Revista Cultura y Ocio

Los corazones del pulpo

Por Eltiramilla

¿Queréis leer este libro? Pues no os fijéis en su sinopsis: leedla rápidamente y olvidadla todavía más rápido, porque no hace justicia a esta historia. Hacía tiempo que no leía una novela así, sencilla en apariencia pero con mucha tela que cortar.

Micaela, la protagonista, debe pasar, muy a su pesar, un verano con su padre en Alsacia. Con él y los amigos de su padre: ninguno tiene desperdicio, todos son raros y felices como nadie. Y cultos, muy cultos. También viaja con ellos “La Pava”, una especie de novia del padre de Micalea que es tremendamente tonta. Y luego están los personajes de Alsacia, geniales todos ellos. Este es el escenario. Y fijaos qué curioso: esta historia os hace “estar allí”, casi se puede respirar el aroma del jardín de los abuelos de Ambre, oler los cruasanes recién horneados y sentir un escalofrío al pasar junto a “la casa de la bruja”. Pero lo mejor de este libro es la ironía, escondida en cada renglón de la narración y esperando a que, vosotros, lectores, la leáis y la disfrutéis. Prestad atención a sus capítulos, en cada título hay un regalo.

Y esta maravilla… ¿no tiene un “pero”? Sí, sí lo tiene. Antes os he dicho que tenía mucha tela que cortar, en eso radica su encanto, pero el hecho de llevar varias historias en danza hace que alguna de ellas pierda fuerza y se quede en anécdota. Y tal vez eso haga que el conjunto narrativo pierda brillo. Además, la novela está exquisitamente escrita, demasiado, me temo. El vocabulario que se emplea puede resultar, en ocasiones, difícil de digerir, y esto, lejos de ser una ventaja, se convierte en inconveniente si no le dedicáis al libro toda vuestra atención. ¿Pero queréis que os diga algo? Esta historia merece la pena, aunque se os escape algún “palabro”.

Dejo el tema del título para el final, que ya sabéis que tengo debilidad por ellos. Los corazones del pulpo es un título desconcertante, sí, pero muy acertado. Lo mejor es que hasta el mismo final de la historia no sabréis por qué.

Hace mucho tiempo una amiga mía me dijo que su animal preferido era el pulpo porque tenía dos corazones. Seguro que después de leer esta historia preciosa muchos de vosotros veréis a los pulpos con otros ojos. Feliz lectura.


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