Revista Sociedad
Admiro el numantinismo de la KNU, pero les acabó pasando factura. Desde la segunda mitad de la década de los noventa se multiplicó el número de karens que cruzaron la frontera para acogerse a los campos de refugiados en territorio thailandés. La autoridad de Bo Mya empezó a ser contestada y surgieron divisiones en la KNU. Paulatinamente el liderazgo fue pasando a Saw Thin Sein, al que se veía como un líder más hábil, diplomático y flexible que Bo Mya. El traspaso de poderes se oficializó en el 12º Congreso que la KNU celebró en enero de 2000, cuando se nombró a Saw Thin Sein Presidente de la KNU. Saw Thin Sein hizo de la colaboración entre todas las facciones karen su principal objetivo y señaló que sus prioridades estarían en lo político, no en lo militar. Tal vez fuera que cada vez le quedaban menos soldados que mandar.
A finales de 2003, la junta militar hizo una propuesta negociadora a la KNU por medio de Bo Mya. Eran los tiempos en los que Khin Nyunt fue Primer Ministro y en los que se especulaba con que quería liberalizar el régimen. Las negociaciones arrancaron bien. Parecía que el régimen tenía una voluntad real de llegar a un acuerdo en el que tal vez a cambio del alto el fuego concedería a la KNU una pequeña autonomía. Incluso el régimen estaba dispuesto a concertar un acuerdo temporal para que durante dos años la KNU viese como funcionaba, antes de llegar al definitivo. La KNU por su parte era consciente de que, dada la relación de fuerzas, a lo más que podía aspirar era a un estado federado dentro de una Birmania federal. Un punto importante de fricción eran los contactos que la KNU tenía con los grupos prodemocráticos en el exilio. El régimen se sentía más cómodo tratando con las insurgencias étnicas cuando lo único a dilucidar era la situación de las minorías, no el régimen político del país. Otra rémora en las negociaciones era la postura del sector más duro de la KNU. Algunos componentes de ese sector todavía recordaban las malas experiencias sufridas en otras negociaciones con los militares.
En octubre de 2004 Khin Nyunt fue defenestrado. En mayo de 2005 tuvo lugar un extraño incidente en el que en la muy controlada Rangún estallaron sendas bombas en dos supermercados y un centro de convenciones, matando a 19 personas e hiriendo a 162. El régimen se apresuró a culpar a las insurgencias étnicas, a Thailandia y a la CIA. No culparon a Lee Harvey Oswald porque en el último momento alguien les sopló que llevaba treinta años muerto, que si no…
Todo eso condujo al fracaso de unas negociaciones que tal vez fueran las que más cerca estuvieron de triunfar en más de 30 años. Tras el final de las negociaciones, la situación todavía se complicó más. La 7ª brigada de la KNU, que mandaba Htain Maung, realizó una aproximación a las autoridades birmanas, justo en el momento en el que las FFAA birmanas habían reiniciado la ofensiva militar contra la KNU. Acabaron alcanzando un acuerdo con la junta de Rangún a comienzos de 2007. En diciembre de 2006 murió Bo Mya. Aunque ya controlase poco del día a día, seguía siendo un símbolo y estaba cargado de autoridad moral. En febrero de 2008 el Secretario General de la KNU, Mahn Shar, fue asesinado, posiblemente por miembros del DKBA a instigación de la junta militar. En mayo de 2008 murió Saw Thin Sein por causas naturales. Estas muertes de los líderes de la vieja generación agravaron los problemas de la KNU, toda vez que con su carisma y estatura habían impedido que surgiesen líderes más jóvenes que renovasen el movimiento.
Y es entonces, cuando la situación aparecía más negra para la KNU, que Thein Sein llegó al poder y, dentro de las reformas que impulsa, hizo de las negociaciones con las minorías étnicas una prioridad. A finales de 2011 la KNU y el Gobierno birmano reiniciaron las negociaciones, que continúan en estos momentos. Por primera vez en más de cincuenta años parece que la paz para los karen es finalmente una posibilidad.