Un fanático de Leonard Cohen, Julio Iglesias, capaz de recitar poemas de Baudelaire y Keats mientras toma whiskys con hielo, poseedor de unas alpargatas blancas que consigue mantener impolutas cada verano y con unos hábitos culinarios peculiares que incluyen dosis peligrosas de ganchitos, chorizo y pizza congelada.
Un señor casi de la generación de Molimadre, al borde de la jubilación, capaz de embutirse en unos pantalones verde loro y unas zapatillas de leopardo y pensar que va discreto.
Un consultor economista, virtuoso de la guitarra eléctrica, padre de tres churumbeles, capaz de sacarme de quicio con dos minutos de conversación y compañero de grandes farras alcohólicas en nuestra más tierna juventud.
Un jovenzuelo heavy al que yo cuidaba cuando era un niñito de 3 años para ganarme unos dinerillos.
Un diletante virtuoso del bajo con todo el tiempo libre del mundo, una dieta a base de bolsas de ensalada de 150 gramos y en cuya casa tengo en propiedad una batamanta nórdica en la que quepo yo y otros dos por lo menos.
¿Qué tienen en común estos cinco personajes?
Pues que poseídos por algún tipo de espíritu raruno o convenientemente drogados por sustancias alucinógenas que no han tenido a bien compartir conmigo, hace un par de años formaron uno de los grupos musicales más absurdos de todos los tiempos: Los Gallipatos.
Los Gallipatos, con dos cojones. Cuando creíamos que no podía haber un nombre pero que "Cinta de lomo" para un grupo musical, estos cinco indocumentados se descolgaron con "Los Gallipatos"....y contra todo pronóstico están triunfando a lo grande.
Asisto estupefacta a su encumbramiento como grupo de culto. Grandiosos y enormes. Un completo descojone de buen rollo, baile y risas mil.
¿Qué tocan Los Gallipatos?
La frase que mejor define su repertorio es: "No me puedo creer que estén tocando esto" justo antes de lanzarte a cantar y darte cuenta de que tu mente tiene guardado en algún extraño recoveco las letras de un montón de canciones que quizás no querrías recordar.
Sus conciertos son espectaculares e inesperados. El fanático de Leonard Cohen y el próximo jubilado son las voces cantantes y actúan en un delirio interpretativo que te deja sin palabras. Cantan imitando voces, poses y entre estrofa y estrofa tocan lo que ellos llaman "el pífano" y que no es más que una trompetilla de plástico horrible de las que se compran en los puestos de las ferias.
Empiezan sus conciertos con un clásico de los 80, una de esas que te lanzan a bailar y a moverte sin control, como si le hubieran dado al ON de tus pies. . Después descubres que todos ponemos la voz de Javier Gurruchaga hablando como un Lobo. Luego un poco de desamor animado de Los Secretos y luego tras invitar a subir al escenario a todas "las chavalas" (no hay que olvidar nunca que uno de los objetivos de tener un grupo es ligar) que quieran atacan ese gran himno de letra pegadiza que es "Las chicas son guerreras". Una concesión a nuestras historias de amor de adolescencia "Un día cualquiera no sabes que hora es...", con esta canción siempre me encuentro pensando si lo de "eres la chica de ayer jugando con las flores de mi jardín" no es una metáfora muy currada sobre sexo de una noche de ese que no te acuerdas muy bien cómo ha pasado.
Antes de que el público se ablande demasiado y el nivel alcohólico baje...Los Gallipatos se lanzan con un temazo que vuelve el local del revés "Y creo que he bebido más de cuarenta cervezas hoy...." Es increíble como esta canción que tiene muchísima letra se grabó a fuego en los circuitos neuronales de todos los cuarentones y tras años de permanecer agazapada ahí salta al primer plano con todos sus mínimos detalles. "Moja el patio de tu colegio, moja el ayuntamiento"....
El garito a estas alturas está ya entregado totalmente y pensando que Los Gallipatos son un gran grupo de homenaje a la movida de los 80 y es aquí cuando los dos gallipatos cantantes se retiran a sus aposentos mientras la banda (los otros tres) tocan una melodía que te suena, quiere sonarte....pero como estás entretenido aprovechando el receso para pedir otra copa no acabas de identificar...
..."Yo seré el viento que va"...los cantantes vuelven al escenario y te encuentras gritando a todo pulmón "No dirás que no, no dirás que no...seré tu amante bandido, bandido, corazón corazón malherido..." mientras bailas e intentas borrar de tu mente el recuerdo absurdo de Miguel Bosé con falda contoneándose.
Este es un buen momento para observar las caras de estupefacción de la gente que no sabía qué había venido a ver y que literalmente no da crédito a esta mezcla de estilos, estas interpretaciones y esa comunión espiritual en el horterismo con el resto del garito.
Por "Velvet Mornings" nadie sabe qué canción es pero es mencionar "Triki triki, triki triki mon amour...." y un mar de manos imitando una especie de baile griego perpetrado por el "enorme" Demis Roussos llena el garito. (Ahora que lo pienso "triki triki" y "mañanas de terciopelo"....es sexo del bueno, del que deja agujetas). Los Gallipatos alcazan aquí una de sus cumbres, un momentazo en toda regla cuando mezclan "triki triki" con este otro temazo de otro tío con bigotazo ".....yo fui paloma por querer ser gavilán"....Muy muy grandes.
Los Gallipatos, como todas las grandes bandas, se presentan entre aplausos enfervorecidos del público que grita "Bravo, bravo" y pretenden despedirse pero el público no les deja. "Otra, otra..."Es entonces cuando nos acercamos a la apoteosis de su repertorio....tocan ahora...
- ¿Qué haces?
- Escribo sobre vuestros conciertos, estoy a punto de contar cuando tocáis....
- Joder Moli... no lo cuentes todo, que jodes la sorpresa. ¡Te lo prohibo!
- Pero si a mi no me lee nadie.
- ¡Mentirosa!
- Vale, me leen algunos pero son descerebrados lejanos que no os van a ver jamás...¿qué más os da?
Pues eso, que no dejéis de ir a verlos. No os arrepentiréis y os lo pasaréis en grande....pero no digáis que vais de mi parte.