Revista Expatriados
Los bangladeshis no tienen buena prensa en Asia. Se les ve como atrasados, buenos sólo para realizar los trabajos más pesados y que necesitan menos cualificación y además todo bangladeshi es un inmigrante ilegal en potencia. Qué amarga tiene que ser la situación de una etnia para que esos mismos bangladeshis les miren por encima del hombro y no quieran saber nada de ellos. Esa etnia son los rohingyas del suroeste de Birmania. El origen de los rohingyas es discutido. En el siglo VIII la franja costera que hoy constituye el estado birmano de Rakhine más la parte que va hasta Chittagong, hoy en Bangladesh, estaban gobernados por la dinastía chandra. Étnicamente los habitantes del reino serían bengalíes y practicarían el hinduismo y el budismo. Culturalmente pertenecerían a la esfera cultural india. Hay quienes dicen que el Islam comenzó a introducirse en Arakan ya en ese siglo por intermedio de comerciantes y náufragos árabes, en un proceso paulatino similar al que más tarde se produciría en Indonesia.A mí me cuesta asumir una fecha tan temprana para la aparición del Islam en Arakan. En el siglo XIV Ibn Battuta visitó Bengala y habló de sus gobernantes y población musulmanas. En cambio, no hizo ninguna mención de la vecina Arakan. Es cierto que no la visitó, pero dado el interés que tenía por las comunidades musulmanas de las regiones por las que pasaba, sorprende que se le hubiera olvidado referirse a la situación del Islam en Arakan. Lo más probable es que no hablase de ello porque en ese momento no hubiese comunidades musulmanas significativas en Arakan. Desde el siglo X Arakan empezó a sufrir la presión de etnias tibeto-birmanas que venían del norte. A mediados del siglo XI el rey Anawarattha creó un reino unificado de predominio birmano en el valle del Irrawaddy. A partir de ese momento se produce la integración de Arakan, que hasta entonces había mirado más hacia la India y hacia Bengala, en la órbita cultural, religiosa y étnica birmana. Con la decadencia del reino de Pagan en el siglo XIII, Arakan recuperó su independencia. El Arakan que recuperó su independencia ya estaba muy influido culturalmente por Pagan y ya practicaba el budismo theravada. A comienzos del siglo XV los birmanos ocuparon Arakan. Su rey, Min Saw Mun, acudió a su vecino del oeste, el Sultanato de Gaur, en busca de ayuda. Min Saw Mun recuperó el trono con ayuda de las tropas de Gaur y fundó la capital de Mrauk-U. El Arakan restaurado se vio sometido a un cierto vasallaje con respecto a Bengala. Los reyes eran budistas, pero utilizaban también títulos musulmanes. Posiblemente en aquellos momentos ya hubiese comunidades musulmanas en Arakan. La nueva situación política haría que el Islam creciera en prestigio y en número de seguidores. Culturalmente Arakan adoptó elementos procedentes de Bengala. Este vasallaje terminó a mediados del siglo XVI, cuando el Sultanato de Gaur entró en decadencia. Dos grupos de musulmanes aparecieron en este período en Arakan: los kaman y los myay-du. Los Kaman eran descendientes de los mercenarios de origen afghano, persa y mogul que estaban al servicio de los reyes de Arakan. Los myay-du eran descendientes de esclavos bengalíes llevados a Arakan para trabajar en obras públicas. Por cierto que ninguno de estos dos grupos se identifica como rohingya. Entre la mitad del siglo XVI y la mitad del siglo XVII, Arakan conoció su edad de oro. Su armada controlaba el golfo de Bengala y sus rutas comerciales. Después, la intrusión de los holandeses en la región y el ascenso de los birmanos fueron debilitándolo, hasta que en 1784 el rey birmano Bodawpaya lo conquistó definitivamente. Por cierto que más de la mitad de la población de la región optó por huir de los birmanos y se instaló en la zona de Chittagong, bajo el control de la India británica. Es de suponer que la mayor parte de los refugiados serían musulmanes.Poco después encontramos la primera mención del término “rohingya” hecha por un occidental. En 1799 Francis Buchanan-Hamilton publicó “A Comparative Vocabulary of Some of the Languages Spoken in the Burma Empire”. En él dice: “Añadiré tres dialectos que se hablan en el Imperio Birmano, pero que están evidentemente derivados del idioma de la nación hindu. El primero lo hablan los mahometanos que están asentados desde antiguo en Arakan y