieza el relato, cuando un grupo de curiosos se adentra para comprobar el misterio que la rodea, y con ello, descubrir hasta dónde llega la realidad y aparece el horror a lo desconocidoLo primero que me llamó la atención de la obra de Zaragoza pues fue que se situara en un lugar que estaba a un tiro de piedra de mi trabajo, lo que le otorgaba, ya de partida, una base creíble con hechos fehacientes y conocidos; todo esto hizo que me adentrara en su lectura siendo muy consciente de que iba a poder saborear una realidad palpable y misteriosa, la de una Barcelona escondida pero bien presente en el día a día de muchos urbanitas. Y qué queréis que os diga, este es un inicio que provoca cierta excitación y hace que te zambullas en sus páginas con la mente bien abierta y la curiosidad saliendo de cada poro de tu cuerpo. En adición, Zaragoza añade un elenco de personajes variopintos e imperfectos, con todo tipo de problemas y mucho escepticismo por lo que van a encontrar, lo que hace que conectemos aún más con ellos y toda su situación, que podamos sentir que estamos realmente entre las paredes de la Ciudad de la Luz y que todo es posible. Por último, un estilo claro y conciso, directo y muy visual, que con pocas descripciones y la omnipresente idea de estar en una Barcelona real, hacen que cualquier situación, por muy frívola que sea como recorrer unos pasillos o mirar en el interior de un túnel, cree un terrorífico efecto de hormigueo, de ansiedad por lo que podremos encontrar, y hasta de claustrofobia más que conseguido y merecido.La verdad, solo tengo alabanzas para Avenida de la Luz, pues ha sido una novela muy efectiva en su cometido, muy bien jugada en todos sus aspectos y, sobre todo, muy bien llevada a la hora de provocar escalofríos y terror en los lectores. He agradecido la atmósfera, intensa y lúgubre, las descripciones exactas para evocar cada rincón de la Ciudad, que los personajes actuaran acorde con una situación real y, sobre todo, que Zaragoza supiera instalarme la paranoia en mi propio cerebro y pudiera sentirme prisionera de las galerías. Desde luego, Avenida de la Luz es una eficaz trama de suspense repleta de horrores y desconciertos en el que todo puede ser posible, que empieza como un día más y nos inicia en una travesía simple sobre unas antiguas galerías, pero que nos va provocando paulatinamente con los ruidos, las luces y la desorientación, para que en ningún tiempo podamos olvidar que es un lugar real.
Avenida de la Luz sin duda ha sido toda una sorpresa y va a perdurar mucho en mi memoria. La exquisita combinación de realidad, con una Barcelona cercana pero escondida, y un terror más anclado en lo clásico que lo efectista, han hecho mis delicias como devoradora del género. Zaragoza sabe muy bien insertar sensaciones en sus lectores y que acabes leyendo gran parte de la novela con total inquietud, y su historia, repleta de un suspense al alcance de los más osados, harán que quieras explorar estas míticas galerías... pero desde la seguridad de tu casa.
Con la colaboración de Minotauro y Antonio Torrubia