Las manifestaciones culturales en el Imperio Nuevo son muchas, un cambio en la lengua, con abandono del egipcio clásico en que se escribía durante el Imperio medio, y adopción de un idioma mas próximo al hablado, se señala la revolución de Amarna como punto de partida de esta transformación.
En la época de apogeo, en el Imperio Nuevo, se construyo el templo de Amón, en Karnak, junto a Tebas, considerado el mas representativo de los egipcios. En la escultura el Imperio Medio ofrece ya ejemplares evolucionados como la estatua de Amenemhet III, y en el Imperio Nuevo este arte alcanza su plena madurez, en el periodo de Amarna ha dado una de las esculturas más famosas, el busto de Nefertiti, un prodigio de estilización y armonía. Con respecto a la pintura, en el Imperio Nuevo se recupera la riqueza temática, que llega a su culminación con la XVIII dinastía, con una manifiesta superación de la rigidez y el convencionalismo.
Religión
Hasta Amen-Hotep/Amenofis IV
El advenimiento del dios Amón como dios real, durante el Imperio Nuevo marcó un hito muy importante en la religión egipcia.
Tebas fue el gran centro teológico del país, aunque un tanto artificial, ya que esta unidad religiosa estaba muy influida por el fraccionamiento religioso de épocas anteriores, sobre todo por el misticismo osiríaco y los múltiples cultos locales.
Amón: Desde la Dinastía XI, al confundírsele con Ra, pasó a ser un dios solar, realizándose una mezcla o sincretismo, fundiendo todos los elementos de las dos divinidades. El mismo clero dejó de ser local y se centralizó bajo el poder del Sumo Sacerdote de Amón en Tebas, emprendiéndose un gran trabajo que culminó en la elaboración de una doctrina oficial.
A través de tas transformaciones se aprecia un gran esfuerzo para volver a la antigua espiritualidad, aproximándose cada vez más a la teología heliopolitana. Los faraones Thutmosis IV y Amen-Hotep/Amenofis II y III tienden a tener alejados a los Grandes Sacerdotes de Timón de cargos políticos aproximándose al clero de Heliópolis. Sobre todo Amenofis IV, invocó a Ra con su nuevo nombre de Titán, simbolizado en el disco solar, tal vez para librarse del poder de los sacerdotes de Timón y siguiendo las corrientes religiosas de la época. Para Moret, Atón será el paralelo egipcio del Adonis sirio y el Adonai hebreo aproximándose a los cultos solares celebrados en todo el Asia anterior.
La ÉPOCA DE El-Amarna
Esta época supuso una profunda transformación en el marco de la economía, en las costumbres y el arte, como si Egipto hubiese renunciado, de golpe, a todas sus tradiciones, excepto a la religión, que siguió siendo el centro de la concepción de la vida.
La monarquía amarniana era absolutista. El rey era el Atón encarnado y este absolutismo era el mismo que el de los reyes menfitas de la IV Dinastía, haciéndose esencialmente religiosa como lo fue en tiempos de Keops/Kufu, aunque ahora el rey es dios hecho hombre, haciendo de él un ser asexuado, universal. Y se dejan de utilizar casi todos los símbolos extraños y ammalísticos utilizados en la antigua religión egipcia, aunque se conserva el uraeus, ureo o cobra en el disco solar y las imágenes del faraón y su familia.
La familia real será el centro de todo, marcando una vez más el cambio en las costumbres de Egipto. El respeto a la madre y a la esposa fue, según muchas opiniones, un tema esencial que marcó toda la vida del rey, que se presenta rodeado de sus hijas y esposa principal en escenas de su vida familiar que se hace pública, mientras que a nivel de vida privada mantuviese las antiguas costumbres de un harén numeroso y otras esposas, como Kiya.
