Revista Cultura y Ocio

Malas

Publicado el 13 agosto 2017 por Aurisecular

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Los personajes son, por orden de intervención, y de aparición en la literatura, Medea, Celestina, Lady Macbeth, Laurencia, Nora y Bernarda. A todas las conocemos, sabemos su historia por lo que lo interesante del texto dramático es ver qué tienen que alegar en su defensa.

A Celestina se la acusa de prostitución y delitos contra la salud por la práctica de la brujería. Ella se defiende argumentando que sólo practicaba la hechicería (que no es lo mismo) y ayudaba "a devolver a las jovencitas casaderas a su estado naciente" (en realidad, teniendo en cuenta que no ser virgen era un hándicap para la mujer, estaba haciendo un favor social -aun hoy se restaura en determinadas culturas el himen para evitar que la mujer sea rechazada-). Sin embargo, sus asesinos no han tenido tanta repercusión en la historia "los únicos que deberían estar delante de vuecé deberían ser esa pareja de traidores, Pármeno y Sempronio".

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El crimen de Laurencia, hija del alcalde de Fuenteovejuna, es diferente, ella no mató a nadie como Medea y, aunque instigó a la venganza como Lady Macbeth,

Nora está desconcertada, la inocente Nora no ha matado a nadie, no ha instigado al asesinato y sin embargo es acusada de abandono del hogar y de los hijos, así como de falsificación documental. Su defensa se basa también en el amor, prefirió quedar ella como cruel socialmente antes que pedir el divorcio, que le hubiera supuesto a su marido

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"un duro golpe social". Nora representa el sacrificio que han debido de hacer muchas mujeres para llegar a la situación femenina actual.

Todas se declaran "Inocente" de los cargos que les ha imputado la sociedad. Todas han luchado por hacer valer su honor en un mundo pensado por y para los hombres. Aun así esto no es lo importante de Malas (eso ya lo vemos en cada obra de las que son protagonistas).

Nora interrumpe tímidamente a Lady Macbeth para pedir salir de allí puesto que ella cree no haber cometido ningún delito; más tarde, cuando le toca su turno, saca

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"un paquete de golosinas [...] y le ofrece a las demás [...] Esto era lo único que me recriminaba Torvald...".

Por su parte Lady Macbeth da la espalda a Celestina mientras ésta habla, como dando a entender que no debe estar ante gente de tan baja condición. Y, sin duda la mayor interacción es cuando sale Nora, tras un grito aterrador, el escenario totalmente iluminado y ella intentando escapar por todos sitios, aunque antes de llegar a ningún extremo "se escucha un portazo" que la obliga a volver hacia otra dirección con el mismo resultado. Durante esta intervención de movimientos y gestos de terror, acrecentados por el sonido de las puertas y los gritos, algunas la censuran; "CELESTINA: ¡Detente loca, MEDEA: ¿A dónde quieres ir?, L. MACBETH: Deberían matarte, CELESTINA: ¡Loca!, BERNARDA: (Golpea con su bastón enérgicamente): ¡Silencio!".

Así pues, aunque se trate de monólogos, el diálogo escénico es fantástico. Cada personaje habla según la época a la que corresponde su papel y realiza los mismos gestos que ya vimos en sus obras: la risa infantil e inocencia de Nora, la fe de Laurencia, la soberbia y altanería de Lady Macbeth, la ironía de Celestina y su temor, el cansancio y seguridad de Medea, el desprecio y confianza de Bernarda.

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Pero todas experimentan un declive con un gesto que revela su sufrimiento, el desequilibrio mental al que han sido abocadas con sus hechos: Medea "Ríe a carcajadas" "se retuerce de dolor", Celestina "Intenta huir" "cae al suelo", Lady Macbeth "inclina tristemente la cabeza", Laurencia "Llora de rabia", Nora "mira con cierto miedo a Bernarda" (probablemente le recuerda la intransigencia masculina)y Bernarda "triste" rememora el suicidio de su hija, las consecuencias de sus actos.

Y ahí permanecerán, de manera universal para que no las olvidemos, para que les hagamos justicia y entendamos que sus actos fueron consecuencia de lo que les tocó vivir, para que nos cercioremos de que si hubieran sido hombres, la historia, la sociedad, no las habría censurado por sus actos, para que no nos olvidemos de que aún queda mucho camino por recorrer.

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La frialdad de Celestina o la ambición apasionada de la mala shakesperiana quedan reforzadas por el tono azul de la primera y el rojo de la segunda. La luz fría y azul recuerda a la luna, condición que Celestina ya lleva en su nombre, en la función de hechicera que desempeña y en el misterio que la rodea. Éste es por lo tanto el papel que destaca de ella, no el de ser prostituta. Celestina puede significar (a través de la luz) el triunfo de la espiritualidad en contraste con el materialismo del que se la acusa en la obra de Fernando de Rojas. Así pues, la luz articula la visión del espectador, con el sonido, el tiempo y la tensión dramática.

A veces no hay sonido, pero el silencio aporta más tensión dramática que la propia intensidad de las palabras, por eso, las mujeres continúan sufriendo una tiranía constante y una humillación creciente, que entendemos de la respuesta dada a los silencios.

La luz y el sonido son elementos -roles- teatrales cuyas implicaciones resultan interesantes ya que se incentiva la imaginación del público y se enriquece, por supuesto, la poética visual de la escena.

La luz y el sonido tienen la cualidad de trascender los límites del escenario y desintegrar el cuerpo del personaje hasta convertirlo en idea. Como consecuencia de este soporte generador surge una tensión entre la palabra del personaje y la sensibilidad, tanto de éste como del público, que pude influir en la realidad objetiva interpretando a ese personaje desde una forma más libre que la que ha traído impuesta por la sociedad.

Algunos sonidos (como los tambores que suenan con Lady Macbeth o con Laurencia) aportan información cronológica e histórica (guerra), otros, como "Se escucha un fuerte viento" anuncian cambios estresante, sobre todo al ir acompañados de "Risas de noche de aquelarre" que aluden a las celebraciones paganas en las que había ofrendas al demonio y banquetes de carne humana.

Por último, la violencia que rodea a todas las mujeres se acrecienta con ruidos de golpes y portazos y sobre todo, con el toque a rebato final de las campanas, toque que avisa del peligro de la mujer aunque ésta sea inocente. Aún hoy no es considerada inocente. Aún hay que seguir luchando y sufriendo.

En la conformación de las diferentes personalidades de cada una de las protagonistas no debemos olvidar su posición en el espacio. Por ejemplo al ocupar Bernarda el centro

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"(Se levanta apoyada en su bastón y avanza hasta el centro del escenario)" retoma, aunque cansada, su posición de enfrentamiento social, quiere alejarse de todos los límites impuestos por los que la rodean.

Y por supuesto los gestos que realizan las protagonistas nos ayudan a ajustar su forma de ser, como el gesto emblemático de Bernarda al golpear el suelo con el bastón, para indicar la fuerza y el poder, el ilustrador de Lady Macbeth al inclinar la cabeza para aportar credibilidad a su fracaso, el regulador de Nora al entregarle el abanico a Bernarda, para interactuar con ella ofreciéndole su ayuda en la comunicación, el gesto adaptador de Nora al correr de un lado para otro de forma inconsciente para incrementar su tensión, y los emotivos con los que todas expresan su orgullo o dolor.

La obra está editada en 2017, por lo que apenas ha dado tiempo a ser representada, aunque el año pasado fue llevada a las tablas del Centro de la mujer Mariana Pineda, de La Flota (Murcia).


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