Todos somos marionetas del destino en mayor o menor medida. A menudo nos debatimos y tratamos que no se nos vean los hilos que nos dirigen e incluso por un rato conseguimos engañar a los demás y hasta a nosotros mismos. Pero hay algunos que desde el comienzo se han rendido, que han reconocido su papel de marionetas y dejan que el destino les lleve de un lado a otro, según su capricho y uno no sabe si es que son los más sabios o los más estúpidos. Uno de éstos fue el Emperador Humayun, el segundo Emperador de la gran dinastía mogol.
Humayun nació en Kabul el 6 de marzo de 1508. Era el mayor de los hijos de Babur, Rey de Fergana y después de Kabul que en 1526 con su victoria en la batalla de Panipat conquistó Delhi y fundó la dinastía mogol. Su madre era Maham Begum, la tercera esposa de Babur, que era hija de un noble shií de Jorasán.
Según testimonios de sus contemporáneos, era hedonista y soñador. Sociable, ingenioso, con sentido del humor, valiente en la batalla, intelectualmente curioso, aunque con una pizca de diletantismo. Era suave y amable, cualidades que en un Rey pueden no ser las más convenientes y más si ese Rey es un descediente de Tamerlán. Le faltaban un poco de fortaleza de carácter y de autodisciplina y esos defectos se vieron reforzados por su adicción al opio. Finalmente, en él tendían a alternarse los períodos de actividad frenética con los de la más pura indolencia y a medida que envejeciese los períodos de indolencia irían haciéndose más intensos.Debió de tener una educación esmerada. Los emperadores mogoles cuidaban mucho la educación de sus hijos, tanto en las artes marciales como en ciencia y humanidades. De mayor destacó por su interés y conocimientos de matemáticas, astrología y astronomía. Conocía cuatro idiomas: el turco (su lengua materna), el persa (el idioma de la administración mogol), el árabe (que habría comenzado a aprender a los cuatro años para poder recitar el Corán) y el hindi.A los doce años su padre le envió a Badakshan como gobernador para que fuese aprendiendo los oficios de gobernar y de ser un cabroncete, que a menudo van unidos. Le acompañó su madre y es que entre los mogoles las madres y las esposas mandaban un huevo. Exactamente como en España en el siglo XXI.A los diecisiete años participó en la expedición que llevaría a Babur a conquistar el Hindustán. Su actuación durante la campaña fue notable. En las batallas de Panipat y Khanua Humayun comandó el ala derecha del ejército mogol y en ambas ocasiones se comportó con bravura y eficacia. También ayudó a su padre en la ocupación de Agra tras Panipat y cuando Babur se encontró con que tenía que hacer la guerra en dos frentes,- en el sur contra los rajputs y en el este contra los restos de los afghanos a los que había derrotado en Panipat-, Humayun se hizo cargo de la campaña en el este.Babur envió a Humayun de vuelta a Badakshan y en el camino a Humayun no se le ocurrió más que saquear el tesoro que habían dejado los afghanos en Delhi. Fue una acción estúpida. Babur le había recompensado con creces por su participación en la campaña y Humayun no estaba planeando ninguna empresa que requiriese fondos extras. Abraham Eraly al que sigo principalmente en esta entrada piensa que lo hizo a modo de juego y de humorada. Bueno, hay humoradas que los gobernantes no se pueden permitir.Eraly afirma que Humayun se comportó en Badakshan con apatía y que indicó a su padre su deseo de retirarse del gobierno de Badakshan. Sin embargo, lo cierto es que otros testimonios dicen que Humayun se dedicó a establecer alianzas con los jefes de los clanes tribales y a asegurar las fronteras de la provincia. En 1529 abandonó inesperadamente Badakshan y marchó a Agra sin el permiso de su padre. Los historiadores no se han explicado bien el suceso. ¿Hartazgo de Badakshan? ¿Temor a que en la corte de Agra se estuviese fraguando algún complot en su contra? Conociendo cómo se las gastaban los mogoles, esta segunda hipótesis suena bastante plausible.Babur se cogió un buen rebote cuando vio aparecer a Humayun, pero enseguida le perdonó. Tenía debilidad por su hijo mayor y en aquellos momentos estaba muy afectado por la muerte de uno de sus hijos más jóvenes, que era sólo un niño. El amor de Babur por Humayun quedaría de manifiesto poco después cuando Humayun cayó gravemente enfermo. Babur ofreció su propia vida por la de su hijo y parece que Allah, que estaba a la escucha, aceptó la propuesta. Humayun se recuperó, pero seis meses después murió Babur.Humayun accedió al Trono el 30 de diciembre de 1530. Siguiendo la vieja tradición de los timúridas, aunque Humayun tuviera la preeminencia, Babur había distribuido sus tierras entre sus hijos: el Hindustán para Humayun, Kabul y Kandahar para Kamran; pequeños feudos para Askari y Hindal y Badakshan para Sulaiman Mirza, un primo segundo de Humayun. Una de las ironías del reinado de Humayun es que a menudo sus peores dolores de cabeza se los darían sus hermanos, pero siempre persistiría entre ellos un cierto amor fraternal y Humayun nunca olvidaría lo que le había dicho su padre en su lecho de muerte: “No hagas nada contra tus hermanos, aunque se lo merezcan.”Y desde luego que sus hermanos se merecían que les capase. Precisamente su primer dolor de cabeza como emperador se lo dio su hermano Kamran que invadió el Punjab, al tiempo que expresaba su obediencia al Emperador. Humayun no respondió a la afrenta, sino que le otorgó tierras a Kamran. El gesto se explica porque era muy buena gente, porque respetaba la admonición de su padre y porque al sur, al este y al norte se le presentaron nuevas amenazas. Dejo a la interpretación de cada cuál de los tres motivos pesó más en el ánimo de Humayun. Las amenazas del norte (unos primos que se habían puesto pesaditos) y del este (el afghano Mahmud de Lodi que quería recuperar Delhi) fueron frenadas sin mediada dificultad. Más grave era el peligro que venía del sur, de Gujarat, cuyo rey, Bahadur Shah, había enarbolado la bandera de la causa afghana y quería restablecer su hegemonía sobre la India. Bahadur Shah cometió el error de meterse en la boca más de lo que podía masticar y tras una serie de campañas audaces en todas las direcciones, acabó viéndose acosado por el ejercito mogol brillantemente conducido por Humayun y de derrota en derrota terminó refugiándose en la isla de Diu. Aunque fue una campaña exitosa, Humayun dio muestras en ella de uno de sus grandes defectos como estratega: su incapacidad para dar el golpe de gracia. En esta campaña hubiera podido aniquilar a Bahadur Shah y sin embargo le dejó escapar.
En julio de 1535 en un audaz golpe de mano, Humayun capturó la imponente fortaleza de Champanir. Fue su momento de gloria. A partir de ahi Humayun iría cuesta abajo, convertido en poco más que una marioneta tironeada por el destino.