Sea como fuere es evidente que tanto en el género biopic como en el documental encontraremos buenos y malos ejemplos de esto que decimos pero en esta ocasión nos vamos a quedar con 3 ejemplos fascinantes sobre el documental cinematográfico, tres obras muy diferentes entre ellas pero que acaban hablando con pasión sobre el oficio de hacer cine.
El primero de ellos es 'Milius', dedicado a la figura de John Milius, cineasta radical donde los haya y que explica con precisión la llegada al éxito y su posterior caída. Milius siempre fue alguien que nadó a contracorriente. Su fuerte personalidad, su carácter y su pasión por las armas le granjearon pronto una reputación dentro de la industria. Pero a pesar de su mala fama, sus trabajos como guionista hicieron de él uno de los más solicitados (suyas son las revisiones de guión de 'Harry el sucio' o 'Apocalipsis Now').
Sus primero guiones fueron vendidos rápidamente y empezó a labrarse un nombre dentro de la industria, sin embargo Milius odiaba que sus trabajos fueran modificados y decidió empezar a dirigir sus propias historias al mismo tiempo que seguía escribiendo guiones para sus amigos (como por ejemplo, el monólogo de Robert Shaw en 'Tiburón' sobre la tragedia del buque Indianápolis.
Su carrera estuvo llena de obstáculos. Después de escribir el guión de 'Apocalipsis Now' para el que se entrevistó con muchos veteranos de Vietnam, perdió un Oscar al mejor guión más que merecido en beneficio de 'Kramer contra Kramer'. Pero a él no le importó. De hecho se fue a comer una hamburguesa con Spielberg tras la ceremónia.
Después de rodar 'Conan, el bárbaro' y de conseguir un éxito monumental, su idea inicial de realizar una trilogía fue desestimada cuando le apartaron del proyecto, convirtiendo las películas de Conan en poco más que una burda imitación de lo que Milius había conseguido.
Considerado un hombre de derechas, su ocaso vino con 'Amanecer Rojo', con el que fue acusado directamente de fascista y volvió a quedar relegado a un plano secundario dentro de Hollywood. Sus años posteriores los pasó rodando películas mucho menos ambiciosas y cuando volvía a resurgir su carrera como productor y escritor con la serie 'Roma', un ictus cerebral lo apartó definitivamente del mundo del cine, y a pesar de que se ha recuperado en parte (ha podido volver a disparar al plato pero no ha recuperado el habla) no ha tenido más remedio que descartar dirigir su proyecto más ambicioso y soñado, una biografía de Gengis Khan.
'Milius' se sustenta básicamente en las opiniones de sus compañeros y amigos de profesión, que hablan maravillas de él y le rinden un sentido homenaje y resulta una fascinante radiografía sobre el carácter de un hombre que
durante toda su carrera tuvo que luchar para no dejarse pisar por nadie e intentó cambiar Hollywood con su radicalidad pero acabó engullido por la propia indústria que tomó de él sólo lo más básico de su discurso anarquista e independiente.De la vida y milagros de un director como John Milius pasamos a la vida y milagros de toda una productora. Es lo que nos cuenta 'Electric Bogaloo, la loca historia de Cannon Films' cuyo título describe perfectamente lo que nos muestra, una visión de lo que supuso la irrupción de la productora Cannon en Hollywood.
A través de entrevistas y fragmentos de sus películas, el documental cuenta la historia de los primos Yoram Globus y Menahem Golan, propietarios de Cannon Films, que consiguieron levantar un imperio cinematográfico rodando películas la gran mayoría de ínfima calidad pero que llenaron las salas durante los 80.
Después de una exitosa carrera cinematográfica en su Israel natal, Globus y Golan llegaron a USA decididos a probar suerte en el mercado norteamericano. Compraron una pequeña compañía llamada Cannon Group dedicada al cine de serie Z y empezaron su expansión en Hollywood. En sus inicios siguieron con el tipo de producciones que hasta ese momento realizaba la productora, slasher y películas pseudo eróticas, pero pronto cambiarion el rumbo empezando a producir films con grandes dosis de violencia, algunos tachados hoy en día de fascistas pero que atrajeron en masa a los espectadores.
En unos Estados Unidos inmersos en plena era Reagan, los films de la Cannon causaron sensación. Reciclaron a un actor ya en el ocaso de su carrera como Charles Bronson en justiciero urbano en películas como 'Yo soy la justicia' y convirtió en el héroe del momento a Chuck Norris, al que le enconmendaban tanto ir a rescatar a prisioneros en 'Desaparecido en combate' como a salvar a los pasajeros de un avión secuestrado por terroristas en 'Delta Force'.
La Cannon se atrevía con cualquier género. Artes marciales y ninjas (la saga de 'El Guerrero Americano' protagonizada por Michael Dudikoff), ciencia ficción ('Lifeforce' de Tobe Hooper), aventuras clásicas ('Las Minas del Rey Salomón', protagonizada por Richard Chamberlain y Sharon Stone) e incluso productos musicales ('Breakdance', un musical a ritmo de rap y hip-hop que fue uno de los mayores éxitos de la compañía).
