Revista Comunicación

Los Realities también merecen vivir (I): The Chair

Publicado el 08 noviembre 2014 por Reino Reino De Series @reinodeseries

Los Realities también merecen vivir (I): The ChairA veces, cuando nos ponemos a hablar de realities, no es difícil encontrarnos con quien nos mire mal. Esa cara de superioridad en según qué círculos cuando intentas explicar por qué tal o cual reality es algo así como lo mejor de la vida es algo muy típico y que algunos nos conocemos muy bien. Pero, como todo buen realitiero sabe, esa cara de superioridad no es más que una cara de ignorancia absoluta. Porque lo cierto es que no solo de series puede vivir el teleadicto medio. Y no es ya solo que no podemos vivir solamente de series, es que, sabiendo la cantidad de cosas más que interesantes que nos podemos encontrar en el mundillo de los realities, tampoco queremos vivir solamente de series. Y hay realities para todo y para todos. Los hay interesantes, “serios”, realities que aquellos que “solo ven HBO” podrían ver y sentirse igual de orgullosos de sí mismos. Y hay realities que le dan el verdadero significado al concepto trash. Y todos ellos (bueno, no todos, pero sí muchos) tienen su momento y su lugar. Y es por ello que, como la realitiera residente oficial, he decidido que voy a aprovechar para reivindicar aquellos que me parecen más interesantes. Porque ellos también lo merecen.
Y nada mejor para comenzar que hablar un poco sobre The Chair, el docu-reality de la cadena Starz que emitirá su último episodio este fin de semana. La idea de The Chair es muy sencilla y al mismo tiempo tremendamente interesante. Básicamente, ofrecen un mismo guión a dos directores distintos (guión que, por cierto, pueden mantener tal cual o ir modificando a su gusto, manteniendo, eso sí, algunos elementos clave) y a partir de ahí cada uno tiene que hacer una película, su propia versión de la historia que quieren contar basándose en ese guión. Al final, la idea es no solo ver el resultado final de dos procesos absolutamente distintos, sino también observar el proceso en sí, cómo pasa esa película de ser un proyecto en papel a ser algo terminado. Y las diferencias entre uno y otro director a lo largo de todo esto.
Los Realities también merecen vivir (I): The ChairEn ese sentido, es necesario destacar que The Chair no tiene ningún problema en ser honesta. Siguiendo a los dos directores (Shane Dawson y Anna Martemucci), muestra los puntos fuertes y los defectos de cada uno de una forma absolutamente natural, y sin intención de juzgar realmente a ninguno de los dos. Cuando nos muestra a Shane siendo absolutamente incapaz de aceptar críticas o apuntes del tipo que sea, o cuando muestra a Anna dudando y no dudando y volviendo a dudar, nos ofrece una imagen completa de ellos, no los intenta sacrificar por todos estos defectos. Porque del mismo modo, nos muestra perfectamente cuando hacen las cosas bien. Y sobre todo, que todo el proceso y ellos mismos son un poco una mezcla de ambos extremos.
Esa honestidad, por cierto, se traslada al propio reality en sí. Mientras puede ocurrir que en otros programas se haga lo imposible por disfrazar algunos elementos quizá menos “reales” y el resultado es absolutamente forzado (porque nadie se ha olvidado realmente de que está en un reality), The Chair es muy consciente de su propio formato y de algún modo de vez en cuando nos permite una pequeña mirada a su propio “detrás de las cámaras”. Lo que, por paradójico que parezca, hace que el resultado sea algo especialmente natural.
Los Realities también merecen vivir (I): The ChairEn cuanto al contenido del docu-reality en sí, como digo resulta muy interesante aunque sea simplemente porque nos deja echar un vistazo al paso a paso de todo el proceso de creación de una película. Y el verlo a través de dos puntos de vista tan diametralmente opuestos hace que los puntos clave queden siempre aún más destacados, y hace que resulte especialmente fascinante. De hecho, el simple hecho de que muestre todo este proceso de una forma tan acertada es algo que debería poder acercar este programa incluso a los mayores escépticos de los realities.
Quizá el mayor problema del formato, de todos modos, esté en el proceso de elección del ganador, que teniendo en cuenta las circunstancias probablemente no resulte el más adecuado, a pesar de que sobre el papel podría haberlo sido. Y es que el ganador viene determinado por la votación del público en función de ambas películas. Lo que, como digo, sobre el papel resulta más que adecuado. Lo que pasa es que Shane Dawson ahí parte con ventaja, debido a su legión (muy específica) de fans en youtube. Y parte con ventaja en una competición en la que de otro modo, y al menos guiándonos por lo que hemos venido viendo hasta ahora y sin tener el producto completo, no debería estar ni en la misma liga que Anna. 
A pesar de este fallo, que no deja de tener importancia, lo cierto es que The Chair es una idea muy interesante que, en su mayor parte, está tremendamente bien ejecutada. Es, sin duda, uno de esos programas a los que merece la pena echarles un vistazo, independientemente de nuestra opinión sobre los realities como concepto.

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