22 junio, 2012 Deja un comentario
Somos más de 6.000 millones de habitantes en el planeta, los grados de separación decrementaron y la sociedad conectada está llevando la cultura digital a su máximo potencial. Todos conocemos más de todos, pero hay un factor que desconocemos (en parte) y es el de movimiento, que serían las actividades y conductas que hacen a una sociedad dinámica y compleja. Como dije, en parte, podemos conocer el actuar de los demás, pero muy pocas veces nos ponemos a pensar en como afecta a nuestros movimientos, y depende de la situación, hay que hilar mucho en retrospectiva y encontrar el patrón de movimientos que hizo que estemos acá (conectar los puntos diría Steve). Las acciones nos afectan al corto o largo plazo, de eso estamos seguros, directa o indirectamente, como dice la Teoría del Caos, el pequeño aleteo de una mariposa puede provocar un huracán en el otro extremo del mundo.
Somos más que diminutos comparados con el tamaño del Universo y al mismo tiempo tenemos tanto poder para crear y destruir que parece imposible que todo surja de nuestras mentes. Las mismas mentes que creían en una Tierra plana, las mismas que primero pensaron y luego existieron, las mismas que se animaron a explorar, a crear pirámides, a poner un hombre en la Luna, a destruir Europa en dos ocasiones diferentes, a conectarse….¿conectarse? palabra que usamos como si se hubiera inventado en el siglo XXI bajo aval de la tecnología. Conectados estuvimos siempre, no digitalmente hasta hace unas cuantas décadas, pero a nivel de movimientos siempre estuvimos conectados y sincronizados con el Universo, nada sería como es, si no hubiese sido como fue, la Tierra giró unos 5.000 millones de años alrededor de un Sol prematuro para que luego lleguemos nosotros, previa extinción de unos cuantos dinosaurios.
Hoy la Tierra sigue girando y lo hará por otros miles de millones de años más si nada se interpone, en paralelo, el Sol danza a través de la Vía Láctea y a ésta se le acerca la galaxia Andrómeda a una velocidad de 400.000 km. por hora, las condiciones para una colisión galáctica están más que dadas. Todos esos movimientos y tirones gravitacionales no los sentimos en lo más mínimo, los conocemos y podemos apreciarlos a través de la avanzada tecnología que desarrollamos, pero nada más que eso, a grandes escalas la interacción es mutua pero nosotros somos simples observadores de una película que comenzó hace rato.
Con esto voy a que los movimientos de toda esa relojería cósmica están más que determinados, podemos predecir, aprender, descubrir y fascinarnos de toda esa maravilla imponente. En cambio, acá, en el ahora, en ese ahora que ya pasó, todo es diferente, la dinámica y compleja red que se crea constantemente hacen que la sinergia sea cada vez mayor y la cantidad de movimientos aumente exponencialmente. Los pensamientos colectivos hacen que la influencia sea mayor y la impredecibilidad esté a la orden del día, ser conscientes de esas acciones y flujos que forman el rompecabezas del pasado hacen que el presente se reinvente. Un Universo completo se formó en nuestro cerebro y estamos haciendo lo mismo en la sociedad a través de la tecnología que forjamos, las relaciones son de muchos a muchos, y eso se potencia.
El Universo nos empuja, nos condiciona, nos transforma, todo siempre en una sola dirección, pero como dije, su estructura está representada en nuestra mente, la misma que acciona y construye la realidad, la que inspira, la que crea, la que se enamora, la que piensa, la que afecta directa o indirectamente a las más de 6.000 millones de mentes coexistiendo en el mismo y diminuto planeta. Y todo eso a partir de un simple impulso eléctrico que pone en movimiento a una neurona y ésta a las demás a través de sus sinapsis. Viendo esto, vemos que los movimientos sociales y patrones que emergen no son más que cadenas unidas a través de pequeños nodos de pensamientos, son los movimientos que esconde el Universo y a veces no percibimos, tanto en su inmensidad como a pequeñas escalas, son los que construyen y determinan nuestras historias, nuestras conexiones, nuestras vidas.