Revista Cultura y Ocio

Lotería de Navidad: ¿Quién dijo vil metal?

Publicado el 22 diciembre 2014 por Rosa Valle @RosaMValle

Imaginan hoy las gentes sencillas de este mal llamado Primer Mundo que el vil metal tampoco debe de ser tan vil y se muestran dispuestas a abrirle la puerta de su caja de caudales. Sueñan con que ese metal les toque esta mañana por selección fortuita.

Ingenuos, honrados, puteados (si ya lo digo yo que cada vez tiendo más al taco), desempleados, empufados y más ruinosos estados personales con la misma terminación se ríen hoy del refranero popular que predica  que «el dinero no hace la felicidad» y «contigo pan y cebolla». Máxime cuando ya han probado en sus carnes el reverso de estos cantares vía, por ejemplo, «cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana».

Diosa de la Fortuna.

Al españolito empobrecido de la última década se le antoja que eso que los chorizos gobernantes de variadas siglas acumulan ilícitamente sin sonrojarse no debe de ser tan malo. Y juegan a la lotería, con ilusión.

O sin ella, que la tradición tira mucho en esto de los décimos y las participaciones. También están los que juegan por la mentada «envidia preventiva».

Con fe o si ella, algunos pobres hombres y mujeres buenos saltarán hoy de alegría tocados por la Diosa fortuna, en versión oronda o sílfide, pero igual de contentos, sea cual sea el montante recibido. Ni el vampiro del erario público que les chupa el criticado porcentaje podrá aguarles su euforia.

Y muchos pobres hombres y mujeres buenos saltarán hoy con esos afortunados, felices por la suerte ajena. Satisfechos porque, por un día, el mundo hace girar las tornas y el parné se va con los desdichados en vez de con los chorizos ibéricos y otros exprimidores de nuestro jugo por la vía ilegal pero autorizada. Buenas gentes, que sin llevarse un duro, sonríen por la suerte del prójimo y se conforman con que hoy sea para ellos «el Día de la salud».

Brindo por ellos y por ellas, por las buenas personas… que aún quedan en este país y suelen tener muy justos, o les faltan, los duros.


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