Revista Cultura y Ocio
(Audiciones en voz alta). Si yo fuera mi médico de cabecera me recetaría una diaria dosis de Sílvia Pérez Cruz, esa sensibilidad inagotable y siempre llena de sorpresas. Desconocía su versión de The sounds of silence. Hasta ayer. La experiencia es de difícil catalogación, de hecho excede cualquier tópico calificativo. Me deja pensando que ya va siendo extraño, ante la evocación o el roce de cualquier canción amada, no imaginar cómo sonaría en la voz y bajo el prisma del arte de Sílvia. Un amor duradero.