Hoy tengo el gusto de contar en mi blog con un amigo y un blogger que no deja indiferente a nadie. Se trata de Sergio Melich, un chaval que pese a su juventud lleva por dentro una sabiduría innata inusual para su edad y con el que puedes tener largas charlas de casi cualquier tema, porque es una persona con una curiosidad insaciable y una manera muy diferente de ver la vida a la que estamos acostumbrados la mayoría.
Sergio está a punto de lanzar un curso sobre relaciones estables y auténticas y cuando me habló de ello, le dije: ¿Por qué no escribes un post sobre este tema? Y es que ¿quién no quiere tener relaciones sanas en su vida, verdad? Creo que tanto si ya estamos en una relación, como si estamos saliendo de una o buscamos pareja, todos deseamos que se trate de algo positivo, enriquecedor, donde haya amor, comunicación, comprensión, respeto, compartir y disfrutar, ¿no es cierto?
Pues bien, Sergio te va a dar las claves en este artículo de lo que NO debes hacer si deseas tener una relación de pareja que yo llamaría sana.
Además, prepárate, porque este artículo puede chocar un poco con lo que acostumbro a publicar en mi blog, pero me encanta ver otras posturas, visiones y maneras de vivir las cosas que no tienen por qué coincidir con lo típico o habitual. Además, estoy segura de que sea cual sea tu situación, este post te dará qué pensar y tal vez te replantees algunas cosas relativas al tema de la pareja. No te entretengo más y doy paso a Sergio.
Los siete destructores de tu relación de pareja
En primer lugar, quiero agradecerle a Masha que me haya abierto de nuevo las puertas de su casa digital.
Hoy vengo a abrirme un poco las carnes y retomar el tema que me trajo a internet en primer lugar. Por eso, ante todo, quiero mencionar que habrá una gran carga personal en este texto.
Eso sí, no se trata de venir a sacarme nada del sombrero ni a contarte mi rollo y que me creas a ciegas porque Masha confía en mí.
Te cuento que llevo doce años manteniendo círculos y comunidades para discutir sobre sexo, seducción, relaciones y estilos de vida. Y es gracias a eso que he aprendido lo que quisiera conversar contigo hoy.
¡Comencemos!
Esta es la razón por la que me meti a hablar sobre relaciones en su día
Cuando yo tenía doce o trece años (es decir, hace entre trece y catorce años en el momento de escribir estas líneas), me pasaba algo muy curioso.
A mi alrededor, pocas personas de mi edad querían una relación auténtica.
Decían que estaban saliendo con alguien para quitarse el marrón de ser percibidos como promiscuos. ¡Y ya está!
En concreto, a mí me lo hicieron tantas mujeres jóvenes que comencé a negarme a ser el novio de nadie. Y en consecuencia, empecé a ser percibido como "un cabrón con las tías" (y la cita es literal, por eso las comillas).
Pero, ¿qué significaba exactamente eso de "ser un cabrón con las tías"?
Pues que me negaba a participar en su autoconcepto. Si tenían que guardar las apariencias de cara a la galería, era cosa suya.
Y por eso, me encontré en una gran cantidad de situaciones donde yo parecía el malo de la película. Al fin y al cabo, ¡el que quería tener sexo sin compromiso era yo!
El comprender la lógica detrás de esto le tomó más de cinco años a mis amigos... Así que a ver si consigo sintetizarlo aquí en un par de líneas.
Era un cabrón por darle a las mujeres lo que querían realmente de mí; pero como a mí me daba la gana dárselo. Es decir, que una vez me quedaba claro que sus intenciones eran puramente de sexo casual, no me molestaba en fingir un enamoramiento.
Entonces, "ser un cabrón con las tías" se convirtió en "ser honesto y directo".Eso sí, tuve que afrontar primero otro par de situaciones dramáticas... Porque si no, esta historia tendría poca chicha detrás.
Por suerte, esta vez tenían que ver con otro problema distinto: la gente se dedicaba a marearme.
¿Y a qué me refiero con esto? Pues a que me contaban que tenían unos deseos y unas intenciones distintos de los que luego demostraban. Y, por supuesto, el problema estaba en el comportamiento de las sospechosas habituales.
