Este pasado Octubre salió en la revista Nature un trabajo que tira por la borda aquello de ponerse sacarina en vez de azúcar cuando se hace dieta: aquello del café con sacarina. Pedirse una Coca Cola Light cuando se planea bajar unos kilos. Tantos años diciéndonos que la sacarina y los edulcorantes no engordan para nada. Por que si, es cierto que no tienen calorías, pero eso no quiere decir que no engorden. Os lo explico:
En este trabajo “Artificial sweeteners induce glucose intolerance by altering the gut microbiota“, los autores realizan un experimento muy simple y elegante, de una perspicacia que te hace pensar aquello de por qué no se me había ocurrido a mi antes. Simplemente añaden azúcar, edulcorantes o nada en el agua de ratones de laboratorio, y a los pocas semanas les miran la glucosa (el azúcar) en sangre y observan que los animales que han tomado los edulcorantes en el agua la tienen más alta que los animales que toman azucar en el agua o agua sola. Entonces a los ratones encima de darles las aguas suplementadas con azucar o sacarina, también les proporcionan una dieta con un contenido alto en grasas (60%). Los ratones que han bebido agua con sacarina vuelven a tener el azúcar alto.
La flora intestinal se ve muy influenciada por el tipo de dieta, y a su vez, ésta influencia muchos aspectos de la fisiología y el metabolismo. Aquí les volvió a salir un experimento de estos simples pero elegantes. Administraron antibióticos a los ratones de varios tipos para matar las bacterias de la flora intestinal y al cabo de cuatro de semanas de régimen con los antibióticos las diferencias que habían observado en los niveles de glucosa en sangre debido a la presencia de sacarina en la dieta desaparecían. Lo siguiente fué intercambiar la flora intestinal (a través de un trasplante de heces) de los ratones que recibían sacarina con animales que habían sido previamente pre-condicionados con antibióticos para no tener ninguna flora intestinal. Los animales que recibieron las heces de aquellos que habían sido expuestos a una dieta con edulcorantes tuvieron el azúcar alto, en comparación con aquellos que recibieron las heces de animales que habían sido alimentados con agua.
La flora intestinal, esa comunidad de amigos que todos llevamos dentro.
Análisis con detalle de las diferencias de la flora intestinal de los distintos grupos de animales mostró que los animales que habían recibido sacarina en sus dietas tenían diferencias en la poblaciones de bacterias que colonizan sus intestinos. Análisis de los genes presentes en la flora intestinal indicó que se parecían a los que se pueden encontrar en personas con obesidad. No contentos con ésto, los investigadores replicaron lo observado en animales en una placa de cultivo. Sembraron las bacterias presentes en los intestinos de ratones en placas de cultivo, y las suplementaron con sacarina, observando las mismas diferencias que habían observado en los ratones.
¿Y qué sucede en las personas? Para ésto, evaluaron los datos de un estudio nutricional que se estaba llevando a cabo en ese momento en personas no diabéticas (esto es un punto muy importante), utilizando el consumo de edulcorantes como variable, diferenciando pacientes que tenían un consumo regular de edulcorantes en su dieta normal o los que no. Pues bien, aquellos que consumían de manera frecuente edulcorantes en su dieta tenían peor parámetros como el peso, el nivel de grasa asociada a la cintura, el azúcar en sangre y otros asociados con tener alto el azúcar. Cuando estudiaron la flora intestinal de estos individuos observaron los mismos patrones que habían observado en los ratones. Para acabar de redondear el estudio (más si cabe), cogieron a 7 personas sanas, no consumidores de edulcorantes y les administraron la dosis máxima recomendada de sacarina durante solamente 7 días. Pues bien, con este cortísimo periodo de tiempo ya fué suficiente para que según que parte de los individuos que consumieron la sacarina tuvieran el azúcar alto.
Turrones y excesos, el binomio maldito después de fiestas.
Estos nuevos datos revelan un papel contrario al que se les había atribuido a los edulcorantes históricamente. Además los autores del estudio dicen que la epidemia actual de diabetes coincide con la introducción masiva de los edulcorantes en la dieta occidental, dándoles o un papel causante o exacerbante. Este se suma a la serie de nuevos estudios que dan un nuevo papel, importantísimo a la flora intestinal en procesos como el autismo (ver post Flora intestinal y autismo: un nuevo enfoque). Y es además una llamada de atención a esta nueva epidemia de obesidad que nos rodea. Parece ser que el paradigma que se nos había inculcado hasta ahora empieza a tener demasiadas grietas, y que es necesario un replanteamiento por parte de todos los implicados: desde los profesionales hasta los consumidores. Así que por favor, mañana, aunque tengamos que quitar esos turrones, atracones y copas de más de estas navidades, piénsate dos veces lo de pedir sacarina para el café. Y nos estaría mal que le dieras un vistazo a los consejos que nos da Yvonne en su blog Una pizca de salud …. from Barcelona with love.
Feliz año nuevo a todos.
Referencias.
Nature. 2014 Oct 9;514(7521):181-6. doi: 10.1038/nature13793