De esos productores ancestrales y arraigados, cómodos cooperativistas cuyo único interés era vender el aceite lo antes posible, evitando quebraderos de cabeza sobre envasado y comercialización y que dejaban el único salto a la modernidad a las fábricas privadas, se está pasando a cooperativas arriesgadas, que apuestan por un cambio en su recogida, molturación y sobre todo, envasado y venta de su bien más preciado.
Que conste que mi experiencia en este mundo sólo se remite a la recoleccón familar desde niña y a las trifulcas de sobremesa entre mis padres y sus hijos. La lucha entre lo "de toda la vida" y "o cambiamos o terminamos cortando las olivas"
Mi padre es cooperativista, y por ende, nosotros lo somos ahora. En los últimos años en la mayoría de los hogares de la provincia se entablaban las mismas discusiones familiares, padres contra hijos, y parece que al fin, los jóvenes tienen que enseñarle algo a los mayores.
Esto se está plasmando en los nuevos aoves de cosecha temprana que cada vez más, las cooperativas se están atreviendo a sacar. "Pegar un palo" a un olivo en el mes de octubre, algo impensable hace sólo tres o cuatro años, es ahora bandera de calidad.
¿A qué viene esta perorata?
Porque el pasado jueves tuve la suerte de ser invitada a la presentación del nuevo aove Supremo monovarietal Arbosana.
Ya imaginaba que el diseño iba a ser una sorpresa, ya que detrás estaba nada menos que El Creata, otro joven jiennense famoso en las redes por sus #JiennensisExpressions y sus ácidas ilustraciones gráficas sobre temas de actualidad.
Nada más entrar al salón de actos, tuve un espasmo en el maxilar inferior: ¡Una botella rosa para un aove! Sí, rosa "capote", un color que va a dar mucho que hablar en este mundo tan "masculino", tan "serio", con tanta solera y tradición...
Pero hete aquí que llegan dos chicos jóvenes, Andrés García y Alberto Molinero, con ganas de romper moldes y que ya el año pasado hicieron que más de uno volviera los ojos hacia ellos: consiguieron que desde una cooperativa se elaborara un aove de cosecha temprana y que en su primer año de vida consiguió ser premiado por todo el mundo.
No sólo rompen con el envasado, sino que se atreven a sacar un monovarietal Arbosana, cultivada tradicionalmente en el Penedés y utilizada como complemento a la arbequina.
Pues estos chicos han encontrado una finca de cultivo intensivo de arbosana entre picuales y se han lanzado de cabeza a por ella.
Y si esto fuera poco arte, se atreven a vestir esa botella con un lienzo del maestro Manuel Kayser Zapata, artista experto en paisajes y bodegones jiennenses.
Que no me la quiero dar de experta, Dios me libre! Yo sólo soy experta en la cocina de mi casa y también causo estragos de vez en cuando, pero este aove me va a dar mucho juego. Es potente, no es tan suave como la arbequina pero no llega al extremo del picual: tiene su punto de astringencia y amargor, y te deja un regusto picante pero sin perdurar demasiado. Tiene un toque cítrico muy bueno para marinados, carpaccios, verduras poco hechas... y en los dulces, sobre todo con frutas frescas y chocolate.
Pero esta sólo es la opinión de una ama de casa, ese consumidor final que sólo va a la tienda a elegir un aove para disfrutarlo en su hogar, con su familia como expertos gastronómicos y críticos más exigentes.
Por cierto, que nos prometieron más sorpresas... esperemos a la presentación de su picual...
#AOVEMadeInJaenNota de prensa Supremo Arbosana
Manuel Kayser Zapata