Uno de los problemas físicos que tiene el hombre es la calvicie. Tienes dos opciones, o asumir que el cuerpo humano es un cabroncete contra el cual poco puedes hacer a la larga (el cual te obsequia con una pérdida de cabello y a cambio te aparece en las orejas si te descuidas) o rebelarte como puedas. La primera opción conlleva vivir con unas entradas apabullantes o con una cocorota que ríete tú de la que tenía Christian Slater en El Nombre de la Rosa. Pero también puedes coger la maquinilla de afeitar y emular a André Agassi. Es decir, convertirte en un Michael Jordan o Bruce Willis (sin su cuenta corriente eso sí) cualquiera y asumir que la palabra pelo (por lo menos en la cabeza) ya no te acompañará. Yo lo he hecho y tan contento, no pasa nada.
Pero existen otras formas (si tienes dinero el problema es menor, ya que te lo puedes permitir) de engañar al dichoso cuerpo humano y al paso del tiempo. Los implantes capilares (Burt Reinolds por su parte optaba por el peluquín de toda la vida. El cual le sirvió durante décadas). Nicolas Cage es de los que no lleva nada bien la carencia de pelo. Incluso, no sé si es leyenda urbana o no pero en la quedada cinéfagas que hicimos en Agosto creo que salió a colación, se dice que tiene una claúsula en su contrato donde puede despedir a alguien que le mire por encima de sus ojos. Es decir, si quieres mirar el pelo, o el no pelo, de Nicolas Cage te arriesgas a un despido fulminante por parte del ganador de un Oscar. Aunque como digo, puedes ser que sea parte de la rumorología Hollywoodiense.
Todo esto me ha venido a la cabeza al estar buscando información sobre Arizona Baby y recordar las pintas que tenía el protagonista, así que me han entrado ganas de ir poniendo imágenes del sobrino de Francis Ford Coppola y ver como su imagen, o más concretamente su pelo, ha ido cambiando en cada película que ha hecho. Evidentemente he puesto fotos de películas donde dicho actor no sufría dicho percance, pero poco a poco la cosa ha ido avanzando hasta estos tiempos. Y una cosa queda más o menos clara, le MOLA (con mayúsculas) tener el pelo largo, por lo menos en los últimos tiempos. Otra cosa es que le quede bien o mal (depende también de la pelícual en cuestión, eso ya lo adelanto), pero quienes somos para quitarle la ilusión a nadie. Además hay que tener en cuenta que los actores y las actrices suelen llevar un cabello bien distinto según la ocasión. Gajes del oficio supongo. Así que por una parte nos podemos fijar en como ha ido metamorfoseándose con el paso de los años, y al mismo tiempo ver cómo le quedaba a tenor de la película.
Así que sin más dilación entremos y miremos a Nicolas Cage y algunos de sus cambios de pelo, aunque bien es cierto que hay uno que es una constante en él. Cortito y repeinado hacia atrás.