La arquitectura mostrará esta evolución religiosa. Los templos se hacen al aire libre, luminosos, abiertos. Y tanto en ellos como en las tumbas se representó al rey, al que se amaba porque él era dios. Todo en esta época trató ser agradable, optimista y bello o al menos así se la interpreta, pasando por alto crudas realidades de matrimonios del rey en sus hijas-niñas que morirán de parto, y otros temas que se intuyen en el entorno real. Y esta concepción de la vida, diferente iconográficamente de épocas anteriores, se traducía directamente en el arte. La arquitectura estará hecha a la medida humana. Los almacenes se hacen bellos. Y el realismo y el individualismo hacen nacer en el-Amarna una escuela completamente nueva de escultura y pintura en la que la personalidad del artista destacaba, desapareciendo las posturas clásicas y el hieratismo, las escenas pintadas ocupan un papel importante en la decoración y el desnudo es frecuente, así como los vestidos femeninos transparentes.
La literatura abandonó todo convencionalismo, rechazando el simbolismo hermético, ya que, como la literatura va dirigida al pueblo, éste debía comprenderla. Su mejor ejemplo es el Himno a Atón, compuesto por Amenofis IV, que encontramos reproducido en las sepulturas de los nobles del período de el-Amarna.
Egipto desde la restauración DEL CULTO A AMÓN
El siglo que siguió a la restauración amonita es uno de los más brillantes de la cultura egipcia.
En Literatura, la adopción de la lengua vulgar como lengua literaria dio un gran impulso, que se manifiesta con más amplitud desde el reinado de Amen-Hotep/Amenofis III, con las siguientes características:
En primer lugar se aprecia la afición al genero histórico, motivada por las grandes conquistas de Thutmosis III, con obras como La querella de Apopi (rey de Avaris) y de Sekenenra (rey de Tebas), la Victoria de Kamose sobre el rey de Avaris, la Biografía de Ahmes, los Anales de Thutmosis III y el Poema de Pentaur: Un papiro con las campañas de Ramsés II, que también se conocen por estar grabadas y figuradas en las paredes los templos de Karnak, Luxor, Abidos, Abu Simbel y el Ramesseum.
Por doquier se desarrolló la erudición, debido a las influencias exteriores y a los viajes, las enseñanzas y el estudio de las lenguas extranjeras y las civilizaciones y cultos asiáticos.
Pero también se volvió hacia la época menfita en busca de modelos y se estudiaron con respeto y admiración los textos antiguos. La obra Máximas de Any, cuya fuente principal para su conocimiento es el Papiro Bulaq que data de la XXII Dinastía. Nacen en esta época los poemas amorosos, que se cantaban y recitaban entre los jóvenes en las reuniones mundanas. Además de pequeños poemas conocemos uno mayor, contenido en el Papiro Chester Beaty, escrito en versos.
El cuento alcanzó gran popularidad y el género aparece en la línea tradicional. Conocemos entre otros los de: El viaje de Unamón, el Cuento del Príncipe predestinado, el Cuento de los dos hermanos, el Cuento de la Verdad y la Mentira, el Cuento de Horus y Seth, también conservados estos dos últimos en el Papiro Chester Beatty. Asimismo se conocen fábulas como la de El lobo y el cabrito.
Manifestación ARTÍSTICAS EN EL Imperio Nuevo
El Imperio Nuevo no fue sólo el período de mayor potencia política y económica para Egipto sino también el de su mayor desarrollo artístico y cultural.
Durante el reinado de tres dinastías reales (desde la XVIII a XX), se levantarán más monumentos y construcciones que en todos los tiempos pasados y futuros en este país. Todo el valle del Nilo. hasta la segunda catarata, e incluso más allá, estaba lleno de templos, capillas y estelas rupestres.
Incluso, si no se tuvieran otras informaciones acerca del poder del Estado egipcio, las obras de arte del Imperio Nuevo que han sobrevivido atestiguarían y nos informarían ampliamente de este gran momento de esplendor político y auge económico del país.
No hay campo en las manifestaciones artísticas de esta época que no haya alcanzado una gran perfección, tanto técnica como artística y en todos ellos se demuestra claramente que la población egipcia gozaba de un gran bienestar económico y social, del que el arte fue un fiel reflejo.
