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Los mejores y los más brillantes (1)

Publicado el 09 abril 2012 por Tiburciosamsa
Los mejores y los más brillantes (1)
En el otoño de 1967 el periodista David Halberstam estuvo en Vietnamdurante tres meses. En ese tiempo pudo observar el contraste entre el optimismoque vendían la Embajada norteamericana en Saigón y los altos mandos y larealidad sobre el terreno. Fruto de esa experiencia fue el articulo “La muycara educación de McGeorge Bundy” (“The Very Expensive Education of McGeorgeBundy”), que salió publicado en la edición de julio de 1969 de Harper’s. Elartículo consideraba la siguiente cuestión: ¿cómo podían Kennedy y todos loschicos listos que metió en su Administración habernos metido en el pantanal dela guerra de Vietnam? ¿Cómo Kennedy y Johnson habían metido a EEUU en unaguerra costosa e inganable a base de pequeños pasos? El artículo tuvo granéxito y animó a Halberstam a convertirlo en un libro, que le llevaría tres añosescribir y que se titularía “Los mejores y los más brillantes” (“The best andthe brightest”).
En 1946 EEUU tenía todas las opciones abiertas en Vietnam. Aún persistía enla política exterior norteamericana el sesgo anticolonialista que le habíaimpreso Roosevelt y que hacía que tras la II Guerra Mundial viera con mássimpatía a los pueblos de Asia y África que luchaban por su independencia, quepor los viejos imperios coloniales europeos. Miembros del OAS, el antecesor dela CIA, habían ayudado a entrenar a guerrilleros vietnamitas para quecombatiesen contra los japoneses y se había generado una simpatía recíprocaentre esos oficiales norteamericanos y los que luego serían sus enemigos másencarnizados. 
Durante la Administración Truman varios acontecimientos contribuirían acambiar ese estado de cosas. Comenzó la Guerra Fría y el enfrentamientocapitalismo/comunismo desbancó a todos los demás enfrentamientos. Ahora losingleses y los franceses eran los aliados en la lucha contra el comunismo y lospueblos colonizados que se fastidiaran. La conquista de China por los comunistasen 1949 supuso un duro choque para los norteamericanos. EEUU, vía misioneros,había desarrollado una suerte de vinculación sentimental con una Chinaidealizada y descubrir que ahora esos chinos tan buenos y tan dispuestos aabrazar la fe en Cristo se habían convertido en unos comunistas arteros ypérfidos, supuso una inmensa decepción. La conquista de China tuvo dos efectosconcomitantes: 1) Se desató una caza de brujas para descubrir quién habíatenido la culpa de que China se perdiera y esa caza de brujas se llevó pordelante a varios de los mejores sinólogos y expertos en Asia del Departamentode Estado. Esos expertos no estarían disponibles cuando empezó la intervenciónen Vietnam, para decir que se estaban cometiendo los mismos errores que sehabían cometido en China unos años antes; 2) El trauma de haber perdido Chinageneró un miedo patológico en los políticos norteamericanos: nadie quería quele acusasen en el futuro de haber perdido otro país. Sin ese trauma, cuestaentender porqué Kennedy, Johnson y muchos otros se jugaron tanto por un paísperiférico. El desmantelamiento del grupo de expertos en Asia fue acompañadopor el predominio de los europeístas en el Departamento de Estado. Loseuropeístas tendían a verlo todo bajo el prisma de lo que había ocurrido enEuropa y de cómo la URSS de Stalin había comunistizado Europa Oriental. Loseuropeístas eran incapaces de ver que el comunismo no era un  sistema monolítico, que el comunismo asiáticoera muy distinto y que era posible una mezcla de comunismo y nacionalismo, deforma que Hanoi podría ser tan reticente a dejarse guiar por los dictados deWashington como por los de Pekin y Moscú.
Resultado de lo anterior fue que EEUU dejase pronto de ver con simpatía lalucha anticolonial de los vietnamitas y empezase a suministrar ayuda a losfranceses que intentaban restaurar el viejo orden colonial. La ayudanorteamericana se limitó al suministro de material bélico. Si no fue más lejos,fue porque el recuerdo de la guerra de Corea estaba demasiado próximo y nohabía ganas de meterse en otra guerra terrestre en Asia. Aún así, en los díasde Dien Bien Phu, hubo algún general norteamericano que sugirió darles unascuantas manitas de bombas a los vietnamitas para ayudar a los franceses. Laidea no prosperó porque hubo quien se dio cuenta de que el bombardeo llevaríaindefectiblemente al envío de tropas de combate. Diez años después ese asesoravispado no estaría a mano para advertirle al Presidente Johnson que iba acometer el mismo error que se evitó en 1954.
Aunque la Administración Eisenhower evitó el error de entrar en guerra enVietnam en 1954, cometió muchos otros que conducirían a la guerra durante lassiguientes Administraciones. Para empezar, cuando los franceses salieron con elrabo entre las piernas y no quisieron saber nada más de Vietnam, losnorteamericanos los reemplazaron. Con cautela al principio, sí, con la cautelade un toro furioso en una cacharrería.
El primer error gravísimo de EEUU fue el hombre fuerte que escogieron enVietnam del Sur: Ngo Dinh Diem. Diem tenía un carácter fuerte y sabía hacerserespetar. Y ahí terminaban sus credenciales. Bueno, para los EEUU tenía algunasadicionales: era católico (muy bueno si quieres liderar Italia, más discutiblesi aspiras a presidir Vietnam, donde sólo el 10% de la población es católica) ysabía cómo hablar a los occidentales (genial, pero ¿nadie pensó que lo queinteresaba era que supiera cómo hablar a los vietnamitas?). Muy pocas virtudespara compensar todos sus defectos: tenía una mentalidad de mandarín y mirabahacia el pasado, justo en el momento en el que el país miraba hacia el futuro;el pueblo para él no existía, ni tenía la sensibilidad necesaria para apreciarsu estado de ánimo, ni le importaba lo que pudiera pensar; era un paranoico y suparanoia no hizo más que crecer mientras estuvo en el poder. Lo peor es que laparanoia hizo que cada vez más descansase en su hermano, el muy corrupto NgoDinh Nhu, y su círculo familiar.
El segundo fue que, sabiendo que en caso de que se celebrasen laselecciones generales en ambas partes del país previstas en los Acuerdos de Pazde Ginebra, seguramente las ganaría Ho Chi Minh, colaboraron con Diem enimpedir su celebración.   Un tercer error fue que en 1954, en el momento de la partición, que enprincipio iba a ser meramente temporal, hasta la celebración de las elecciones,lanzaron una campaña de amedrentamiento entre los católicos del norte del país,a los que dijeron que serían perseguidos si permanecían en el norte y a los queofrecieron transportarlos al sur del país. De lo que se trataba era de aumentarla base de apoyo del católico Diem y de corregir el desequilibrio demográfico,desfavorable al sur menos poblado, todo ello con vistas a las futuraselecciones. Con esa operación, que redujo notablemente el número de católicosen el norte de Vietnam, EEUU se privó de una quinta columna potencial, que lehubiera venido muy bien en los años sucesivos.

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