Revista Libros

Marilyn monroe

Por Isladesanborondon
Norma Jean Baker fue una bomba siempre a punto de estallar. Fue la más deseada, pero también la más temida por los actores que tuvieran que trabajar con ella, como bien queda reflejado en Mi semana con Marilyn, magnífica película de Simon Curtis. El apellido Curtis me hizo recordar una anécdota que alguien me contó o leí hace mucho tiempo en alguna parte que viene a ejemplificar cómo eran los rodajes con Marilyn. Después de trabajar unas semanas en Inglaterra y hacerle la vida imposible a Laurence Olivier en El Príncipe y la corista, Marilyn regresó a Estados Unidos para ponerse en manos de Billy Wilder e interpretar a la dulce Sugar Kane en Some Like It Hot (Con faldas y a lo loco, 1959), icono de la comedia americana de todos los tiempos. Como todo el mundo sabe, Jack Lemmon y Tony Curtis fueron las otras dos "chicas" protagonistas que compartieron plano con la tentación rubia. Durante el rodaje, la Monroe llegaba tarde a las sesiones y cuando aparecía, se equivoca en sus diálogos, lo que obligaba a repetir las tomas una y otra vez. Su actitud propició que el equipo tuviera los nervios más alterados de lo acostumbrado. En especial, Curtis temblaba cada vez que tenía una escena con ella. Tanta fue la aversión que el uno sentía por el otro, que cuando en el plan de rodaje se especificaba una escena de amor entre los dos, la chica de oro masticaba un ajo crudo momentos antes de ofrecerle a Curtis sus labios jugosos. En el destino de Marilyn Monroe se ha cruzado otro Curtis mucho más compresivo y paciente que el anterior, cuya película devuelve a la diosa de Hollywood esa humana fragilidad que continuará seduciéndonos.

Volver a la Portada de Logo Paperblog