Que por cierto, ¡seguro que te suena! Porque se basa en darte a entender que quieren lo mismo que tú, para luego tratar de amoldarte a lo que quieren realmente.
Razón por la cual me negué directamente a tener compromiso de ninguna clase durante varios años. Y más con gente de mi edad.
Por simple exposición a un contexto en el que todo marea, terminé dedicándome a "no marear"
Es decir, a ser tan claro y tan directo como puedo con mi identidad, mis propósitos y el estilo de vida que deseo.
Todo esto bajo la premisa de que la otra persona tiene inteligencia emocional y madurez de sobra para tres cosas:
- Captar el mensaje y ser recíproca con el mismo.
- No convertirlo en una lucha o en un juego de poder.
- Decidir y comunicarme cómo se siente al respecto de nuestro intercambio de impresiones.
Porque solamente así será como podemos pensar siquiera en construir las bases de una relación. ¡Sea del tipo que sea!
Y aunque siempre he trabajado con hombres, las mujeres también se sienten atraídas por este concepto
El motivo me parece más que evidente... A ellas tampoco les interesa que las mareen.
Y por supuesto, cada vez son más expresivas y enfáticas al respecto. Con lo cual, muchas acaban acudiendo a mí porque quieren liderar con el ejemplo.
Al fin y al cabo, mi trabajo tiene premisas que son comunes entre hombres y mujeres:
- Me centro en ir de dentro hacia fuera, y en potenciar la responsabilidad personal.
- Me baso en la claridad. Algo sumamente importante cuando hay tanto ruido y tantas distracciones.
- Hay componentes individuales y componentes grupales. Todo el mundo aprecia la intimidad y el apoyo.
- Mi sistema funciona a base de sanar nuestro relato vital, pues nos considero cuentacuentos profesionales.
Ahora, esto precisa de una explicación extensa que no te puedo dar aquí.
Te aconsejo que vayas a mi blog y leas este post sobre el Legendario Personal. Aunque también puedes hacerlo más tarde, cuando hayas completado esta lectura. ¡Tú decides!
Y siendo así las cosas, no es de extrañar que mi trabajo sea unisex
A pesar de todos los intentos que hice por tener un avatar de cliente ideal puramente masculino, también apelo a la esencia masculina de las mujeres.
Y por supuesto, a los aspectos comunes de ambos sexos. Porque, como no podría ser de otro modo...
...todos queremos librarnos de fantasmas y heridas de relaciones pasadas. ...deseamos construir las relaciones con las que soñamos. ...anhelamos sentirnos amados y dignos de recibir amor. ...y, por supuesto, todos codiciamos el poder de influir en la creación de nuestra situación ideal.Así que vengo a compartir mi secreto para ser el responsable de vivir las relaciones con las que soñamos
¡Aunque lo voy a hacer de una forma un poco curiosa!
En estos momentos estoy lanzando mi curso sobre relaciones auténticas y voy a aprovechar para ofrecerte una parte de su contenido aquí.
Concretamente, voy a identificar para ti las siete cuestiones que destruyen nuestras relaciones. Por supuesto, lo hago con todo el ánimo de que aprendas a reconocerlas y logres evitarlas.
Comencemos por describirlas, si te parece. 🙂
Destructor #1: Tener unas prioridades poco claras, confusas o contradictorias
Todos hemos tenido la sensación de que no somos parte del top 3 de prioridades de nuestra pareja en algún momento. Y en el peor de los casos, que no formamos parte de ninguna de sus prioridades en absoluto.
Peor todavía cuando se trata de una persona fácilmente impresionable. Un día puede querer viajar por toda Asia como preludio a una vuelta al mundo; y al siguiente asentarse por los siglos de los siglos en una ciudad que le ha sorbido el seso.
Y mejor no hablemos de matrimonio y de paternidad, ¡porque acabamos al borde del suicidio!
Lo peor de todo es un detalle casi obvio. Si uno no tiene las cosas claras, tampoco se las puede aclarar a nadie más. Y es que las prioridades cambian. Crecen con nosotros.
Sería genial que lo tengamos en cuenta para nuestras relaciones.
