Revista Cultura y Ocio

Macedonia de botella

Publicado el 29 junio 2017 por Icastico

Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas, y si se suman una manzana y una pera nunca pueden dar dos manzanas porque son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta” Esto es como un botellazo; la madre de semejante perla no es una ostra, es Ana Botella.

No es que me despierte la libido esa señora, pero al escuchar la palabra pera sufro una satisfactoria regresión. En mis tiempos de efervescencia, una pera era una paja, uno de los muchos nombres que recibía la masturbación masculina. Pajote o pajilla, manola o manuela, un sube y baja, una maraca, chusca o gayola, un solitario. Por no entrar en nombres compuestos como sacar brillo al calvo y un sin fin de ellos. Vamos, “un menage a one”, un polvo viudo. Auto-conocimiento. Me quiero, me amo y me satisfago. Por lo que respecta a la femenina los hay muy sonoros y sugerentes, como hacerse un dedo o petarse el chocho, cosa que me pone mucho, mas que nada porque es una pena que el uno no se lo hubiera podido hacer a la otra y la otra al uno.

Basta que hable de sumas la interfecta y me viene a la cabeza todo lo que restaron sus compañeros de carné. De afiliación y filiación. En efecto, hay cosas que deberían ser naturales pero la propia naturaleza del ser humano lo trasforma todo. Conste que si existiese interés comercial en sacar una manpera o perazana (posibles nombres de un híbrido salido de manzana y pera) no me cabe duda de que ya existiría. Con las frutas de hueso (y sin él) no sé cuantos bastardos han visto la luz, algunos muy sabrosos. O la sandía sin pepitas, gran invento.

Hablando de bastardos, y adulterando más la frase dislate de la Botella. Si se suman un político del Partido Podrido y un empresario, aunque sean dos hombres o dos mujeres, sale la dios es padre y la virgen bendita (una fábrica de milagros y extraños fenómenos). Como mínimo sale una franquicia de tramas corruptas. Miles de cerditos vacíos. Como las huchas de las pensiones, para que otros cerdos engorden, medren y se retiren, ellos, la prole y tátaraprole, impunemente. Si la suma es un indeseable político es con un fiscal anti corrupción sale un defensor del mangante que para mi quisiera cuando robe una gallina. Si el sumando incluye un periodista sale un esbirro a sueldo que deforma la realidad, tortura una verdad hasta hacerle confesar una mentira.

Si se suman un cura y toda su jerarquía con un niño, asunto también muy antinatural, sale una vida destrozada para el último, cuyo secreto queda enterrado en la misma sotana la mayoría de las veces. Si se suma un genocida y un puñado de fanáticos sale un golpe de estado con un millón de muertos y un gobierno talibán. Aquí sabemos mucho de sumas macabras y degeneradas.

En fin, derrapé totalmente. Me salí a tomar por saco. Iba a hablar del orgullo gay y se me cruzó la botella en el camino con aquella frase, tan inculta como rancia. Eso altera cualquier percepción, así que lo dejo aquí. Viva el orgullo gay, el guay y cualquier otro del que se pueda presumir, orgullosamente.


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