Cuando a un simple mortal se le ocurre una chorrada, todo el mundo dice que es una gilipollez. Cuando el de la chorrada es un rey, todo el mundo (al menos aquéllos que quieren conservar sus cabezas encima de los hombros) dice que es una genialidad. Veamos algunas de las genialidades de Humayun.
Ideó una alfombra en la que círculos de distintos colores representaban los planetas. Los cortesanos debían situarse en el círculo que Humayun estimaba que concordaba más con su carácter. Tiraba los dados y según el número que resultase, el cortesano se tenía que poner en pie, sentarse o reclinarse. Humayun encontraba el juego divertidísimo y los cortesanos… también, al menos más divertido que ver cómo sus cabezas rodaban por el pavimento. Instaló un tambor ante su palacio de Agra para que la gente pudiese apelar a su justicia. Desgraciadamente trató de mejorar la idea, diciendo que un golpe sería para casos de disputas, dos para no recepción de salarios y así hasta aburrir. Sus actividades dependían de la naturaleza del planeta correspondiente a ese día: domingos y martes eran para dedicarse a gobernar, el sábado y el jueves para cuestiones religiosas y para el estudio, lunes y miércoles para divertirse (aunque uno sospecha que Humayun se divertía mucho todos los días) y el viernes era un día en el que cualquier actividad era posible. Además, cada día requería que Humayun se vistiese con el color que correspondiese al día en cuestión. Siguiendo esta tripartición, Humayun clasificó a sus cortesanos en hombres de gobierno, hombres de cultura y religión y hombres de diversión. Creó doce grados en cada categoría y dividió cada grado en tres rangos. Además dividió los departamentos del gobierno en cuatro áreas que se correspondían con los cuatro elementos; por ejemplo, el fuego correspondía a las fuerzas armadas y el agua a los canales y la bodega real. Los ministros debían vestirse del color que conviniese a su departamento. ¡Hay reyes a los que no se les debe dejar demasiado tiempo libre entre las manos!Humayun se lo estaba pasando tan bien en Agra que no advirtió que en el este había aparecido un enemigo peligroso: Sher Khan. De origen humilde, a base de intrigas y astucia, Sher Khan se habia convertido en el señor de Bihar. En 1534 se lanzó a la conquista de Bengala, una de las regiones más ricas de la India. Con Bihar y Bengala en sus manos Sher Khan ya no sería una mera molestia, sino un verdadero rival por el Trono de Delhi. Con cierta lentitud, Humayun se puso en campaña en julio de 1537. A poco de comenzar la campaña, hubo de tomar una decisión que se revelaría como un gran error y que le ha sido muy criticada por los historiadores: detenerse a tomar la fortaleza de Chunar. Humayun debió de pensar que la fortaleza era estratégicamente clave y que lo mismo en ella se encontraba el tesoro de Sher Khan. Asimismo debió de considerar que Bengala aún resistiría algún tiempo más el ataque de Sher Khan. En esto, como en otras muchas ocasiones, Humayun demostraría que manejaba una inteligencia deficiente y que sus decisiones eran más deficientes todavía. La conquista de la fortaleza tomó seis meses y resultó que en ella no estaba el tesoro de Sher Khan. Los seis meses que Humayun perdió ante Chunar, Sher Khan los aprovechó para completar la conquista de Bengala. Tras Chunar, Humayun y Sher Khan entablaron conversaciones de paz. Ninguno de los dos tenía ganas de guerra. El asedio de Chunar había convencido a Humayun que los afghanos serían un hueso duro de roer. Sher Khan, por su parte, era un hombre prudente que sólo emprendía una campaña cuando estaba seguro de ganarla y el ejército mogol le imponía demasiado respeto. Las negociaciones estaban a punto de fructificar, cuando a Humayun le llegaron noticias de que los ejércitos de Sher Khan estaban encontrando dificultades para controlar Bengala. Rompió las negociaciones y dirigió su ejército hacia Gaur, la capital de Bengala. El avance de Humayun hacia Bengala fue desordenado y no tuvo en cuenta que el monzón estaba a punto de empezar. Logró entrar en Gaur a mediados de agosto de 1538 y lo que se encontró fue una ciudad devastada y saqueada. No obstante, la ciudad estaba llena de bellas mujeres que le pusieron muy cachondo y decidió quedarse allí festejando un ratito y cuando Humayun festejaba, los ratitos duraban meses. Por desgracia para Humayun, Sher Khan festejaba mucho menos. Sher Khan aprovechó la inactividad de Humayun para recuperar los distritos de Bihar que le habían arrebatado y cortar las lineas de comunicación del ejército mogol. De pronto a Humayun las bengalíes ya no le parecieron tan guapas: estaba en una ratonera. Y para terminar de complicar las cosas, su hermano Hindal que estaba en retaguardia guardándole las líneas de comunicación, decidió que la situación era tan complicada que lo mejor que podía hacer era ir a Agra a reclamar el Trono para sí mismo. Humayun emprendió la retirada de Bengala. El plan de Sher Khan consistía sencillamente en acosar al ejército mogol durante su retirada y rehusar batalla. