Lugar: Sala Shoko. Madrid
Fecha: 30 marzo 2015
Asistencia: 1.000 personas
Artistas Invitados: -
Precio: -
Cuando fuimos más que rockers
Loquillo se considera a sí mismo un artista inquieto de esos que evitan a toda costa acomodarse y repetir una fórmula exitosa hasta la saciedad. Y va a ser cuestión de darle la razón, pues aunque podría llenar grandes salas prácticamente sin bajarse del coche con su formato rock clásico, ahora da un nuevo giro que no es ni jazz, ni poemas de Luis Alberto de Cuenca musicados, ni crooner para teatros, sino que pretende recuperar su raíz rockabilly, que de alguna manera es lo que siempre fue y siempre será.
Así las cosas, este lunes tuvo lugar en la Sala Shoko Madrid la presentación oficial o el ensayo general (son dos formas de verlo no antagónicas esta vez) de esta nueva reinvención de Loquillo, que llega de la mano del disco 'Código Rocker', para el que ha contado con la aclamada banda de género Nu Niles, que estaba oficialmente disuelta pero que ha aceptado reunirse para la ocasión, pues de hecho la oportunidad lo merecía.
'Código Rocker' llega también acompañado de una gira que recorrerá España durante el mes de abril (con patrocinio de Mahou), en la que Loquillo prescinde de su banda de los últimos años y se deja llevar por el vendaval rockabilly de Nu Niles, a los que se suman Josu García en la guitarra y los coros y Jorge Rebenaque al piano y la acordeón, conformando entre todos una banda compacta que se divierte y transmite diversión como si de una fiesta de fin de curso de instituto se tratase, con un maestro de ceremonias de 2 metros que parece también encantado con sus nuevos compinches de pandilla.
La excusa para este regreso al rockabilly es lavar la cara a algunas canciones del cancionero de Loquillo, que según él tienen ahora el tratamiento adecuado y la forma que siempre debieron tener. También podemos darle la razón en este punto, pues el rodillo arranca con 'Eres un rocker' y a partir de ahí la fiesta se desata, a pesar de que en determinados momentos la propuesta pueda parecer demasiado lineal, debido quizás a las limitaciones del género, quebrantadas gracias a una banda que desprecia los corsés y abraza la libertad.
Tras 'Eres un rocker' atacan la versión de 'Train kept a rollin' adaptada como 'El tren de la costa', antes de que vuelva a sonar en un concierto de Loquillo ese viejo clásico que es 'Chanel cocaína y Don Perignon', en el que el músico de alguna manera había dejado de creer, pero que ahora canta con gusto y regusto ante el jolgorio de la parroquia. Esta misma sensación se repetirá más adelante con 'Quiero un camión', multiplicada por diez, reconfirmando la validez de la intención certera.
Suenan también remozadas 'Tatuados', 'Por amor' y 'El hombre de negro' de Johnny Cash, que es la canción bandera que aunque no sea propia, ya nunca falta en ninguna de las mutaciones de Loquillo. 'El crujir de tus rodillas' de Nu Niles da paso a ese añejo tema titulado 'Va por la ciudad', seguida por una más que sensual interpretación de 'La rubia de Hitch', que da paso a la festividad de 'Billy La Roca' y al casi thrash doo wop de 'Soy una cámara', en un momento de especial pegada, remarcada por los siempre cortantes pasos de baile de un Loquillo especialmente sonriente.
En el tramo final parece que la banda tiene ganas de dar rienda suelta a la distorsión con 'Piratas' y especialmente con 'Luché contra la ley', la versión del 'I fought the law' de The Clash en la que el rockabilly se deja un poco de lado inevitablemente, arrollado por la fiereza guitarrera de este clásico, para el que incluso el contrabajo se aparca momentáneamente. Y tras The Clash suena 'Quiero un camión', un tema abandonado hace años a pesar de que efectivamente, conserva su pegada y su arraigo en la cultura popular de este país.
La velada termina, ahora sí, con un regalo rockero que en realidad es una cortesía para con Mahou y la banda interpretando 'Feo fuerte y formal' a todo volumen y distorsión, en evidente homenaje a la campaña publicitaria que de un tiempo a esta parte ha desarrollado la empresa cervecera, nos cuentan que con notable éxito de imagen de marca, a pesar de las inevitables reticencias de los más puristas.
Pero patrocinios lícitos al margen (ojalá más empresas, marcas e instituciones pusieran pasta para la cultura en general y la música en particular), cabe tomarse este momento rockabilly como lo que es, una propuesta festiva que sirve para recuperar algunas canciones que de otra manera nunca más Loquillo cantaría.
Y puede que hayamos perdido (momentáneamente) el glamour de Igor Paskual, pero hemos ganado la elegante pericia de Mario Cobo, en solvente dupla con Josu García, dentro de unos Nu Niles ampliados que hacen feliz al cantante de marras y reparten felicidad a la bailonga concurrencia. Y eso en realidad no tiene precio ni patrocinio posible y hay que aprovecharlo antes de la próxima mutación del maestro de ceremonias, pues por mucho que se empeñe ya es mucho más que rocker.
Fechas de la gira AQUÍ