Revista Cine

Los remakes como uno de los mayores logros de nuestra civilización

Publicado el 09 agosto 2012 por Fimin

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No es ninguna revelación decir que la cultura remake está siendo sometida a una persecución sin parangón. Sin parangón porque como nos demuestra el siguiente artículo de Annalee Newizz en el blogI09, el folklore, la cultura popular y la superstición son elementos naturales que nos vienen acompañando en estos milenios que encumbramos a día de hoy. Nos servimos de antropología y una buena lección de historia para saber que el remake de hoy es como lo que viene siendo la ciencia popular desde tiempos inmemoriales. 

El término “folklore” es, hoy en día, cualquier creencia relacionada con lo tradicional o basada en la superstición, pero para los antropólogos de espesa sabiduría tal concepto requiere una revisión extendida. Para ellos, y explicado de manera rasa, folklore es todo lo vinculado con la tradición oral no escrita. Cuentos, canciones, alabanzas, llantos y fragmentos de la sabiduría que se transmiten vía aérea alcanzando ésta, en su grado sumo de sucesión, el símil a “el juego del teléfono”. No has aprobado ni una asignatura, le dices a tu madre que te han quedado tres, ésta a su marido que “a nuestro hijo que han hecho la trama en matemáticas”,  el marido cuenta a sus amigotes que todo aprobado, éstos a sus familias que el niño es un prodigio… Y en Oslo ya preparan el galardón para los Nobel. Este juego lleva siglos en funcionamiento y es el padre biológico del remake

Cuando escuchamos un cuento popular, estamos delante de una cantidad innumerable de variaciones. Como sugiere el remake, una historia tradicional va adaptándose, mutando y cambiando de piel indefinidamente. Y estas variantes sí entienden de regionalismos, por ejemplo: Una mujer plantada en el altar que, después, se suicida. Años más tarde, se pasea (como un espectro o así) por las inmediaciones de la iglesia intentando atraer a los hombres para llevarlos camino a la perdición. Al cabo de los siglos, en Alemania esta historia puede tener un final completamente diferente a Bielorrusia. Las variantes actúan con solvencia y hacen de una misma raíz dos plantas completamente diferentes. Como hace el remake (bien hecho, hay que decir). Actualmente, no nos damos cuenta muchas veces de lo que es cuento popular o historia original pues ambas vienen mezcladas en esponjosos libros. Como los hermanos Grimm, poderosos miembros de la tradición,  que recogieron los cuentos de los campesinos alemanes y lo transcribieron a papel. ¿Donde se quiebra, pero, esta harmonía? ¿A partir de cuando se empieza a ver la cultura folklórica y del remake como algo pernicioso?

Lo de una idea tiene que ser original. Si no, no vale” viene de principios de siglo XX. Los nuevos artistas de vanguardia radicales y nuevos pensadores  (modernistas) consideraban la superstición y la gante amante de lo típico como material desechable. Los modernistas abrazaron, pues, a James Joyce y William Faulkner, que habían innovado en el campo de la narrativa y habían conseguido una manera de transmitir deliberadamente compleja. Más tarde también pasaría con la música, los géneros punk e indie también abrazaron el modernismo y tildaron el pop de pasajero de segunda, poco original. Lo bueno sólo puede ser nuevo. 

Pero la cultura remake tiene un gran valor: Nos hace observar como vemos las cosas con el paso del tiempo. En qué cambian nuestros objetivos, tendencias, argumentos y sociedad. Comparemos la novela original de "Drácula" con "Buffy, la cazavampiros". La primera obra nos narra un ser despreciable y sanguinario. Y en la segunda, Buffy nos abre las puertas de su casa para que veamos como son las relaciones sociales entre ejemplares de la misma índole. El remake (insistimos, bien hecho) reviste la historia y la fortalece. No obstante, no vale el remake como salida rápida para la flojera de imaginación como sí se usa en algunos casos actualmente. 

Los remakes como uno de los mayores logros de nuestra civilización

Analee Newitz razona: "a diferencia de las historias “originales” que permanecen congeladas en la historia, los cuentos populares están vivos. Cambian con nosotros y narran nuestra evolución a lo largo de los siglos. Cada variante, no importa lo malo, es una señal de que nuestras historias dejan huella. Si no te gusta un remake, siempre habrá otro… Quizás debas hacer uno tu". Ahí lo deja. 


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