NACHO ÁLVAREZ Y EL QUARTETO BENDICIÓNLata de Zinc, Oviedo.Domingo 22 de febrero de 2015.
Problemas con el equipo de voces retrasaron el inicio del concierto del grupo gijonés, pero gracias a los buenos oficios de Fredi FMM, improvisado técnico de sonido, la actuación pudo llevarse a cabo. “Me habían contado que esto era como Berlín, lo que no me dijeron es que era como el Berlín anterior a 1981”, soltó el exManta Ray a modo de saludo con esa sorna suya tan peculiar. A partir de ahí, nos internamos en el peculiar mundo de Álvarez, fino observador de la vida y de la calle, letrista atinado y voz canallesca en la senda del mejor Tom Waits. Ataviado con sombrero de viejo granuja y respaldado por una banda eficaz y repleta de matices, Nacho Álvarez y el Quarteto Bendición ofrecieron un concierto exquisito y de texturas sónicas poco habituales en el panorama estatal. Un lujo contemplar a este perro viejo con tantas horas de vida en el filo, que retrata su microcosmos con un pincel certero y agudo. Callejero, nocturno, irónico, pero también desgarrador cuando se interna en vericuetos sentimentales, el proyecto de Nacho Álvarez se muestra sugestivo, rico y diferente. En la mañana vermutera ovetense todos esos rasgos se entregaron con la descarnada fuerza de un amanecer tras una noche en vela, convincentes y tentadores. Y sí, por momentos nos sentimos como si estuviéramos en Berlín.
MANOLO D. ABADPublicado en el diario "El Comercio" el martes 24 de febrero de 2015