Revista Cine

Manhattan (Woody Allen, 1979)

Publicado el 18 febrero 2014 por Juanjo85
Manhattan (Woody Allen, 1979)
El urbanita enamorado de su ciudadManhattan (Woody Allen, 1979)
Este film supuso la definitiva confirmación de Woody Allen como uno de los grandes maestros del cine norteamericano, reafirmándose en un estilo muy personal y también bastante intransferible, ya que no ha habido apenas casos de intento de copiar al cineasta judío. Allen demostró aquí una madurez y una adultez insólitas (no sólo en su forma- ese brillante b/n obra de Gordon Willis, director de fotografía habitual de Allen y de la saga El padrino, entre otras muchas, sino también en su contenido) en su primera época, más centrada en la comedia más alocada, aunque igualmente sutil y de una calidad incontestable- hasta La última noche de Boris Grushenko (Love and death, 1975)- y la sensacional, influyente y más sofisticada, estructuralmente hablando, Annie Hall (1977, http://movieallure.blogspot.com.es/search?q=Annie+hall), convirtiendo a Manhattan en una comedia seria e incluso llena de cierto pesimismo.Manhattan (Woody Allen, 1979)
Los amoríos de un neurótico y obsesivo guionista televisivo, estancado en su trabajo y que decide aventurarse a escribir una novela mientras se enamora de una chica menor de edad, pero que acabará con la novia de un amigo suyo, conforman un Allen en estado puro. Acompañado en el reparto por dos de las más importantes actrices de la época como Meryl Streep y Diane Keaton, supuso un homenaje de Allen a su ciudad (en pleno siglo XXI ya empezaría su recorrido por Europa, con películas de mayor o menor entidad, ambientadas en Londres, Barcelona, París o Roma), un personaje más en gran parte de su obra, desarrollando una típica y realista historia de amoríos, capaz de analizar la psique, naturaleza y condición humanas, como nadie excepto el mismo Allen, puede hacer.Manhattan (Woody Allen, 1979)
Manhattan trata de los sentimientos de dos parejas y una quinceañera, de sus caprichos, cuernos e incoherencias, porque, y citando al propio Allen de su genial y posterior Hannah y sus hermanas (Hannah and her sisters, 1986) “hoy se ama a una y mañana a otra, ya que el corazón, por suerte, es un músculo muy elástico”, cita esta y película (Manhattan, entre otras muchas del propio realizador) que intentan explicar la inexplicabilidad y gran mentira que para Allen y mucha otra gente es el amor, convirtiendo a la película y a su realizador en iconografía popular de una ciudad.Manhattan (Woody Allen, 1979)
Influenciado por sus cineastas preferidos (Federico Fellini, Luis Buñuel, Ingmar Bergman)- o sea, por un densísimo cine europeo- Allen demuestra, también con Manhattan, su vena más entertainer, aunque eso sí, con referencias culturales e históricas de toda índole que no están al alcance de cualquier espectador- menciona muchos de sus gustos autobiográficos en materia de música (Louis Armstrong, Mozart, Vivaldi) literatura (Tolstoi, Brecht), etc-, aderezados con pensamientos, en voz alta, de ligera y agradable digestión y calado (las escenas inicial y final, con el personaje de Allen intentando, en la inicial, empezar su novela mientras vemos aceras llenas de gente, atascos de tráfic,  la paz que destila Central Park, la cultura del Museo Metropolitano y el MOMA, el skyline, el Radio City Hall o el estadio de los New York Yankees, todo parte de su amada Nueva York, aderezado con la estupenda Rapsodia azul de George Gerschwin y, en la final, describiendo las cosas por las que vale la pena vivir).Manhattan (Woody Allen, 1979)
En Manhattan todo reside en el guión. Apenas se intenta narrar algo, centrándose en el personaje de Allen y sus tres mujeres: Jill (Meryl Streep), su segunda exesposa (a la primera sólo la describe de palabra), la cual no hace otra cosa que reprocharle cosas (hasta escribe un libro sobre él); los otros dos personajes femeninos del relato son los pilares del film: por una parte, el amor racional, algo que Isaac siente por Mary (Diane Keaton), una mujer intelectualmente afín a él pero que acabará destruyendo la relación debido a su inseguridad (además de que es la pareja de un amigo suyo), y por otra parte, el amor irracional, que es el que siente por una atractiva adolescente, ,Tracey (Mariel Hemingway, nominada al Oscar a la mejor actriz de reparto, junto a la otra nominación al mejor guión original para Allen, pero que se fue de vacío incomprensiblemente), aficionada al cine de Jean Renoir (algo harto inverosímil tanto en 1979 como a día de hoy, y tan inverosímil como que tres mujeres atractivas, cada una en su estilo, hayan estado con un tipejo como Allen- pero en fin, es “la magia del cine”- con la que mantiene una relación más plácida y tranquila.Manhattan, y por entrar en las connotaciones de su título, supone un homenaje a la vida urbana, a las cosas inesperadas que pueden ocurrir en las grandes urbes, como las conexiones humanas, que Allen logra transmitir con admirable sentido.Manhattan (Woody Allen, 1979)
Tras Annie Hall, Interiores (Interiors, 1978) fue, hablando claro, un truño. Un experimento de drama familiar Bergman-style con el que Allen no supo o no le dio la gana conectar con el público. Manhattan suponía una prueba de fuego para la carrera de Allen y, además del prestigio crítico que adquirió prácticamente desde su comercialización, comercialmente supuso un abrumador éxito comercial del que vivió toda la década posterior.Manhattan (Woody Allen, 1979)
El primer párrafo de este artículo acaba con la palabra “pesimismo”. Y es que Manhattan lo respira en una de sus escenas finales, cuando Tracy (la quinceañera con la que Allen ha tonteado todo el relato) se despide de Isaac yéndose a Londres a estudiar, diciéndole que tiene que tener fe en las personas. Isaac se sabe derrotado, admirado por la entereza del, en teoría y por edad, personaje más frágil del relato.Manhattan (Woody Allen, 1979)
Manhattan conforma una de las cumbres creativas de su realizador, inspiradísimo por aquella época, por la que será recordado siempre y, como él dice en la escena final, en las que enumera razones para vivir, yo diría que una de las razones para vivir es el mismo Woody Allen y el conjunto de su cine, con muchos más altos que bajos y alcanzando, en este caso, una maestría excelente.

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