Publicación: 26 de septiembre de 2011 Género: Metal progresivo Duración: 53:01 Discográfica: Reprise, Roadrunner, Warner Bros. Productor/es:Mike Elizondo
Tracklist:
- Black Tongue
- Curl of the Burl
- Blasteroid
- Stargasm
- Octopus Has No Friends
- All the Heavy Lifting
- The Hunter
- Dry Bone Valley
- Thickening
- Creature Lives
- Spectrelight
- Bedazzled Fingernails
- The Sparrow
Más o menos todos estaís desde hace ya bastante tiempo al corriente de mi devoción y pasión por Mastodon, grupo del que cada vez que puedo cuelgo un vídeo, una noticia o una reseña, y tengo que reconocer que a veces puedo resultar pesado, pero qué le vamos a hacer: no lo puedo evitar... Pocas veces surgen bandas o grupos de música que me sorprendan e impacten tanto como estos genios de Atlanta, así que tendreís que perdonar la insistencia, pero tengo que difundir la palabra de este nueva concepción de lo que lleva tiempo denominándose "metal del siglo XXI".
De personalidad musical independiente y con un estilo personal e intransferible, Mastodon son una de esas bandas realmente inconfundibles en el panorama metálico mundial, y desde sus comienzos crearon un sonido propio sobre el que han ido trabajando y pivotando durante todos estos años, reinventándose en cada nuevo disco pero sin perder ni un ápice de la esencia que les ha hecho disfrutar de un status de particularidad como el que ahora mismo tienen en la escena musical internacional.
Su último disco, que lleva el breve título de The Hunter (en claro homenaje al hermano del cantante y guitarra Brent Hinds, que falleció de un infarto mientras cazaba durante la grabación del disco) y que está recién salido del horno (yo ya lo tengo gracias a un regalo de mi gran amigo Jac Hunter) supone para la banda un posicionamiento enfocado hacia el primigenio rock de los años '70, aunque en ningún momento han perdido la esencia que les caracteriza como grupo de cierta complejidad a la hora de componer. Ya desde el lanzamiento de los primeros avances y de los dos primeros singles, sobre todo con Curl of the Burl, esa mirada hacia los orígenes estaba totalmente presente y auspiciaba que The Hunter sería un disco diferente, y así ha sido. De hecho, están corriendo ríos de tinta en internet y el cruce de declaraciones es constante entre dos posicionamientos bien diferenciados por parte de los fans respecto al nuevo disco: están los que consideran que Mastodon han dado un paso atrás y que este disco supone un retroceso a nivel compositivo y musical, y están los que consideran The Hunter como un gran disco que sigue la lógica y constante evolución que los de Atlanta le imprimen a sus trabajos a pesar de que pueda parecer que hayan dejado (ligeramente) de lado el metal para acercarse al rock. Yo me cuento entre los segundos y es más, considero que lo que estos genios siguen haciendo es metal de calidad, música realmente compleja y de digestión pesada que, tengo que reconocerlo, no es apto para todos los oídos y que son un grupo al que para cogerle el punto se necesitan varias escuchas, pues es difícil que entren a la primera.
Se nota que en esta ocasión no se han querido enfrascar en un disco tan enrevesado y complejo como en ocasiones anteriores, y eso se plasma en canciones cortas de no más de cinco minutos de duración que dejan ligeramente de lado las trabajadas elaboraciones progresivas de los discos predecesores. Siguen introduciendo el doble bombo a destajo y riffs elaborados pero algo más digestibles, las voces han reducido el nivel de guturalidad y las composiciones, en general, son mucho más accesibles. Además, han continuado con la introducción de forma progresiva en su música de teclados y sintetizadores, lo que lleva al grupo a un nuevo nivel con múltiples posibilidades aún por explorar en futuros trabajos. Como veís, hay cosas que han cambiado: no en vano el bajista y vocalista Troy Sanders confesó en una entrevista previa al lanzamiento del disco que "necesitaban pulsar el botón de refresco", y el resultado es un disco diferente a los anteriores pero con la misma esencia y el mismo espíritu mastodontiano.
