Revista Cine

Los 10 grandes despropósitos inaugurales del Festival de Cannes

Publicado el 02 febrero 2011 por Fimin

Cannes comienza a dar señales de vida y ya tenemos la película inaugural para la 64º edición que tendrá lugar el próximo mes de mayo. Será el "Midnight in Paris," de Woody Allen, sin duda, un mal menor visto que el año pasado fue ni más ni menos que el principe de los ladrones. Así es, fue “Robin Hood” quien tuvo el placer de inaugurar el festival. ¿Ridley Scott? Hum-hum. Las motas de polvo se posaban sobre la mesa. La leche se cortaba en mi taza de café. Un repentino silencio vestía el aire estanco de la oficina... Si Cannes levantó la Nouvelle Vague, introdujo el cine asiático en Europa y consolidó el cine de autor, ¿qué necesidad había de abrir con Ridley Scott? Pero no seamos necios, lo último de Brillante Mendoza o de la popularísima Mia Hansen-Love no movería ni a un alma hasta la premiere. ¿Y un despropósito con Russell Crowe y Cate Blanchett? Sin duda. Promoción es dinero para un festival en tiempos de crisis. Por eso hoy recuperamos post y hacemos un repaso por los 10 últimos fracasos que no sólo han pasado por Cannes, sino que le han sacado lustre a su soleada alfombra roja.

2010 / 63ª Edición / “Robin Hood”, de Ridley Scott.
Un plantel de secundarios de altura (William Hurt y el mismísimo Max Von Sydow) y un guión de hierro asegurado (firmado por Brian Helgeland, nominado al Osca por “Mystic RIver” y ganador de la estatuilla por “L.A. Confidential”) no son sinónimo de película digna de abrir Cannes. Dos son las razones. Por un lado, la muestra francesa nos tiene acostumbrados a una línea editorial más cercana al ensayo que la liviana densidad del mainstream. Por otro, nuestra confianza en el director de la brillante “Blade Runner” de desvaneció cuando títulos como “La teniente O’Neil”, “El reino de los cielos” o “Un buen año” infestaron su carrera. Y después de Errol Flynn, Sean Connery y Kevin Costner (anteriores Hoods de la Hª del Cine) llega el pack de sangre, sudor y Russell Crowe. Scott repite fórmula con el australiano, con quien ya inaugurara Cannes por allá por los dosmiles con su grandilocuente “Gladiator”, que le valió el Oscar a Mejor Actor Protagonista.

Los 10 grandes despropósitos inaugurales del Festival de Cannes

2008 / 61ª Edición / “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal”, de Steven Spielberg.
Escéptica acudía la cúpula crítica española al estreno europeo de “Tiburón” en alguna edición del Festival de San Sebastián perdida en los años setenta. Por aquellos entonces, el terror no era de buen recibo en la autoral Europa y Steven Spielberg era todo un desconocido. Pero la prensa se desató en halagos. La posmodernidad había llegado de la mano de la hibridación de géneros, del nacimiento del blockbuster, de la reformulación del relato ahora protagonizado por un monstruo mecánico. Y quizás esa fuera la última vez que el cineasta judío tuviera realmente cabida en un Festival de Clase A, aunque inaugurara Cannes hace un par de años con la cuarta entrega de la mítica saga del arqueólogo Jones. Una inversión multimillonaria en una súper-producción que no tuvo más que una tibia acogida. Las escenas, los diálogos explicativos y el argumento estaban tan estirados como su propio título. Y La acción, tan aquejada por la edad como el propio Harrison Ford. Otro patinazo de los gavachos a la hora de cerrar su selección.

Los 10 grandes despropósitos inaugurales del Festival de Cannes

2007 / 60º Edición / “My blueberry Nights”, de Wong Kar Wai.
Tres años habían pasado ya desde la paroxística “2046” y el mundo entero ansiaba poder contemplar la nueva película del realizador de “Happy Together”, Palma de Oro al Mejor Director en el 1997. Cannes anunció que “My Blueberry Nights” no sólo estaría en Sección Oficial a concurso, sino que abriría el Festival. Por todo lo grande. El valor diferencial estaba claro: se trataba del primer filme del hongkonés rodado en Estados Unidos, con estrellas hollywoodienses y plenamente en inglés. Pero llegó la premier y con ella, los llantos. Una Norah Jones protagonista tan vacía de carisma como la propia película de argumento. Un título borracho de sacarina para un director borracho de sí mismo, y es que “My blueberry nights” era una repetición sin sentido de los tics formales de un director que ya no contaba con Christopher Doyle a su vera. Lucecitas teñidas y rampas de velocidad que bailaban al son de una de las mayores decepciones que ha vivido Cannes.
¿Una curiosidad? La musa de Kar Wai, Maggie Cheung (“In the mood for love”), era miembro del Jurado de aquella edición y aún así la roadmovie no consiguió ni un mísero premio técnico. Por el contrario, la otra representación asiática de la Sección Oficial consiguió el Grand Prix: Naomi Kawase con su contemplativa y mística “Bosque de luto”.

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2006 / 59ª Edición / “El código da Vinci”, de Ron Howard.
La adaptación de este best seller de Dan Brown venía de la mano de una cantidad ingente de lectores ávidos de revivir este thriller vaticanesco en la gran pantalla. Promoción infinita y público potencial incluso antes de invertir ni un sólo dólar en la producción. Y en consecuencia, promoción infinita y gran repercusión mediática para un festival como Cannes. Eso sí, las expectativas de la crítica internacional en relación al nuevo título del director de “Una mente maravillosa” era inversamente proporcionales a las de los lectores del código. Perlas salieron por la boca de la mayoría: “Un ?Código Da Vinci? que cuesta más verlo que leerlo” (A. O. Scott), “Protagonizada por un Tom Hanks que ofrece su primera actuación sinceramente sosa” (Michael Phillips) o “No hay código a descrifrar. ?Da Vinci? es una adaptación mala, aburrida, monótona y poco ingeniosa” (Peter Travers). La polémica protagonizada por los comunicados de prensa que el Vaticano emitió proponiendo una retirada de la blasfema película no estaban a la altura del liviano y mediocre contenido de la narración. Y es que Howard quizás debería haberse plantado tras “1,2,3... Splash”.

