Fecha: 31 octubre 2014
Asistentes: 10.000 personas
Artistas: The National, The Kooks, Cycle, Mando Diao, Grises, The Orwells, Belako, Jack Knife
Precio: 38 euros
Un intenso halloween emocional y bailón
Tarde frenética de viernes en Madrid, con miles de millones de personas en las calles tratando de arañar las que se presuponen prosteras horas de calorcito, algo ya de por sí inquietante en una ciudad plagada de gente maquillada con ojeras, cicatrices y ojos sangrientos para celebrar su dichoso propio Halloween. Porque sí, estamos en noviembre.
Mientras el gentío se mueve a velocidad ultra rápida yo lo veo en cámara súper lenta, sumergido en mis propios pensamientos mientras me encamino al BarclayCard Center (si es que cuesta decirlo, caramba, ¡es el Palacio!) contrariado por haberme perdido a Jack Knife, Belako, The Orwells y Grises, formaciones encargadas de caldear el ambiente.
Como es tradicional, los bares de los aledaños están hasta la bandera, lo cual me lleva a preguntarme cuál es la utilidad de ponerse hasta las trancas para disfrutar de un concierto de The National, pero esa es otra historia que como depende de cada cual, no es cuestión de marearla más. La cuestión, digo.
Algo más de media entrada para cuando los suecos Mando Diao aparecen en el escenario con su sorprendente nueva propuesta, en plan jipis retrofuturistas maquineros, para defender su reciente disco 'Aelita'. Los dos vocalistas, Gustaf Norén y Björn Dixgård, no paran de bailar epilépticamente y arengar al personal con gritos constantes.
Seguramente aburridos de lo que eran, se han dejado por el camino toda la elegancia vintage marca de la casa y ahora miran al futuro con renovado vigor, sin duda efectivo en festivales maratonianos como este Mad Live! by Sony, donde buena parte de los asistentes quieren quemar tantos pares de zapatilla como sea posible.
Los suecos propiciaron uno de los momentos más desconcertantes de la velada, interpretando más regular que bien en plan flamenco chill out electrónico su 'Sweet wet dreams' con la española Zahara ('Sajara', según ellos vociferaron). Pero las cosas como son, cuando pisaron el acelerador con 'Gloria', 'Dance with somebody' (enorme aún con los nuevos arreglos) y 'Black saturday', se lo llevaron de calle.
Turno después para el regreso de Cycle a los escenarios, con Luke Donovan, David Kano, La China Patino y Juanjo Reig atronando con su electrónica guitarrera macarra. Sin duda contundentes, aunque buena parte del público, entre risas, jugara constantemente a adivinar si la canción que empezaba a sonar era o no era ya 'Confussion'. Al final llegó, claro, y fueron unos minutos reveladores de incontrolada expansión sensorial.
Con los graves todavía retumbando en nuestras cabezas, tomaron el escenario The Kooks con su optimismo y su buenrollismo habitual. Su más reciente disco, 'Listen', no es una mala cosa y aporta nuevos colores a su cancionero, que siempre funciona en directo gracias a una sencillez que se basa en melodías pegadizas y un pop rock bailable con toques soul y funky. Muy mal hay que hacerlo para que esa fórmula no resulte ganadora.
Los británicos liderados por Luke Pritchard se marcaron un set de una hora con 'Around town', 'Down', 'She moves in her own way', 'Forgive & forget', 'Junk of the heart (happy) y 'Naive'. Convirtieron el recinto, ahora ya sí casi repleto con 10.000 personas (las gradas altas estaban cerradas y tapadas), en un lugar mejor. "I wanna make you happy, I wanna make you feel alive, Let me make you happy..."
Y hasta aquí duró el festival adrenalitico para todos los públicos. Mientras sonaba el 'Riders on the Storm' de los Doors, The National tomaban el escenario y la cosa se ponía sería ya de inicio con 'Don't swallow the cap', 'I should live in salt' y 'Mistaken for strangers'. Densos, intensos, emocionales... ya sabemos de sobra cómo son estos estadounidenses, que seguramente alucinaron con la respuesta pasada de vueltas de un público entregado hasta las últimas.
El extraño carisma de Matt Berninger dirige esta ceremonia de 'rock adulto y arty' (llamémoslo así, va) que alcanza una gran cima con la suculenta 'I need my girl'. La banda suena pétrea, compacta, y juega con las melodías y las distorsiones para crear momentos de dolorosa intensidad casi física. Por cierto, que allí estaba, efectivamente, Sufjan Stevens como uno más de la banda, en un discreto segudno plano (vamos, que se enteraron tres o cuatro).
La velada transcurre emocionante, conmovedora, con The National marcando su personalísimo ritmo con 'Sorrow', 'England', 'Graceless', 'Fake empire', 'Mr November', 'Terrible Love'... y Matt adentrándose entre el público, a estas alturas ya dividido entre los que estaban totalmente metidos en la película y los que jamás conseguirían entrar. Cosas de los festivales variopintos que reúnen a gente variopinta. Bienvenido sea Mad Live! by Sony.