Prepararse para rodar una película ambientada en el espacio debe de resultar especialmente duro para los intérpretes de la misma, así que si te sale justo después otra de las mismas características, ya tienes parte del trabajo hecho. Imagino que eso habrán pensado Matt Damon y Jessica Chastain al embarcarse en este proyecto tras su paso por la ambiciosa Interstellar de Christopher Nolan. Tras ella, es ahora Ridley Scott el que sigue la estela de cine de astronautas que comenzó Alfonso Cuarón con la magnífica Gravity, pero alejado de metafísicas grandilocuentes de unos y experiencias introspectivas antropológicas de otros. El creador de Alien, Blade Runner o Gladiator opta por el camino de en medio y pega un giro hacia el entretenimiento puro sin restar excesiva seriedad al proyecto.
La excusa para el palomiteo reside en una misión a Marte que se complica por una tremenda tormenta que obliga a los tripulantes de la expedición a huir dejando atrás a uno de ellos (Matt Damon) al que han dado por muerto. Pero, como dice el mismo interesado… ¡sorpresa!; ha sobrevivido y ahora se encuentra solo en el hostil Planeta Rojo, maquinando la forma de comunicarse con la Tierra y negando la imposibilidad de volver antes de que se le acaben los suministros. Tendrá la dificultad de no poseer más que lo justito de un astronauta en misión espacial, que no es poco pero tampoco gran cosa a la hora de subsistir en semejante escenario hasta que vayan a buscarlo. Y eso en caso de que encuentre la forma de que sepan que hay alguien coleando a quien recoger…
Damon está muy completo en su actuación, intenso en los momentos adecuados, e incluso divertido en otros, aunque hay que apuntar que el guión otorga a su personaje un exacerbado e inverosímil optimismo en momentos en los que se derrumbaría el más pintado.
El tono general aventuresco con el que la historia se trata a sí misma, la banda sonora casi festiva que irradia buen rollo y lo entretenido de un guión que escapa de densidades y busca la compañía del espectador contribuyen sorprendentemente a que las más de dos horas de soledad transcurran a la velocidad de la luz y nos dejen con un muy buen sabor de boca (y, todo hay que decirlo, cierto regusto —casi disculpable por ser muy ligero— a americanada paternalista).
Oficialmente enmarcada en el campo de la ciencia-ficción, yo diría que la cinta dirige su proa mucho más a otras aguas, teniendo en cuenta lo que Scott entiende por ciencia-ficción (palabras mayores), contando con un reparto adecuado al lógico macropresupuesto y unos efectos técnicos tan impecables como nominables. Mezcla todos estos ingredientes el realizador británico con temple y sentido del espectáculo para convencer al gran público y dar una esperanza a los gourmets de que su cine, a diferencia de lo que empezaba a parecer en los últimos años, no está acabado.
Dirección: Ridley Scott. Título original: The Martian. País: USA. Género: Ciencia-ficción/aventura espacial. Intérpretes: Matt Damon, Jessica Chastain, Kate Mara, Kristen Wiig, Sebastian Stan, Michael Peña, Aksel Hennie, Mackenzie Davis, Sean Bean, Chiwetel Ejiofor, Jeff Daniels, Donald Glover, Aksel Hennie, Mark O'Neal, Brian Caspe. Guión: Drew Goddard; basado en la novela de Andy Weir. Música: Harry Gregson-Williams. Fotografía: Dariusz Wolski. Producción: Simon Kinberg y Ridley Scott. Estreno en España: 16 Octubre 2015.