En nuestra vida cotidiana nos encontramos con muchas situaciones que nos generan algún tipo de malestar emocional, por ejemplo, el estrés producido por el trabajo o por no tenerlo, situaciones familiares o de pareja, problemas económicos o preocupaciones de cualquier índole.
Este malestar emocional suele provocar un estado de activación fisiológica en nuestro organismo que cuando se vuelve excesivo o se mantiene durante largos períodos de tiempo empieza a generar síntomas molestos como dificultades de concentración, sensación de tensión, pensamientos negativos, inquietud, dificultad para llevar a cabo tareas o actividades, incremento de la frecuencia cardíaca, hipertensión arterial, entre muchos otros.
Para poder gestionar esos síntomas contamos con una estrategia que al ser muy sencilla está al alcance de todos, y resulta tener una alta efectividad para reducir los niveles de activación de nuestro organismo, con lo cual la persona puede experimentar un estado psicológico positivo y adaptativo para poder hacer frente a las situaciones que le originan el malestar emocional o el estrés.
Se ha encontrado a lo largo de varios estudios que la adquisición de habilidades de relajación y la puesta en práctica de forma constante y continuada en el tiempo, tienen un efecto preventivo y terapéutico importante. Existen muchas técnicas de relajación (técnicas de respiración, relajación muscular, técnicas posturales y de estiramientos como el yoga, técnicas de visualización e imaginería, etc.) y cada una tiene efectos diferentes para cada persona y según el tipo de problemática que origina el estrés. También hay actividades informales que pueden resultar muy relajantes como escuchar música, bailar, hacer deporte, etc.
Cualquiera de las técnicas de relajación que se utilicen va a traer efectos positivos sobre la salud físcia y mental:
· Disminución del ritmo cardíaco y de la presión arterial.
· Regula la respiración, lo que ayuda a una mayor oxigenación de las células y el cerebro.
· Reduce la tensión muscular, lo que contribuye a mejorar algunas condiciones de dolor.
· Reduce los niveles de algunas sustancias fisiológicas implicadas en la ansiedad (adrenalina, noradrenalina, lactato sanguíneo).
· Mejora el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico.
· Ayuda a reducir los niveles de colesterol y grasas en sangre.
· Contribuye a lograr un estado de descanso profundo.
· Conduce a un estado de relajación y claridad mental que tiene un impacto positivo a la hora de poner en práctica estrategias de resolución de problemas.
· Contribuye a generar pensamientos positivos y creencias positivas, lo que ayuda a mejorar las estrategias de afrontamiento de la persona, ya que puede incrementar la sensación de seguridad y autoconfianza.
Algunos de estos beneficios se experimentan inmediatamente, sobre todos los que son a nivel físico. No obstante para conseguir efectos positivos a nivel psicológico y que se mantengan en el tiempo, es conveniente incorporar ejercicios de relajación en nuestra vida diaria, hasta convertirlos en un hábito.
Fuente: Espacio de Equilibrio emocional.