“El vino natural ha venido para quedarse” Con esta poderosa sentencia grabada a fuego en las cabezas de los que allí estábamos, arrancaba Sara González (@GarnachadeSara ) la cata de varios vinos naturales, en el Ayuntamiento de Moradillo de Roa . No es la primera vez que hablamos del proyecto de recuperación del barrio de bodegas del municipio ribereño, y una de sus actividades, confío que ya se pueda denominar clásica, es esta cata de vino naturales, todos además de Castilla y León; el cartel era mas que interesante, como interesante era lo heterogéneo que fuimos el publico asistente, desde viticultores, bodegueros, periodistas, algún bloguero suelto y sobre todo, gente curiosa. Ese deseo de explorar nuevos caminos, debe ser siempre un pilar para los aficionados al vino, mas allá de los prejuicios.
Algunos de los vinos naturales que probamos aquella tarde
Arrancamos la cata con fuerza, la que traía el Microbio Nieva York 2017 , que elabora Ismael Gozalo de Microbio Wines con uva verdejo procedente de Nieva, utilizando el método ancestral o Pét-Nat para lograr un vino espumoso natural . Para su elaboración se seleccionan uvas de los primeros días de vendimia, se vinifican y cuando el vino fermentado tiene menor turbidez y densidad, se embotella para que finalice la fermentación alcohólica en botella con sus lías finas, tras lo cual, se hace un degüelle a la volé para quitar las lías y se completa con el mismo vino seco, cerrándose con un tapón al estilo de la cerveza; vino muy curioso, tonos dorados y buena capa, con una buena entrada que recuerda inevitablemente a la sidra, largo y con un marcado regusto amargo final para que no olvidemos que estamos antes una verdejo norteña. La sensación general fue muy positiva, este primer vino natural nos dejó descolocados a casi todos. Tras el llegó Consuelo 2016 , elaborado por Alfredo Maestro con uva albillo de viñedos muy viejos y una crianza en barrica francesa de 12 meses; color dorado pálido, destellos acerados, no engaña con la edad, leve punto dulzón, notas de membrillo, muy fragante y con evolución en nariz a medida que oxigena , buena entrada y buen cuerpo, interesante y me atreví a apuntar “mágico”, no demasiado largo pero muy interesante, demostrando que se pueden elaborar buenos vinos blancos en la Ribera del Duero . El tercer vino jugaba en casa, El Cotarro 2016 elaborado por Alfredo Maestro para el proyecto de recuperación de las bodegas; la evolución de meterle un poco de barrica da al vino una mayor complejidad y carácter que al Cotarro 2015 . Como de este me llevé uno a casa, hablaremos de su cata mas adelante en el tiempo, si aún queda. El cuarto de la tarde se llamaba Churumbi 2017 , y está elaborado por Raúl Calle, viticultor de la Sierra de Gredos que elabora este rosado con uva garnacha sobre sus propias lías por un periodo de 12 meses, y otro cuatro en barrica; estaba recién sacado de la barrica, color rosado extraño, con ciertas notas de reducción, faltándole obviamente paso por botella, cuerpo medio, fruta roja madura muy curiosa, no es un rosado al uso lo mires por donde lo mires, con una discreta largura. Me gustó pero a la vez me pareció una propuesta muy radical, muy para iniciados en vinos naturales. Cerramos la cata, que no la jornada, con el Berretes 2015 elaborado por Microbodega El Alumbro desde tierras zamoranas , un vino orange elaborado con godello y albillo real, fermentado en barrica con sus hollejos, graso, muy potente y con notas melosas en boca y nariz, muy interesante propuesta.
Sin duda queda mucho camino por recorrer, pero la verdad, cada vez que acerco a ellos, a los vinos naturales, me siento mas cerca de empezar a entenderlos, y no solo apreciarlos, por su batalla diaria por emerger de las oscuras trincheras a las que les mandamos por puro desconocimiento. Nos vemos seguro el año que viene en la próxima edición.
R.
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