Los argentinos tenemos la oportunidad de ver Lula, el hijo del Brasil en las salas, días antes de las elecciones presidenciales en nuestro país vecino. En principio, la finalización del mandato de Luiz Inacio Da Silva resulta un contexto estimulante para asisitir al estreno de la adaptación que Fabio Barreto y Marcelo Santiago hicieron de la biografía escrita por Denise Paraná, y que le rinde homenaje al hombre antes que al estadista.
Quienes vieron la entrevista concedida a los productores de Presidentes de Latinoamérica reconocerán en este film el amor de Lula por su madre. Quienes recuerden las telenovelas Vale todo encontrarán que María de Fátima Accioly (Gloria Pires, en realidad) encarna a Doña Lindú.
Además de orgullo materno, la actriz que también trabajó en El rey del ganado expresa la admiración de muchos brasileños y otros tantos latinoamericanos por un dirigente hecho desde abajo: uno de los pocos de nuestra región que no surgió de la clase media-alta. En este sentido, Barreto y Santiago se preocupan menos por demostrar la inteligencia y nobleza de Lula que por subrayar la empatía edípica para contagiarla al público.
Dicho esto, el film también muestra anécdotas típicas en la construcción de un mito: por ejemplo, cuando la maestra visita a Doña Lindú, cuando el pequeño Luiz increpa a su padre golpeador, cuando el ya sindicalista metalúrgico transita los episodios más duros de su vida personal.
Como a la mayoría de las biopics, a ésta también le cuesta esquivar la sombra que proyecta la personalidad retratada, encima viva en este caso. Barreto y Santiago enfrentan el desafío sin caer en la adulación burda pero (qué pena) no profundizan* la descripción del contexto político-gremial que enmarcó la constitución de un líder ahora de envergadura internacional.
Días atrás, los medios informaron que los cineastas brasileños votaron por que Lula, el hijo del Brasil represente a su país en la próxima entrega de los Oscar. Es muy probable que la biografía autorizada y pasteurizada del -para ese entonces- ex Presidente conmueva a la Academia de Hollywood.
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* Los créditos del principio aclaran que la producción de esta película no contó con ninguna subvención del Estado, y sí en cambio con el apoyo de empresas nacionales y multinacionales. Curiosamente, algunas de estas compañías respaldaron el golpe militar de 1964 y la represión de la dictadura subsiguiente contra los sindicalistas, entre ellos Lula. Este detalle podría explicar la mencionada falta de profundización contextual.