Revista Diario
Marcos Novaro o el claro ejemplo de cómo un intelectual se dedica a decir pelotudeses
Por Julianotal @mundopario"No sólo el periodismo, sino también diversas profesiones inclinadas al análisis social y disciplinas artísticas han dado rienda suelta a sus sensibilidades e indignaciones a través de este culto de la denuncia como género, alimentando una opinión ya de por sí propensa a la autocomplacencia y al juicio condenatorio, y necesitada frecuentemente de explicaciones sencillas y digeribles para sus agobiantes realidades".Lo anterior es un fragmento de la introducción a "La historia reciente. Argentina en democracia" (Edhasa, 2004) escrito por Marcos Novaro en conjunto con Vicente Palermo, haciendo referencia al rol de los medios durante el proceso que ellos abordaban y que calificaban como el período del "consenso del '83" que se desarrolla hasta la crisis del 2001. Ese análisis sobre el rol del periodismo y de los intelectuales opinólogos no estaba lejos de la realidad, y de hecho, en la actual "era kirchnerista" tanto Marcos Novaro como Vicente Palermo forman parte de estos "especímenes" que con sus carnetcitos de intelectuales que le otorga su trayectoria de historiador le permite dar rienda suelta a su gorilismo en las páginas del diario mitrista.¿Qué podemos decir de Marcos Novaro? En principio que pertenece a una corriente historiográfica que durante el alfonsinismo alcanzó el predominio, constituyéndose como un autentico paradigma que perdurará casi incuestionable hasta el 2004: nos referimos a la "Historia social", corriente que se empezó a desarrollar en el país luego de la caída de Perón de la mano de José Luis Romero, Tulio Halperín Donghi y subordinada al boom de la sociología funcionalista que venía al país de la mano de Gino Germani. Esta corriente fue hegemonía durante el triunfo de la democracia en 1983, donde numerosos intelectuales (muchos provenientes de distintas corrientes del marxismo) se acomodaban a los nuevos tiempos, y constituían el ABC del pensamiento posmarxista socialdemócrata que asesorará al alfonsinismo y acompañará al espiritu de época que soñaba con instaurar una "segunda Republica" sin los vicios del populismo. Ya conocemos como termina el cuentito: finalmente fue la combinación de populismo y neoliberalismo que supo combinar el menemato lo que permitió la reforma del Estado y la instauración de un nuevo modelo económico.Muchos de estos intelectuales, Novaro entre ellos, críticos acérrimos NO al modelo en sí, pero sí hacia las formas con las que se desarrolló. Buscaron apoyarse en la nueva esperanza blanca de la "renovación" política que venía a representar el FREPASO de la mano de sus referentes Chacho Alvarez y Graciela Fernández Meijide. Novaro fue asesor de la Meijide y la acompañó hasta que Alianza lo desilusionó debido al predominio del delarruinismo por encima de las ideas e influencias que representaban los seguidores del Chacho.
Ahora, tanto es el caso de Novaro como el de Luis Alberto Romero, Hilda Sabato, Beatriz Sarlo, Vicente Palermo y muchos otros que en mayor o menor medida acompañaron al alfonsinismo, hoy se constituyen en los detractores del actual gobierno porque representa todo lo que a ellos le causa repulsión: populismo, la expresión peronista que se creía acabada ahora reformulada y revivida tanto por el discurso oficial como por parte de sus seguidores. No lo pueden soportar. No lo pueden tolerar.
Como pasó con el peronismo, la oposición se enceguece se vuelve radicalmente gorila, se derechiza. Le atribuyen al movimiento como intolerantes, corruptos que alientan a la decadencia de las instituciones pulcramente republicanas y liberales.
De esta forma, el profesionalismo se envicia por el odio y la repulsión. Las columnas de opinión de Novaro en La Nazión son tan mamarrachos como las que puede escribir Pacho O Donnell desde Tiempo Argentino para defender al gobierno. En ambos casos, se argumenta mal y sólo se busca la autocomplacencia y el analisis facilista y parcial. Basta leer el éxito editorial que publicara Siglo XXI "Historia de la Argentina, 1955-2010", para darse cuenta que su proyecto social, su pose de intelectual orgánico defensor del stablishment, triunfa por sobre el análisis que un historiador debe tener.
Un historiador que sabe que que no existen respuestas sencillas ante cualquier circunstancia histórica, ¿puede afirmar como lo hace Novaro y decir que Cristina quiere emular a Chavez y radicalizar la política nacional? ¿No significa un aporte al nuevo macartismo que defienden las corporaciones en cuanto a querer instalar a Chavez como una especie de satánico dictador del cual Cristina quiere imitar?
La futurología, el anacronismo, y el análisis de café que hace Novaro es sencillamente lamentable. Si hay algo que se está padeciendo en la actualidad es de la falta de verdaderos intelectuales, de hacha y tiza, que más allá de su posicionamiento puedan sostener su posición política.
http://www.lanacion.com.ar/1518554-cristina-en-el-espejo-de-chavez