Tras esta inverosímil y casi absurda premisa Pascal Chaumeil arranca Llévame a la Luna, una comedia-francesa-que-quiere-ser-comedia-romántica-americana, y se nota. Si bien Diane Kruger hace todo lo posible por ser lo que se busca de un film de este tipo, es la disparatada historia la que te lleva a algunos lugares a los que nunca quisiste viajar -y no nos referimos a los exóticos parajes donde se desarrolla la acción-. La escena más “cómica” del film, en la que Isabelle inyecta una y otra vez anestesia a su pobre víctima/marido, parece sacada directamente de una película protagonizada por Leslie Nielsen. Cásate como puedas o French movie podrían ser los verdaderos títulos del film.
Dany Boon se convierte en lo mejor de un film. Eso si, una vez que accedes a entrar al mundo del disparate y dejas de pensar en lo que la comedia francesa era. Porque en el caso de Llévame a la Luna, ese envoltorio de película francesa que por ser francesa damos por hecho que tiene que ser buena es sólo eso, un envoltorio.