Revista Ciencia

¡Maldito Whatsapp!

Por Davidsaparicio @Psyciencia
Gadini / Pixabay" href="http://i1.wp.com/www.psyciencia.com/wp-content/uploads/2015/12/whatsapp_1450101165.jpg?resize=1280%2C853">¡Maldito Whatsapp!Gadini / Pixabay

Mi experiencia como Terapeuta Gestalt me ha llevado a la conclusión de que cada vez son más frecuentes las rupturas afectivas como consecuencia del abuso de plataformas virtuales como el Whatsapp u otras formas de comunicación interpersonal a través de mensajes en las redes sociales.

¿Por qué ¡Maldito Whatsapp!?

Antes de adentrarme en materia, quisiera matizar que los habituales intercambios de textos a través de Internet distan mucho de la verdadera comunicación interpersonal, un proceso interactivo por el que se transmite un mensaje (ideas, actitudes, sentimientos, emociones) desde un individuo (emisor) a un otro (receptor), utilizando estímulos tanto verbales como gestuales.

Aunque a lo largo de este artículo se mencionará con frecuencia el Whatsapp, justo es matizar que muchos de los problemas que esta plataforma genera también se dan en Facebook o Twitter, unas redes sociales que, en su conjunto, configuran un nuevo modo de comunicarseque para muchos acaba siendo la únicaforma de construir sus relaciones interpersonales, incluso las afectivas, al sustituir la tradicional comunicación cara a cara por la pantalla de un teléfono móvil.

Es así como gracias, o por culpa de la tecnología, millones de personas mantienen sus relaciones, retoman otras o inician nuevos contactos de amistad —un concepto que han devaluado las redes sociales– con perfectos desconocidos con quienes crean lazos afectivos y comparten su privacidad.

El Whatsapp

El Whatsapp es una aplicación de mensajería instantánea utilizada a través de los modernos smartphones, o teléfonos inteligentes, que desde su nacimiento en 2009 ha aumentando exponencialmente el número de usuarios hasta alcanzar los casi mil millones en septiembre de 2015, un éxito debido a la casi gratuidad del servicio que el Whatsapp ofrece frente a las caras mensajerías por SMS y la posibilidad de una comunicación inmediata y sin límite de texto (incluido el intercambio de fotos, videos y documentos) no solo entre dos personas sino a través de grupos seleccionados por afinidades, parentesco, etc.

En los últimos años se constata un detrimento de las conversaciones y los encuentros presenciales al proliferar los chats de Whatsapp, los mensajes privados de Facebook o cualquier otro modo virtual de mantener unas relaciones que tienden a degradarse por la ausencia del calor humano, la gestualidad o el valor que la entonación le confiere a las palabras, unos elementos fundamentales de la comunicación que nunca suplirán los populares emoticonos por más que estas secuencias de caracteres estén diseñadas para expresar emociones y enfatizar en la intencionalidad que el usuario pretende conferir a una expresión escrita.

Es un hecho que no todo es dañino o negativo en estos modernos modos de comunicación (son muchas las ventajas que aportan a nivel personal y laboral sobre todo en personas aisladas geográficamente o imposibilitadas para comunicarse normalmente por sus limitaciones psicológicas), no obstante el objetivo de este artículo no es enfatizar en los aspectos favorables de la comunicación online sinoadvertir de sus repercusiones perjudiciales.

Efectos nocivos de la comunicación por Whatsapp

Una de las principales consecuencias negativas del mal uso de las redes sociales es la adicción por abuso del Whatsapp u otras formas de mensajería informática, un enganche que ocasiona comportamientos de tipo obsesivo-compulsivos que merman la atención a los quehaceres laborales, sociales y familiares, abocando a un aislamiento del mundo real por un ansia de estar siempre conectado e informado y a su vez ofreciendo información de todo lo que acontece en las vidas de quienes sufren este trastorno.

Los afectados por esta adicción van creando una dependencia del teléfono móvil (nomofobia) y un acostumbramiento a crear nuevas amistades, nexos afectivos e incluso relaciones sentimentales a través de vínculos virtuales que atrofian las habilidades de comunicación adquiridas por el individuo a lo largo de su vida. Es así como muchos se van habituando (por pereza, por comodidad, por miedo o vergüenza a afrontar el cara a cara en ciertas relaciones) a enviar mensajes y a mantener conversaciones a través de pantallas en lugar de hacerlo cara a cara.

Termina de leer el artículo completo en Gestalt Terapia , el blog especializado de Clotilde Sarrió.


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