Arquitectura
El gran logro del Imperio Nuevo en la arquitectura monumental fue fijar el esquema típico del gran templo consagrado a la divinidad que hoy conocemos como el templo clásico egipcio.
Arquitectura Religiosa
El poder del clero y el enriquecimiento de los tesoros de los templos proporcionaron las condiciones ideales para la creación de un canon de arquitectura sagrada. Hay que señalar también que, a partir de este momento, aparecen en las paredes de los templos las hazañas bélicas de los faraones en forma de grandes relieves de batallas. El templo se transforma en la construcción nacional más representativa, con una enorme carga de propaganda política, hábilmente manejada por la clase sacerdotal, representada en las paredes. Así lo encontramos en el templo nubio de Ramsés II en Abu-Simbel, en los santuarios de Deir el-Bahari, el santuario de Mut y los grandiosos complejos de Karnak y Luxor.
El tempo clásico Egipcio
El plano del templo clásico egipcio, se presentaba, así, un pequeño muelle a orillas del río Nilo para las embarcaciones que portaban en procesión la estatua del dios y su séquito. Desde el mismo muelle, una avenida decorada con esfinges conducía hasta los pilonos del templo, en egipcio bekhene. Generalmente, delante de estos pilonos se situaban las colosales estatuas de los reyes y los altos mástiles para los estandartes. Tras los pilonos, se encontraba un patio, normalmente circundado de columnas por tres lados. Pasado el patio, se encontraban las salas hipóstila (cerrada) e hípetra (abierta) que solían tener más elevadas las dos filas centrales de columnas, formando una especie de nave central, ejemplo que vemos en el templo de Amón en Karnak. A veces, al fondo, una puerta conducía a una sala hipóstila menor y ésta a la sala de la barca sagrada; en algunas ocasiones había corredores a ambos lados. Por último, el Sancta Sanctorum, la capilla donde se encontraba la estatua del dios, precedida a veces de un pequeño vestíbulo. En ocasiones el templo disponía de una capilla principal y otras menores, generalmente tres, debido al sistema religioso de las tríadas divinas.
Las grandes tumbas rupestres como la de los faraones Thutmosis III y Amenofis III, son verdaderos laberintos con cámaras y capillas e importantes pinturas y bajorrelieves polícromos. Entre los templos funerarios están los de Sethi I en Gurna, el de la reina Hatshepsut en Deir el-Bahari y el imponente grupo de ruinas del templo funerario de Ramsés II, el famoso Ramesseum, todos frente a Tebas, en la orilla occidental del Nilo.
Arquitectura Civil
Como manifestación de arquitectura civil, citaremos el palacio real, que a veces, comunicaba con el templo funerario, como el de Ramsés III en Medinet Habu, sólo residencia en las fiestas religiosas. Cada rey en Egipto tenía la costumbre de erigir su propio palacio. Así, Amen-Hotep/Amenofís III construyó al oeste de Tebas, el palacio de Malkata. El palacio que mejor se conoce por representaciones es el de Amen-Hotep/Amenofis IV en el-Amarna.
Las poblaciones urbanas tenían muy frecuentemente casas de dos pisos. Generalmente la Planta baja era ocupada por talleres y las dos siguientes se utilizaban como lugar de habitación.
El Cisma de el-Amarna dejó también su impronta en la arquitectura. Así el templo dedicado a Aton tenía pilonos y sala hipóstila, pero ésta carecía de techo, para que los rayos del sol llegaran sin obstáculos a sus fieles. En su recinto murado se levantaban columnas que sostenían simples arquitrabes aislados.
Escultura y Pintura
La pintura y escultura conocen en esta época una verdadera edad de oro. La representación humana, por lo general, se hace más esbelta y llena de gracia y ligereza. La obra del artista se individualiza, está más liberado de los esquemas de un canon tradicional, más hierático y despersonalizado.
Gran parte de las obras pictóricas del Imperio Nuevo se han conservado en las tumbas de los notables tebanos en Gurna y Deir el-Medina y en las tumbas reales del Valle de los Reyes.
