El tiempo pasa volando y ya son muy pocos los venerables rostros cinematográficos de la época dorada de Hollywood que nos quedan con vida, hecho que nos entristece profundamente a los más cinéfilos. El pasado día 15 en puertas de la festividad navideña se nos han marchado definitivamente Peter O'toole y Joan Fontaine (a los 81 y 96 años respectivamente), dos grandes de la escena. El mismo día, puñetera casualidad, ambos parecen haber escogido como compañero de reparto al otro para que el aplauso de homenaje sea compartido; es por ello que justo este señalado día 15 quedará en la memoria realmente como un mal día para el arte.
Fontaine, británico-estadounidense, hermana menor (y encarnizada enemiga también) de Olivia "Escarlata O´Hara" de Havilland, que aún vive a sus 97 añazos, fue musa del maestro Hitchcock, trabajando con él en Rebecca junto a Laurence Olivier y posteriormente en Sospecha junto a Cary Grant, papel por el que obtuvo un Oscar al que también optaba su "querida" hermana, con la que estuvo sin hablarse más de cuarenta años. Orson Welles, con el que también hizo una película (la adaptación de Jane Eyre) alabó su tesón para no quedar contenta con una escena hasta verse perfecta, y si alguien tiene curiosidad por saber más sobre sus devaneos sociales y tormentosas relaciones familiares se recomienda la lectura de sus memorias, libro titulado con la explicativa frase No fue un lecho de rosas, que casi adelanta el tono de rajada que van a tomar los derroteros…
Peter O´Toole, todo elegancia irlandesa circundando esos míticos ojos azules, será siempre recordado por su papel monumental en la no menos monumental Lawrence de Arabia (1962), título inmortal e imprescindible del cine de ayer, hoy y mañana. Ocho veces nominado al Oscar sin conseguir ser premiado, O'Toole fue reconocido en 2003 finalmente con la estatuilla honorífica, y el actor, sobrado de energía ya septuagenario, estuvo a punto de rechazarla porque lo que de verdad deseaba era ganarla por un papel y no por su trayectoria, considerando que aún estaba a tiempo de hacerlo. No abandonó su profesión hasta el año pasado y por motivo de su ya bastante avanzada edad. Todo ello denota el carácter del tipo.
La muerte ha sido en este caso el cinematográfico cartero que ha llamado dos veces en menos de veinticuatro horas y ha venido a buscar a una pareja que recuerda al cine artesanal y rodeado de glamour que ya no se realiza. Esta pareja mítica e icónica ha decidido cruzar de la mano el gran umbral el mismo fatídico mal día. Un respetuoso adiós y nuestro más sentido recuerdo para ambos desde estas humildes líneas. Descansen en paz. Hasta cada una de sus películas.