que se llaman a sí mismos “Rooinga” o “nativos de Arakan…” Quienes defienden que los rohingyas son habitantes antiguos de Arakan siempre acaban aludiendo a este texto. Ahora bien, ¿cómo cabe interpretar esta frase de Buchanan-Hamilton? Para empezar, ofrece la etimología más verosímil para el término “Rohingya”: en rohingya “Arakan” se pronuncia “Rohang” y “rohingya” es simplemente el gentilicio. Buchanan-Hamilton identifica a los rohingyas por tres rasgos: habitar en Arakan desde antiguo, practicar el Islam y hablar un determinado dialecto emparentado con los idiomas que se hablan en la India, aunque no indica si hay hablantes no musulmanes del mismo. Hay dos cuestiones que me parecen importantes en su declaración: la mención de que habitan desde antiguo en Arakan y su parentesco con los indios. Pero no deja clara su relación con los kanan y los myay-du musulmanes. En todo caso es un testimonio imparcial de que 26 años de la ocupación de Arakan por los británicos ya había musulmanes de etnia próxima a las de Bengala instalados en la región. En 1826 al término de la Primera Guerra Anglo-birmana, Arakan pasó a formar parte de la India británica y a ser gobernada desde Bengala. Un informe británico de 1825 estimaba que la población de Arakan era de 100.000 personas de las que el 30%, es decir 30.000, eran musulmanes. La mayoría de la población, el 60%, la clasificaron como arakaneses budistas y el restante 10% como birmanos budistas.Los ingleses estimularon la emigración de la superpoblada Bengala hacia Arakan al igual que más tarde, una vez dueños de toda Birmania, fomentaron la inmigración de indios al resto del país. Los indios que llegaron se ocuparon en tres sectores importantes: la administración colonial (hablaban inglés y estando familiarizados con el sistema inglés, eran funcionarios más competentes que los birmanos), el comercio (la experiencia de haber tratado con los ingleses y sus contactos con el resto de la India británica les daban ventajas de las que los birmanos carecían) y la agricultura (como en Malasia, la importación de agricultores indios baratos resultaba muy indicada para el desarrollo de plantaciones industriales).Los birmanos comenzaron a inquietarse. No sólo no controlaban su propio país, sino que encima corrían el peligro de convertirse en una minoría en él. El ejemplo de los palestinos muestra que no era un peligro ilusorio. Veamos algunas cifras: entre 1910 y 1935, poco más de dos millones de indios emigraron a Birmania. Sólo el 34% de los habitantes de Rangún eran birmanos. En los principales centros comerciales del país, los birmanos sólo superaban el 50% en Bassein. Los birmanos mantenían su peso en los sectores económicos tradicionales, pero en los más modernos no cesaron de perder peso durante las tres primeras décadas del siglo XX. Más del 50% de los arrozales eran propiedad de indios y más de dos tercios de los créditos concedidos tenían a un indio como prestamista. No es de extrañar que en estas condiciones, los birmanos desarrollaran una xenofobia antiindia y en ese rechazo a todo lo indio, incluyeron a los rohingyas. Probablemente sea de esta época de cuando date el mito que hace de los rohingyas meros emigrantes bengalíes llegados a Arakan en el siglo XIX. Como todos los mitos que nacen del nacionalismo xenófobo, este mito se ha expandido ampliamente en Birmania y en la actualidad es compartido por la mayor parte de los birmanos e incluso por gente del mundo académico, que piensan que los rohingyas son unos intrusos recién llegados a la región. La sensación de estar siendo invadidos por los indios fue especialmente fuerte en Arakan. Era una región poco poblada y a dos pasos tenía la superpoblada Bengala. El censo de 1891 arrojó la cifra de 58.255 musulmanes en Arakan; 20 años después, el censo de 1911 subió el número a 178.647, aunque su proporción seguía siendo casi la misma que la de 1825: 33% ahora frente al 30% de entonces. Por cierto que el censo de 1911 contó a los rohingyas como grupo étnico de origen indio, argumentando que parecían más indios que birmanos. El censo de 1921 volvió a considerarlos como arakaneses, pero señalando su cercanía a los indios. En un contexto en el que los birmanos iban adquiriendo identidad nacional y temían verse sumergidos por los indios, había de qué empezar a recelar de los rohingyas.