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2005 / 58º Edición / “Lemming”, de Dominik Moll.
Charlotte Gaingsbourg y Charlotte Rampling protagonizaban este thriller de producción francesa que el Festival decidió que inauguraría edición, además de representar a Francia en la Sección oficial. La película, hundida en un terrible gris medio y con un pulso narrativo cuestionable, pasó sin pena ni gloria tanto por Cannes como por Sitges, César o los Premios del Cine Europeo. Alguna nominación, nunca un sólo galardón. Y es que aquél año competían, junto a la olvidadísima “Lemming”, grandes títulos hoy ya consolidados como “El niño” (de los Hermanos Dardenne), “Caché” (Michael Haneke), “Flores Rotas” (Jim Jarmusch) o “Los tres entierros de Melquíades Estrada” (Tommy Lee Jones).

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2004 / 57ª Edición / “Troya”, de Wolfang Petersen.
Aunque en el 2004 inaugurara el Festival la película más polémica y compleja de Pedro Almodóvar, “La mala educación”, captó especial interés por parte de la prensa internacional el pre-estreno de “Troya” dentro del programa del festival. La fórmula olía a vieja, pues el nuevo título del director de “Air Force One” y “La tormenta perfecta” era un drama histórico que bebía de la estela de éxito y moda que “Gladiator” había destapado un par de años atrás. Eso sí, se trataba de un péplum con menos ojo clínico y con absolutamente ningún rigor histórico. Eso sí, el paso del Brad maduro al Pitt vigoréxico fue una fórmula mucho más eficaz que la mediocre “Poseidón”, título directamente posterior de Wolfang Petersen.

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2003 / 56ª Edición / “Fan Fan La Tulipe”, de Gérard Krawczyk.
De nuevo el Festival de Cannes se empecinó en abrir edición dando bombo y platillo a una gran producción patria que mezclaba la ambientación más barroca y la comedia más casposa. Lo que no se acaba de entender es si la trayectoria del director (autor de la ninguneada saga “Taxi”) o la leve fama de las estrellas protagonistas, Vicent Pérez y una Penélope Cruz todavía no oscarizada, pretendían ser un reclamo que primara el efecto llamada inaugural al a calidad de la proyección. Ambos objetivos fueron un fracaso. Aberto Bermejo lo dejó muy clarito en su momento: “"El trabajo de la pareja protagonista es lo más apreciable de este soberano tostón". Y así arrancaba Cannes.

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2002 / 55ª Edición / “Un final Made in Hollywood”, de Woody Allen.
En esta edición, abrió la caja de pandora el director de “Manhattan”, por aquellos entonces más que consolidado en su cálida y hospitalaria Europa. Eso sí, presentaba esta nueva e irregular comedieta fuera de competición, como había acostumbrado a pactar siempre a excepción de en 1985, cuando ganó el FRIPRESZI con “La rosa púrpura del Cairo”. Años después pre-estrenaría también en Cannes títulos como “Match Point” o “Vicky, Christina, Barcelona”. Lo que no se entiende es por qué eligieron uno de los peores Woody Allen para abrir la semana de cine de la pequeña población de la Costa Azul provenzal.

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2002 / 55ª Edición / “El ataque de los clones”, de George Lucas.
En el 1999 se había estrenado con un éxito atronador la primera entrega de la nueva trilogía de “La guerra de las galaxias”. Esta precuela se titulaba “Episodio I: La amenaza fantasma”, que recuperaba el espíritu de la saga de culto creada por Lucas en los 80. Pues bien, “El ataque de los clones” era el segundo episodio de esta sacudida comercial al imaginario georgeluquiano que narraba la historia de amor entre la siempre bella Natalie Portman y el nuevo guapo de Hollywood Hayden Christensen. Lo que prometía se una mascletá de acción y desenfreno quedaba reducido, finalmente, a un pastiche romántico de 132 minutos que no satisfizo a casi nadie más que al director del Festival de Cannes, por lo visto. Lucas, complacido, decidió estrenar dos años después allí su “Episodio III: La venganza de los Sith”.

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1999 / 52º Edición / “Edtv”, de Ron Howard.
Al director del gran clásico de ayer, de hoy y de siempre “Apolo XIII” no le parecía suficiente aparecer una única vez en nuestro Top Ten de grandes batacazos de la historia de un buen festival y nos brinda un segundo Cameo estelar. Eso sí, ha sido imposible cazarlo de la mano de impertérrito Crowe, cuyas películas con Ron nunca fueron a los Alpes franceses (“Cinderella Man” o “Una mente maravillosa”). Esta vez se nos brindó la premier de esta voluntad de crítica al incipiente movimiento del realityshow televisivo venida a reclamo adolescente. “Edtv” sirvió para consolidar a Matthew McConaughey como fenómeno de masas adolescentes antes de caer en las zarpas de la bebida. “Edtv” compartió con su programación en Cannes una nominación a Escena de Amor más Sexy en los Teen Choice Awards, junto con el Cannes del 59, un punto de inflexión en el rumbo de la cinematografía mundial. Por cierto, Ron no ganó el Teen Choice Award.

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