Suena Black Tongue, primer corte del albúm, y nada parece haber cambiado: es una canción metalera directa y potente, y tiene mucho de esa fuerza contenida que se atisbaba en Oblivion, el tema que inauguraba su anterior disco (Crack the Skye). Tremenda la parte en la que la letra nos advierte: "You can run to the sea, You can run to the forest, You can hide, But you'll never escape". Curl of the Burl es, en mi opinión, el tema que mejor define los nuevos derroteros que han tomado los Mastodon. Con un buen riff y un videoclip realmente divertido, la canción es de las más pegadizas y la más "mainstream" de todo el disco, pero no por ello exenta de calidad. Blasteroid es un tema furioso de apenas dos minutos y medio de duración, un auténtico trallazo acelerado en el que sobresale la labor del batería Brann Dailor, uno de los mejores en la actualidad. El juego de palabras de Stargasm deriva en un tema en el que vuelven los Mastodon de siempre, los que intercalan pasajes de auténtica velocidad con medios tiempos mucho más progresivos, con una nueva exhibición de Dailor en la batería. El cómico título Octopus Has No Friends esconde un buen tema de rock progesivo con estribillo potente y pegadizo y riff galopante. All the Heavy Lifting es una canción de recorrido totalmente in crescendo con una atmósfera que se va oscureciendo a medida que avanzan los minutos y con otro estribillo a tener en cuenta ("Just close your eyes, And pretend that everything's fine, Just close your eyes, I'll tell you when"). Llegamos a The Hunter, el tema que da nombre al disco, y nos encontramos con un auténtico temazo, una canción hipnótica llena de sentimiento con una atmósfera envolvente de la que resulta difícil desprenderse. Dry Bone Valley es un tema que vuelve a pisar el acelerador y cuyas guitarras nos transportan a los paisajes desérticos propios del género stoner. Thickening se revela como un tema casi instrumental de intro curiosa a base de un bajo totalmente protagonista y un buen solo de guitarra. Llegamos así a Creatures Live, la auténtica ida de olla del disco, un tema totalmente experimental de manifiesto carácter psicodélico: las risas del comienzo y los efectos de sintetizador dejan paso al bajo, de nuevo protagonista, y a una voz clara y limpia que, acompañada de coros, completa una canción que podrían haber firmado los mismísimos Pink Floyd. Temazo sin paliativos, muy diferente a lo que nos tenían acostumbrados. Después, Spectrelight irrumpe con furia desatada y un nuevo riff marca de la casa, en un retorno a la agresividad propia del albúm Leviathan. En Bedazzled Fingernails parecen deambular entre melodías y estilos, con el apoyo de la voz sintetizada. Y así llegamos al tema The Sparrow, broche de oro para un gran disco y momento realmente mágico, de evocadora atmósfera y sugerente melodía, casi instrumental y con apenas un par de párrafos susurrados para dejar todo el protagonismo a la música. Guitarras contundentes que encajan a la perfección en el misticismo del tema y una breve parte vocal final que te deja helado y casi te teletransporta a otro mundo, a otra dimensión. Tremendo.
Como comentaba anteriormente, The Hunter es un disco que está haciendo correr ríos de tinta en la red y está originando acaloradas discusiones sobre el camino que han decidido tomar estos genios de Atlanta en este su último (hasta la fecha) trabajo de estudio. Para mí, The Hunter es uno de esos álbumes que escasean últimamente en el panorama musical mundial, con trece temas que puedes escuchar uno tras otro una y otra vez. Queda claro que Mastodon jamás harán un disco igual al anterior, y que disfrutan desarrollando nuevas posibilidades, variando los matices pero no el estilo ni la esencia, y que tienen cuerda para rato. Sinceramente, les considero una de las grandes bandas no ya del futuro (que lo tiene, y bastante prometedor...), sino de la historia de la música. Imprescindibles sin ninguna duda. Unos putos genios de la música. Tiempo al tiempo...
(Pulsa en las portadas para echar un vistazo a anteriores reseñas de Mastodon)