Revista Cine
Director: George Miller
Estos últimos tres días, como bien pueden ver, he comentado la primeras tres películas de la saga "Mad Max" a raíz del fenómeno que ha causado el estreno de ésta la cuarta entrega que ahora mismo les comento, pero sin la certeza de si iba a poder ir al cine a verla y sumarme a toda la fanaticada. Como pueden notar, al final la he ido a ver, no sin su buena compañía -el problema no era el dinero, sino que no quería ir solo a una función que iba a estar llena de gente-, y más importante, sin sumarme a esa fanaticada ciega e irreflexiva que adhiere porque sí y no por comprender lo esencial. Relacionado a esto último, creo que el tener la trilogía original tan fresca en mi mente me ha ayudado un montón, pues lo primero que hace es activar las defensas contra lo que a muchos suele noquear al primer impacto, y me refiero a la alta pirotecnia visual, y así poder disfrutar de las cosas por lo que son y no por lo que causan. "Mad Max: Fury Road" me parece una película genial e intensa a más no poder, una experiencia alucinante y memorable que bien vale la pena su entrada al cine y otras tres más, pero hay dos cosas que puntualizar: no es la mejor de la saga, y aunque tenga espíritu y actitud, tampoco es 100% Mad Max. ¡Pero se disfruta condenadamente bien, maldita sea!
Al buen y loco y esta vez atormentadísimo Max lo atrapan unos fenómenos gobernados por el implacable Immortan Joe, quien ve cómo Imperator Furiosa, en vez de ir a buscar gasolina como debe, se desvía hacia quién sabe dónde, para peor, con una preciosa carga: sus cinco esposas. Como es de esperar, el viejo Joe tira la casa por la ventana, pone toda la carne a la parrilla y se va con todo a perseguir a Furiosa... Y cuando digo con todo quiero decir con absolutamente TODO. Desde luego, nuestro Max estará ahí metido, y es que el hombre no se pierde ninguna, ¿eh?
"Mad Max: Fury Road" es una gran película de acción, qué duda cabe. Es impresionante: desde que comienza hasta que termina no para en lo absoluto, los primeros treinta minutos son martillazos tras martillazos tras más martillazos. Es incontenible, una verdadera locura sin limites ni pausas o descansos, una persecución desenfrenada y desvergonzadamente excesiva: es delicioso y hermoso. Para los más onanistas será una cosa orgásmica, y para el resto también. Es acción pura y dura non-stop, todo amparado por el ridículamente exagerado presupuesto que, bendito sea, hace todo esto posible. Si quieren olvidarse del mundo durante dos horas, si quieren volverse locos y sumergirse en un carnaval de destrucción y explosiones, si quieren ver buen cine de acción con autos y armas y humanos tuneados, entonces "Mad Max: Fury Road" es la mejor película en lo que va de siglo que la industria puede ofrecer -no me da miedo dejarlo escrito incluso cuando admito que podría estar equivocado, especialmente porque no he visto todo el cine de acción del siglo- y la dosis ideal de delirio que deben inyectarse directo a la vena que va directo al cerebro, todo lo necesario para abstraerse y entretenerse sin nada que pueda arruinarles la puta función. Esto es cine de acción de gran calidad: bien rodado todo, con grandes personajes, una trama de fondo más que suficiente, y una capacidad para entregarte dos horas de endiablada locura sin perder el norte ni el pulso ni el espíritu desenfadado y desprejuiciado. Esto, creo yo, es amor a primera vista.
Pero ojo, que no por tener más pirotecnia visual y estar ejecutada con precisión milimétrica la película será la mejor de la saga, o mejor película que el resto del panorama cinematográfico -hay fanboys así de exagerados, y tampoco es acertado caer en dichas conclusiones tan imprecisas y vagas-. Porque, primero que todo, con "Mad Max" no hay que ser reduccionista y conformarse con que las aventuras del loco Max sean autos y explosiones y bichos raros para darse por satisfechos... quiero decir, esta película me ha dejado más que satisfecho, sí, pero como película de acción individual y no necesariamente como parte de esta saga de legado cinematográfico único e imborrable -construido gracias a sus dos primeras entregas, lo mejor de lo mejor-, asunto inevitable y muy importante considerando la saga en que está metida esta cinta. Vamos con ello entonces...