Pintura
El desarrollo de la pintura sigue las mismas etapas que el bajorrelieve y la estatuaria.
Hasta el final del reinado de Thutmosis III, los artistas siguieron inspirándose en los ejemplos de los maestros del Imperio Antiguo y Medio. De este estilo son las pinturas de la tumba de Meneperreseneb, Gran Sacerdote de Amón. Las mejores obras de la escultura de este período son los bajorrelieves del templo de la reina Hatshepsut y los del templo de Thutmosis III, ambos en Deir el-Bahari, las estatuas-cubo del arquitecto Sennmut, el gran ayudante de la reina Hatshepsut y la de Thutmosis III en granito negro.
Con Amen-Hotep/Amenofis II y Thutmosis IV triunfó un nuevo estilo lleno de gracia y elegancia. En la pintura, una de las obras más representativas quizá sean las escenas de la tumba de los escribas Nakt y Menna.
Escultura
En escultura cabe destacar los relieves muy planos, de la tumba de Ramosé, visir y gobernador de Tebas bajo Amen-Hotep/Amenofis III y IV, así como las esculturas que representan al faraón Amenofis III. Rompe la evolución de este estilo el episodio aislado de el-Amarna.
En muy poco tiempo, los artistas amarnianos realizaron una serie de monumentos artísticos de acuerdo con el espíritu de la época, como las estatuas del propio faraón con todas sus imperfecciones físicas y las deformes princesas, que contrastan con la belleza de la reina. La escultura más reconocida fue el busto de Nefertiti, esposa de Akenaton, creado en el periodo del Amarna.
Pero las mejores creaciones de este tiempo son los relieves y las pinturas que representan escenas íntimas de la vida de la corte: la reina y el rey sentados, rodeados de sus hijas en sus habitaciones y adorando al disco solar.
Aportes de la epoca de El-Amarna al arte egipcio
En el arte egipcio, la tendencia amarniense, fuera de la rigidez tradicional y más libre, acabó degenerando en un manierismo que sólo perduró hasta la muerte de Akhenatón. Sin embargo, sobrevivieron algunas formas iniciadas en este período, como la manera de dibujar los pliegues de los ropajes, más suaves y flexibles y sobre todo, aportó al arte egipcio un mayor naturalismo y elegancia que rejuvenecen las formas clásicas.
Con la XIX Dinastía se volvió a las antiguas reglas del arte egipcio con las representaciones oficiales de los faraones, las divinidades, las procesiones litúrgicas y grandes hazañas de los reyes, pero todo ello impregnado de la ligereza y naturalidad amarniense. Muestra de las bellas obras de este momento es el bajorrelieve de Sheti I presentando ofrendas a Isis y Osiris en el templo de Abidos.
Bajo las Ramésidas, el arte se desarrolló en dos planos: Obras que continúan teniendo un alto nivel de ejecución como las esculturas que representan a Ramsés II y su esposa Nefertari, o las pinturas que decoraron la tumba de la reina.
Artes Menores
El arte decorativo y gozaba de una importante tradición en los Imperios Antiguo y Medio, pero es en esta época cuando alcanza una mayor perfección y belleza. El mejor ejemplo de arte suntuario es el mobiliario de la tumba de Tutankhamón: sus mesas, sillas, camas pintadas, cofres, jarras y sobre todo el famoso trono.
Los objetos suntuarios no eran solamente patrimonio de las tumbas reales ni de las grandes mansiones de los funcionarios reales. Se han encontrado objetos de tocador de metal, cerámica y jarras de alabastro en casas de artesanos y gentes de clase social más inferior.
El amor a los objetos suntuosos nació, del contacto entre Egipto y los pueblos asiáticos desde las primeras etapas de su historia. En el Imperio Nuevo las relaciones de tipo comercial y político se hicieron muy acentuadas.
Destacan en arte suntuario las piezas de tocador en madera, metal y piedra, las joyas, los bastones labrados de los faraones, los collares y Pectorales, los escarabeos y amuletos, así como la cerámica, los cofres, cajitas y ungüéntarios.