Destructor #2: Las proyecciones
Todos hemos tenido algún episodio de estos.
O bien hemos identificado a alguien con un prejuicio o una herida de nuestra colección personal; o nos han colgado el mochuelo a nosotros por las creencias personales del otro.
También puede que nos tocase pringar por lo que nuesra pareja tuvo que aguantar en el pasado.
Y es que nos encanta llegar a una nueva relación con todas nuestras heridas sin curar. Por si acaso un clavo saca al otro, ¿verdad?
Porque no sabemos darnos un tiempo a solas, por miedo a esa misma soledad. Y lo triste del asunto es que llegamos tiernos y frágiles a una relación... Y terminamos demandando que el otro sea nuestro salvador.
Pero acabará dejándonos, porque le exigimos lo que nosotros mismos no nos procuramos. No hay persona capaz de dar tanto como para llenar el vacío de quien se niega su amor propio.
Destructor #3: Falta de reciprocidad, equilibrio y compromiso común
A una relación no se llega alegremente en plan "a mi manera o carretera".
Cuando estaba en la industria de la seducción, se hizo famoso un señor que decía que el más importante de la relación eres tú. Como es obvio, se le fue de las manos lo del egoísmo positivo.
Y ahora me voy a hacer eco de uno de mis cómicos favoritos y más respetados: Chris Rock. Creo que explicará este punto perfectamente.
En su último especial de comedia ( Tambourine, "Pandereta" en inglés), dice lo siguiente:
"Las relaciones son como una banda de música. A veces te toca ser el cantante principal, y a veces tienes que ser el de la pandereta. Y cualquiera que sea el puesto que te toque, tienes que hacerlo bien. ¡Y hacerlo con alegría!"También dice esto:
"Si te toca la pandereta, más te vale ponerle el mismo empeño que cuando te toca estar al frente. O harás que la relación se vaya a la mierda."Destructor #4: Los ritmos y momentos vitales divergentes, cuando no hay voluntad de conciliar
Este me afecta personalmente desde hace mucho tiempo, dado que mantengo relaciones con personas mayores que yo.
Por lo general, me sacan un mínimo de diez a doce años de edad. He salido con madres solteras y con mujeres divorciadas con hijos. He tenido relaciones abiertas y cerradas, así como múltiples y monógamas.
Y también he salido con viajeras, hippies, bailarinas, hijas de embajadores, doctoras, alguna policía y una gran mayoría de trabajadoras por cuenta ajena; siendo yo emprendedor y trabajando desde mi habitación.
Así que puedes creerme cuando te digo que esta es la famosa autopista al infierno sobre la que cantaban los de ACDC.
¡Y esto me lleva al siguiente punto!
Destructor #5: Los límites difusos
Visto lo que te he contado en el punto anterior, tengo que decirte esto.
Lo suyo es exponerse a las personas con situaciones radicalmente distintas a la tuya con cabeza y conciencia. Por cada una de estas cosas locas que he hecho, aprendí algo para llevar mejor mi relación actual.
Somos una pareja abierta, y exploramos las cosas juntos. Ninguno de los dos quiere hijos ni ahora ni más tarde, aunque si eso cambia nos lo haremos saber. Ambos queremos trabajar mediante internet y poder viajar a donde queramos.
Sabemos lo importante, lo irrenunciable y todo eso. Y a partir de ahí desarrollamos todos los demás acuerdos de la relación. Si podemos evitarlo, jamás dejamos ningún límite en términos ambiguos o escasamente marcado.
Y sí, la idea del nombre de esta sección me la dio la canción de Robin Thicke. Lo diré de nuevo: si no se tienen las cosas claras, no se puede aclararle nada a nadie.
Destructor #6: Cortar el hilo de la comunicación
Este es algo así como el resultado emocional de todos los anteriores.
Como las cosas pintan feo y nos parecen obviamente catastróficas, no queremos decir nada. No sea que nos reviente en la cara la situación. Aunque en ocasiones es más bien por esa cosa tonta... Ya sabes: "yo no diré nada, porque ya tendría que saberlo por su cuenta".
Pues ahí va un pequeño secretito: nadie sabe qué demonios hay dentro de tu cabeza. ¡Y menos si tú no te abres al respecto!
