Revista Cultura y Ocio
En muy pocos días han llegado a mis manos dos libros publicados por la editorial La Bella Varsovia. Son los libros de Luna Miguel y Cristina Morano. Creo que no fuerzo la analogía si digo que Estar enfermo y El arte de agarrarse tienen mucho en común. Los dos libros hablan de las heridas físicas y psicológicas que produce la vida, hablan de la enfermedad (algo que ya tematizó Nietzsche) como de un motor doloroso de escritura, escritura que vendría a ser de algún modo cura o al menos paliativo de dicha enfermedad. Son libros directos, confesionales, donde las poetas exponen sin exhibicionismos ni estridencias sus llagas, con la suficiente contención como para que el lector se adentre en ellas y descubra en esas heridas ajenas algo de las propias.
Hypocondriaque
garganta vacía, blando, duro, cabeza.
garganta seca, fiebre, sueño, tripa.
tengo todos los síntomas, sueño todas
las enfermedades, sangre, frío, azúcar.
no estoy enamorada.
(Luna Miguel, Estar enfermo)
Las cordilleras de la noche
Voy a hablar de otra forma.
Reescribo una y otra vez los versos,
pero de qué hablarán.
Alargo
las manos y las crestas de la oscuridad
me cortan al asirme.
Lady Day cabalga el dragón,
el arqueado lomo de los animales
que hemos imaginado para describir el desastre:
la herida que no sigue una línea razonable,
pues no sangra ni cura ni cicatriza.
Hoy hablaré de otra manera,
termino de escribir un diecisiete
de julio del cincuenta y nueve:
el hígado de Billie Holiday
se colapsa tres veces esta noche.
Los médicos encuentran
inútil la reanimación.
Sólo hay un policía vigilándola,
por favor, cogedme la mano
mientras caigo.
Cuando agarro la oscuridad,
los peñascos me hieren en los dedos,
con los ojos abiertos miro
a través de las sombras,
hacia las cordilleras de la noche.
De sus bosques regresa lo pasado,
las funciones del cuerpo rotas
y esa forma brutal que la desesperanza
impone en las maneras de los solos.
(Cristina Morano, El arte de agarrarse)
Hypocondriaque
garganta vacía, blando, duro, cabeza.
garganta seca, fiebre, sueño, tripa.
tengo todos los síntomas, sueño todas
las enfermedades, sangre, frío, azúcar.
no estoy enamorada.
(Luna Miguel, Estar enfermo)
Las cordilleras de la noche
Voy a hablar de otra forma.
Reescribo una y otra vez los versos,
pero de qué hablarán.
Alargo
las manos y las crestas de la oscuridad
me cortan al asirme.
Lady Day cabalga el dragón,
el arqueado lomo de los animales
que hemos imaginado para describir el desastre:
la herida que no sigue una línea razonable,
pues no sangra ni cura ni cicatriza.
Hoy hablaré de otra manera,
termino de escribir un diecisiete
de julio del cincuenta y nueve:
el hígado de Billie Holiday
se colapsa tres veces esta noche.
Los médicos encuentran
inútil la reanimación.
Sólo hay un policía vigilándola,
por favor, cogedme la mano
mientras caigo.
Cuando agarro la oscuridad,
los peñascos me hieren en los dedos,
con los ojos abiertos miro
a través de las sombras,
hacia las cordilleras de la noche.
De sus bosques regresa lo pasado,
las funciones del cuerpo rotas
y esa forma brutal que la desesperanza
impone en las maneras de los solos.
(Cristina Morano, El arte de agarrarse)