La fórmula que utilizaban Globus y Golan era sencilla: el primero se ocupaba de la parte financiera y el segundo de la artística, llegando a dirigir él mismo algunas de sus propias películas. Su rápida forma de trabajar generaba multitud de films de presupuesto muy bajo que hacían fácil su rendimiento en taquilla y que generaban suficientes ingresos para seguir produciendo más películas.
La Cannon se había convertido en una de las productoras más potentes de Hollywood a pesar de que la misma industria consideraba a Golan y Globus unos intrusos. Y tal vez lo eran pero no se les podía negar que habían sabido aprovechar su momento. En pleno éxito y sin saber frenar el ritmo que llevaba la compañía, sus producciones cada vez se volvieron más importantes y más descabelladas y a mediados de los 80 la compañía empezó a encadenar fracasos y pérdidas, y a pesar de que fue en ese momento cuando produjo quizás sus mejores films para directores como Franco Zeffirelli, John Cassavettes o Jean Luc Godard, no pudo evitar el fin de la productora tras una separación poco amistosa entre Golan y Globus.
La Cannon, que fue la productora estrella de los años 80 y la gran proveedora de los videoclubs de la época está siendo reivindicada hoy en día como fenómeno cultural, en parte por ese revival que está teniendo todo lo que huele a los 80 pero también se reivindica su manera de hacer cine puesto que en el fondo y pese a la ínfima calidad de gran parte de su catálogo, es toda una declaración de amor a la profesión.
El último documental explica lo que posiblemente pudo haber sido la película más grande la historia del cine, en todos los sentidos. 'Jodorowsky's Dune' narra el apasionante intento fallido de llevar al cine la novela de Frank Herbert 'Dune' por parte de Alejandro Jodorowsky que tal y como él mismo declara en el documental pretendía que fuese la primera película que provocase un efecto en el espectador como si hubiese tomado LSD... sin haberlo tomado.
Pero el primer efecto que causa la visión de éste apasionante documental dirigido por Frank Pavich no es el de una alucinación sino una sensación de babeo ante lo que podría haber llegado a ser. Sólo un visionario (o un loco como muchos definen a Jodorowsky) podía atreverse a llevar al cine 'Dune' y lo hizo metiéndose de lleno en el proyecto, reclutando a los mejores artistas, los más talentosos, algunos igual de locos que él, dispuesto a crear una experiencia visual y religiosa.
La película iba a estar protagonizada por su propio hijo Brontis pero a su lado estarían personalidades de la talla de Orson Welles, Mick Jagger, David Carradine y Salvador Dalí.La producción empezó contratando a artistas como Moebius, Chris Foss o H.R. Giger, que se encargaron de realizar todos los story boards de la película. Cada artista estaba encargado de un planeta diferente de los que aparecen en la obra, para dotar así de una personalidad totalmente distinta a cada uno de ellos. Igualmente, cada planeta tendría una BSO compuesta por un grupo distinto para crear el mismo efecto distintivo.
Pero el proyecto estaba condenado al fracaso. A pesar de que aparentemente todo marchaba sobre ruedas, el coste de la producción aumentaba a pasos agigantados. Jodorowsky no reparaba en gastos, y si tenía que prometer sueldos astronómicos a sus actores con tal de que accediesen a salir en su película lo hacía sin problemas (Dalí accedió a rodar el film si le convertían en el actor mejor pagado del mundo y Jodorowsky le prometió que le pagaría 100.000 $ por minuto aparecido en pantalla).
Después de dos años de trabajo intenso el proyecto se vino abajo y los derechos para hacer una película caducaron en 1982 siendo adquiridos por Dino DeLaurentiis que finalmente produjo un film que dirigió David Lynch, quedando para la posteridad el proyecto de Jodorowsky, del que sólo queda un libro en el que el propio artista recuperó el guión visual y los diseños realizados por H. R. Giger, Moebius y Chris Foss, un libro del que sólo quedan 2 copias en el mundo.
Hacer hoy en día una película tan inmensa como pretendía Jodorowsky sería prácticamente impensable pero no imposible. El directro Nicolas Winding Refn asegura ser la única persona en el mundo que ha 'visto' la película. No porque exista alguna versión rodada sino porque el propio Jodorowsky, con la ayuda del mencionado libro que recopila el story board visual, le contó al director danés cómo era la película. Tal vez algún día (crucemos los dedos para que así sea) Winding Refn, un realizador tan visionario y/o loco como Jodorowsky se atreva a retomar el proyecto.
De los tres documentales que comentamos sólo 'Electric Bogaloo' ha llegado a estrenarse en salas aunque con una vida comercial muy limitada pero almenos sí que ha sido editado en dvd (en una excelente edición que simula ser una cinta VHS). De los otros dos sólo 'Milius' ha podido verse en alguna plataforma digital y por el momento, la única manera de ver 'Jodorowsky's Dune' es comprando una edición en DVD o Bluray editada fuera de nuestras fronteras.
Si en ocasiones lamentamos que algunas películas no encuentren distribución en salas en nuestro país con el género documental este problema es mucho más evidente. Una auténtica pena. Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con FacebookCompartir en Pinterest¡Ahora criticas tú!