Separemos los tantos: que la inflación sea una realidad creo que nadie puede negarla. Que la acción convenida por la Secretaría de Comercio de congelar los precios durante dos meses no resuelve absolutamente nada pues parecerían tener un par de meses de "changüí" ¿y después?Obviamente, para discutir el tema de la inflación se requiere posicionarse ideológicamente y desde ahí podriamos especular que es una situación delicada (ante el contexto económico internacional que incide negativamente en lo local) que necesita algo más que una receta economicista, pues se necesita la capacidad de control y de reacción de un Estado que pueda desarticular la especulación y la concentración que desde hace decadas poseen las cuatro o cinco cadenas formadoras de precios. Ahora, ¿es para advertir que se pueda dar una maxidevaluación al estilo Rodrigazo, o una hiperinflación descontrolada como la que dio por tierra las ambiciones alfonsinistas? Basta echarles un vistazos para darse cuenta de que se trata de una expresión de deseos por parte de los voceros del stablishment que sueñan (como lo hacen desde hace 10 años) con el fin del kirchnerismo y la irrupción del despertar neoliberal.
En La Nazión de hoy, el analista Jorge Oviedo publica una nota donde aviva los vientos del "fantasma del Rodrigazo"
"La situación es curiosa, porque personas que tienen ideas diametralmente opuestas han hablado del peligro de un nuevo Rodrigazo. Lo hizo el presidente de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, aunque luego rectificó sus palabras, y también los ex ministros Roberto Lavagna y Domingo Cavallo. Lo que dijeron es que la situación hoy se parece mucho a la previa del ajuste monumental de 1975."Es interesante ver como se apoyan en los pronósticos de Cavallo, que desde el 2008 (o quizás de un poquito antes también) viene anunciando la "estanflación", es decir, el fenómeno que hirió de muerte al modelo keynesiano en los setenta cuyo fenómeno era el del estancamiento económico acompañado de una brutal inflación.Jorge Oviedo para retratar los forzosos parecidos con la coyuntura que dieron creación al "Rodrigazo", se apoya en el libro del reconocido historiador Roberto Cortés Conde. Cortés Conde es un historiador económico que formó parte del proyecto realizado por la Historia social luego de la caída del peronismo de la mano de la Revolución Fusiladora. Profundo crítico del modo de acumulación realizado por el justicialismo y, naturalmente, adscripto, al liberalismo económico en la actualidad es un asiduo colaborador del diario La Nazión (donde realiza profundas criticas al modelo kirchnerista) y es profesor de la Universidad de San Andres donde revela a sus alumnos la historia economica argentina desde la visión liberal.Así, con el respaldo del reconocido historiador, Oviedo tira un par de tips tomados del libro "Progreso y declinación de la economía argentina":
- En 1973 el peronismo volvió al poder y el gobierno creía que la persistente inflación era producto de pujas sectoriales y que sólo la legitimidad y el carisma de Perón podrían arbitrar en ellas.
- En mayo de ese año se firmó un pacto llamado acta de concertación nacional entre la CGT y la CGE, a la que luego se sumó la UIA. Hubo congelamiento de precios y salarios por dos años, aunque se debió revisar todo en marzo de 1974 por un empeoramiento de las condiciones externas que había aumentado el precio de las importaciones y sumado costos, y habían empezado los problemas de abastecimiento.
- En julio falleció Perón y lo sucedió su viuda, María Estela Martínez, quien en septiembre desplazó al ministro de Economía, José Ber Gelbard, y nombró a Alfredo Gómez Morales. "Tenía como antecedente un reconocido prestigio profesional y haber conducido la economía en los años duros de la recesión de 1951-1952. La administración no tuvo más remedio que flexibilizar los precios", dice Cortés Conde.
- "En febrero de 1975 el peso se devaluó 50%, pasando de 10 a 15 pesos por dólar; en marzo se autorizaron nuevos aumentos de salarios", señala el historiador. En mayo debían abrirse las paritarias, pero hubo un vuelco político. La Presidenta, bajo el influjo de José López Rega, nombró ministro a Celestino Rodrigo, que en junio devaluó de $ 15 a $ 30 por dólar y aumentó las tarifas de los servicios públicos ciento por ciento o más. La protesta sindical hizo caer a López Rega y a Rodrigo y se concedieron aumentos de entre 60 y 200%, con un promedio de 120%. Lavagna recuerda esa época como "sindicalizazo", en lugar de Rodrigazo. La inflación se espiralizó y ya no bajó por muchos años, salvo en breves períodos, de los tres dígitos anuales.
Cerramos con algunas conclusiones sobre el Rodrigazo, realizado por Restivo y Dellatorre:
"(...) Desde el punto de vista de la economía clásica, puede visualizarse al Rodrigazo como una inevitable política de descomprimir variables que de todos modos iban a explotar."En cambio nuestro punto de vista es que en este sistema hay factores intrínsecos que empujan a las crisis debido a la disputa por el ingreso y a la necesidad básica del capital de sostener su tasa de ganancia, o de querer revertirla al alza cuando empieza a caer. Por eso creemos que las medidas de junio de 1975 fueron una respuesta a una crisis de ese tipo, con componentes internos y un marco global que presionaba, al margen de lo que pensaran algunos de los protagonistas directos de aquellos años dramáticos en Argentina. Esas medidas tuvieron asimismo la particularidad, a diferencia de otros ajustes y a pesar de la relativamente baja caída del PBI que provocaron, de marcar un quiebre histórico."(...) A partir del Rodrigazo se quebró la esencia de los movimientos populares, tal como se los había conocido a lo largo del siglo XX,fenómeno del cual el menemismo resultaría fiel reflejo dos décadas después."