Y sí, aquí me refiero exclusivamente a lo negativo, porque lo bueno todos queremos compartirlo libremente y en cualquier momento.
En mi texto Seis cosas que te alejan de tener las relaciones que sueñas, dije algo como esto:
Cosa que de hecho me ha pasado más de una vez. Para mi desgracia, no siempre consigo que la otra persona sea tan abierta y expresiva como yo.
Destructor #7: La dependencia emocional, especialmente junto a vínculos internos desatendidos
Ojito con el último, que me he guardado el más fuerte para el final.
Hay relaciones que de alguna forma sobreviven con personas dependientes en ellas.
Aunque, como ya he dicho, dura tanto tiempo como la parte no dependiente de la relación es capaz de aguantar el drenaje continuo de la parte dependiente.
Una persona que siente que no hace más que dar a la otra, acaba por resistirse a dar. En especial cuando parece que trata de llenar un pozo sin fondo. ¡Y es que hay personas que entran a las relaciones sin sanar sus vínculos internos!
Por ejemplo, sus relaciones con su clan y todo lo transgeneracional. O con su niño interior. O con su adulto interior...
¡E incluso los hay que cometen la temeridad de llevarse mal con el capitán de su barco y ser colegas de los saboteadores!
Para personas así, el amor y las atenciones ajenas se convierten en instrumentos de validación. Y los usan para no tener que salir de su victimismo ilustrado.
Y en síntesis, la solución sería la siguiente
- Trabajar cada día para tener claro lo que haga falta. La meta es ser absolutamente claros nosotros mismos.
- Nunca hay que acostarse con cosas pendientes de hablar. Así es como se infecta cualquiera de las heridas que nos hacemos por discutir.
- No debemos temerle a ser la persona que tira del carro, que quiere más al otro, o que lleva la iniciativa y el peso de la relación en un momento dado. Al siguiente podemos ser nosotros los que vamos a remolque o pasamos al segundo plano.
- Recibir terapia no es un estigma. Y no, no todos los terapeutas quieren lucrarse a tus expensas. Basta con buscar personas que te inspiren confianza y te ayuden realmente, y aprovechar sus servicios.
Con todo esto dicho, ahora tengo una invitación que hacerte
Si has leído todo esto y te has sentido identificado con ello, no desesperes. Somos humanos, y es parte de nuestra naturaleza equivocarnos.
Lo importante es que también está en nuestra naturaleza la posibilidad de cambiar y aprender.
¡Por eso quiero invitarte a formar parte de mi comunidad de aprendizaje sobre relaciones auténticas!
El próximo día 10 de julio de 2018 comienzo un curso intensivo de siete semanas. Y si lo terminas, me comprometo a mantener viva la comunidad para ti hasta el 10 de julio de 2019. Entonces podrás decidir si repetimos la aventura.
Si te gusta la idea, te cuento los detalles morbosos
Esto es lo más importante que podrás aprender dentro del curso:
- Construir y mantener relaciones más duraderas y profundas.
- Evitar las infidelidades, las rupturas traumáticas y los juegos de poder.
- No marear a nadie ni dejarte marear tú mismo.
- Transformar los acuerdos de la relación a medida que ambos crecéis y cambiáis.
- Lograr que la relación represente los deseos individuales de ambos, así como los conjuntos.
- Pulirte para ser la persona digna de mantener esa relación con la que sueñas.
Si sientes que puedes confiar en mí, estaré encantado de acogerte en este grupo y acompañarte mientras haces realidad tu relación soñada. Entra en este enlace donde tienes toda la información detallada del curso (y verás que el precio en promoción es prácticamente simbólico para que casi cualquier persona pueda formarte parte del grupo).
Sergio se ha graduado en Pedagogía (UCM) porque adora las posibilidades de la educación para transformar vidas y contextos. Lleva desde 2005 gestionando debates, formaciones y comunidades sobre relaciones, sexualidad y estilos de vida; lo cual le hizo experto en comunidades virtuales de aprendizaje y práctica. Su mantra personal: "todo, menos marear". Autor del blog La vida es fluir. Puedes suscribirte a su blog, sus novedades y actualizaciones aquí.