Para empezar, lo obvio: Max Rockatansky hay uno solo, y ése es el buen y loco Mel Gibson. Queda más que demostrado ahora. Y aunque Gibson haya dado su beneplácito a Tom Hardy, debo decir que este otro no logra darle a su Max el carisma o la identidad acorde a tan rico personaje... Muy serio y atormentado para mi gusto, en contraste con el desencantado pero siempre encantador y pícaro Mel. Eso por parte del actor, en cuanto a Max como personaje de ficción, debo decir que todo ese rollo suyo con las alucinaciones y los arrepentimientos superlativos le dan una carga de drama poco apropiada y justa a un personaje que por haberlo perdido todo sabe que ya no hay nada más que hacer salvo sobrevivir -ciertamente no perder el tiempo en lamentaciones-, si bien siempre acaba ayudando a alguien a regañadientes -aunque trate de evitarlo-. El Max de la trilogía original es un muy buen sujeto y ser humano que no necesitaba de alucinaciones o cosas así para dar cuenta de su estado interior: sus acciones hablan por sí mismas, lo que en parte se mantiene acá pero con vanos adornos "psicológicos". Además, ¿quién es esa niña que se le aparece?
Segundo, si bien es claro que ésta entrega está más en línea con la tercera en tanto ambas tienen un mensaje mucho más esperanzador y humano y feliz -suficiente y necesario para el caso, aunque siendo parte de una saga que se debe a sus principios fundacionales...-, creo que falta el nihilismo y desencanto de la primera y el gran cine de la segunda -ese magistral uso de ciertas tradiciones narrativas y estéticas que sólo dicha entrega supo aprovechar al cien por ciento, y sin tanto boom boom o bang bang- para que estuviéramos realmente ante una gran película que pudiera hacerle frente a cualquier otra de cualquier género, algo que las mencionadas dos primeras pueden hacer sin amilanarse -aunque tampoco hay que ponerlas en un ring ante los grandes y genios absolutos, vamos-. Me parece que "Fury Road" recurre demasiado a mecanismos que no forman parte del adn estético y narrativo de la saga pero que sí son capaces de atraer más espectadores sedientos de locura visual extrema. No es una traición, no es grave, pero es algo. Y no me digan que una cinta como "Mad Max" no necesita fondo, conceptual o cinematográfico, pues es lo primero que debe tener, primero porque no estamos ante una de acción del montón, segundo porque es parte de su maldito ser, y tercero porque más que ajustarse a los parámetros de la actual generación consumidora de poco cine -o pocas películas- debe hacerlo por respeto a sí misma y lo que representa. Eso sí, no me malinterpreten: esta cinta no le falta el respeto a lo que significa la saga, pero no es el apabullante cine puro y duro de "Mad Max" o "The Road Warrior", ni tampoco un feroz vehículo que traiga a los tiempos actuales ese cine de entonces.
Y, básicamente, ésos serían mis dos grandes reparos, que constituyen los dos pilares fundamentales de la saga.
De todas formas, no me entiendan mal: he quedado completamente encantado con "Mad Max: Fury Road". Hace tiempo que una película de acción no me volaba la cabeza de esta manera, incesante y desmesuradamente, amén de una premisa precisa y potente, grandes personajes -un villano de lujo, una co-protagonista absolutamente genial, un malo-bueno muy divertido y alocado, secundarios bien dibujados, y una amplia gama de excéntricos raritos que es imposible que te decepcionen- y una narración firme y directa al grano. En no pocas ocasiones la acción cae en una melosidad barata y simplona, naturalmente por las formas propias de los tiempos que corren -el original nunca se habría dejado vencer por el amor joven, o la búsqueda de la lágrima fácil...-, pero ello no logra hacer rasguños a un conjunto acorazado con (casi) lo mejor que Miller nos puede ofrecer. Yo iría a ver, con mucho gusto, esta película unas tres veces más... Todo lo anteriormente escrito es básicamente una respuesta contra aquellos que piensan que estamos ante la mejor de la saga -en algunos casos en los que puedo dar fe de ello, declaraciones proferidas por personas que no han visto las tres primeras (¡!)- o que todo el cine -pero cuando dicen todo dicen todo- debería ser así: divertido y poco más. Señores: el cine es mucho más, y también lo es "Mad Max". Yo, que soy más mesurado, digo que vean esta película, completamente recomendable, una cinta de acción sensacional, pero no sin antes repasar la saga y poner las cosas en su lugar: que los dos primeros filmes de "Mad Max" -que conforman un díptico maravilloso y todopoderoso- son los auténticos amos y dueños de la carretera.
Por lo demás, sólo los insto a exigir ya mismo su dosis de "Mad Max", y ojalá directo a la vena...