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que el ejército mogol estaba desorganizado y desmoralizado. Aun así, Sher Khan era demasiado prudente como para querer jugárselo todo a la carta de una sola batalla. Incluso desmoralizados, los mogoles seguían siendo un enemigo terrible. Hubo un momento en el que la salvación pareció al alcance de la mano para Humayun. Kamran había acudido a Delhi desde Kabul con un ejército para someter al rebelde Hindal. Una vez en Delhi ambos hermanos acordaron que debían ir en ayuda de su hermano Humayun. Sher Khan de pronto vio que podía verse atrapado entre dos ejércitos mogoles. Cuando la solución a los problemas de Humayun estaba punto de llegar, Kamran y Hindal dieron media vuelta y regresaron a Agra. Eran mogoles después de todo y para un mogol el poder era más importante que los sentimientos fraternales. Ahora para Humayun regresar a Agra era más urgente que derrotar a Sher Khan. Entraron en negociaciones para concertar un armisticio. Sher Khan no era persona que dejase que la honestidad y el honor le arruinasen una buena victoria. Advirtió que podía pillar al ejército mogol con el paso cambiado y eso hizo. El 26 de junio de 1539 lanzó un ataque nocturno por sorpresa contra los mogoles y les destrozó. Humayun logró escapar del desastre a duras penas y aun estuvo a punto de ahogarse al cruzar el Ganges en su huida. De regreso a Agra, Humayun hizo dos cosas que iban con su carácter. La primera fue perdonar a sus hermanos y pedirles unión frente al enemigo común. La segunda fue perder siete meses de tiempo precioso, porque no acababa de decidirse a dejar que Kamran con su caballería kabulí asumiese el protagonismo de la lucha contra Sher Khan. Kamran, por su parte, no estaba dispuesto a dejar a sus preciosos soldados al mando de un hombre que se había mostrado tan inepto en las cosas de la guerra. Kamran acabó hartándose y retirándose a Lahore. Y así la oportunidad de tomar la iniciativa se le escapó a Humayun de entre las manos.Los ejércitos de Sher Khan cruzaron el Ganges y se internaron en territorio mogol donde fueron derrotados con facilidad por los mogoles. Aquello envalentonó a Humayun, que en el verano de 1540 congregó un gran ejército en Agra. Nuevamente los preparativos de Humayun fueron defectuosos. No advirtió que el ejército, que era muy numeroso y tenía una importante potencia de fuego, estaba compuesto básicamente por reclutas bisoños, sin ninguna experiencia, que se habían visto atraídos por la perspectiva del botín. Tampoco estuvo Humayun muy acertado con la elección de los mandos, que no supieron ni imponer disciplina, ni cuidar adecuadamente de los aspectos logisticos. La moral empezó a resquebrajarse y comenzaron las deserciones. Humayun decidió ponerse en marcha antes de que la cosa fuese a mayores. Sher Khan estaba tan seguro de sus posibilidades que rehusó atacarle mientras cruzaba el Ganges. Al hacerlo estaba asumiendo un riesgo, pero también garantizaba que en caso de victoria, ésta podría ser aplastante: los mogoles derrotados tendrían que cruzar el Ganges en su retirada y podrían ser aniquilados como había ocurrido el año anterior.Y eso fue lo que ocurrió. El 17 de mayo de 1540 tuvo lugar la batalla de Kanauj. Los mogoles tenían la moral baja y su disposición era más defensiva que ofensiva. Aun así en los primeros momentos de la batalla los mogoles se comportaron con cierta distinción. Pero todo se vino abajo cuando el ala derecha, mandada por Askari, el hijo menor de Babur, colapsó apenas fue atacada por los afghanos. Tal vez si el ejército de Humayun no hubiera sido tan bisoño, la situación habría podido recomponerse, porque el ala izquierda bajo Hindal estaba teniendo un buen desempeño, pero el hundimiento del ala derecha trajo el caos al resto del ejército.Humayun cruzó el Ganges a la carrera y como pudo. Estaba empezando a adquirir experiencia en lo de salvarse por los pelos.