Revista Cultura y Ocio
Mientras el escritor de microrrelatos pasea por el parque, se le ocurre uno de tan solo cinco palabras. Abstraído, ignora a la gitana que primero le pide limosna y luego le lanza una maldición. Cuando el escritor llega a su casa, se sienta frente a un folio en blanco con la intención de plasmar aquellas cinco palabras, el bolígrafo se le desboca y escribe un novelón de trescientas páginas. Aterrado, consulta al doctor, quien le receta un complejo vitamínico y abstenerse de escritura durante una semana. Durante aquellos siete interminables días, a todas horas, el escritor va repitiendo mentalmente las únicas cinco palabras que componen su microrrelato. Finalizado el tratamiento, vuelve a sentarse frente a la página en blanco. El bolígrafo se le desboca y escribe una novela corta, una colección de relatos de suspense y tres poemarios. Su editor, que se había negado a publicar sus microrrelatos, le felicita, el novelón figura en la lista de los más vendidos. Su banquero, que antes le menospreciaba, le telefonea para ofrecerle un préstamo hipotecario. Su esposa, que había pensado abandonarle, ha vuelto a enamorarse de él. El escritor de microrrelatos llora, inconsolable.Texto: Carmen de la Rosa Moro