Los tiempos cambian y las personas ya no leen como lo hacían hace veinte o cincuenta años. La tecnología ha transformado el modo en el que enviamos y recibimos información, dando paso a una nueva era dominada por la inmediatez.
A diario nos vemos expuestos a una cantidad inaudita de información, por lo que cada mensaje tiene muy poco tiempo para llegar a nosotros y llamar nuestra atención. Todo ello representa un gran desafío para los redactores, pues si ahora perseguimos la practicidad en cada aspecto nuestras vidas, lo que leemos y escribimos no será la excepción.
¿Cómo adaptar nuestros escritos a la modernidad?
Esta es una pregunta que nos hacemos todos. Hoy en día, los textos deben poseer ciertas cualidades, indistintamente del medio al que vayan dirigidos. Aquí repasamos algunas de ellas:
Ser claroLa mayor premisa de cualquier escrito es hacerse entender. Ya hemos dicho que los lectores disponen cada vez de menos tiempo, así que ¿por qué complicarles la vida con textos densos y difíciles de comprender? La mayoría elegirá pasar de nuestro escrito y serán pocos los que se tomen el trabajo de descifrarlo, pero incluso ellos quedarán con una mala sensación respecto a lo leído. Tenemos que desprendernos de los modismos, de los regionalismos y de las palabras ambiguas. Parece tedioso buscar las palabras precisas para cada idea, pero es un esfuerzo que bien vale la pena y nuestros lectores nos lo agradecerán.
Ser concisoIr al grano, así de simple. Nuestros lectores ya no están para largas introducciones, idas y venidas, o palabras vacías. Hay que usar la medida justa de palabras para decir cada cosa, eliminar los adjetivos y adverbios que solo sirven de adorno, preferir las formas verbales simples a las complejas. Un claro ejemplo lo podemos encontrar en Twitter, donde para expresar una idea tenemos un límite de 140 caracteres. Es sorprendente la cantidad de información que podemos transmitir con tan pocas palabras: Noticias, opiniones, microcuentos y más. Para conseguir un texto conciso existe una única regla: Menos es más.
Ser sencilloNo importa cuánto sepamos de gramática, ortografía y redacción; si no escribimos con naturalidad cualquier conocimiento será obsoleto. Aunque el lenguaje escrito implica ciertas dificultades con respecto al oral, debemos hacer lo posible para que este se aproxime a la naturalidad de una conversación. Hay una cualidad de la que se habla poco, pero que es la más importante para transmitir un mensaje al lector: La verosimilitud. Necesitamos que lo que escribimos sea visto como verdad, y para eso nada peor que un texto sin vida y artificial. La sencillez al escribir nos permite lograr un efecto de confianza y veracidad, aspectos imprescindibles para crear un vínculo con el lector.
Ser originalAlgo que nunca podrá hacer ni la mejor de las máquinas es redactar un texto. Si bien el estudio de un idioma se basa en ciertas reglas, la comunicación requiere de cierto grado de autenticidad y expresividad. Existen tipos de redacción que nos otorgan más licencias que otros, como la escritura creativa; pero esto tampoco quiere decir que no haya lugar para la originalidad en un ensayo académico o en un tratado científico. Las fórmulas de composición textual nos sirven como guía, mas no debemos excedernos en lo riguroso, ya que así nuestros escritos resultarían fríos, mecánicos e intrascendentes. Que hayamos aprendido leyendo a grandes escritores no significa que debamos escribir como ellos. Tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos.
Sin duda existen otros aspectos fundamentales a la hora de redactar un texto. Aquí hemos repasado solo algunos, que consideramos entre los más relevantes. No olvidemos que en nuestros escritos las ideas deben estar ordenadas a través de una estructura lógica. También es importante adecuar el lenguaje que usamos, para que nuestros lectores nos entiendan mejor.
El objetivo final de todo texto es atrapar la atención de quien lee, para que siga leyendo su contenido hasta el final. Como en la redacción no hay reglas absolutas, la mejor forma de lograr ser efectivos será tener presentes estos cuatro pilares: Ser claros, concisos, sencillos y originales.
Los dejo con el acostumbrado consejo:
¿Quieres saber si tu escrito posee estas cuatro cualidades? Dale una lectura rápida a tu texto, poniéndote en el lugar del lector. Juzga la redacción de acuerdo a esa primera lectura, no a la segunda ni a la tercera. Recuerda que los lectores casi siempre juzgan de acuerdo a la primera lectura.Eso es todo por ahora. ¡Nos estaremos leyendo!