Revista Sociedad

Mauricio Macri, nuevo presidente de Argentina.

Publicado el 12 diciembre 2015 por Fjjeugenio


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Breves datos biográficos.Mauricio Macri (Tandil, 8 de febrero de 1959) es ingeniero civil  por la Universidad Católica Argentina. Diputado Nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires entre 2005 y 2007 y Jefe de Gobierno de ese mismo distrito por dos períodos (2007-2011; 2011-2015).Como empresario, ha trabajado en varias empresas del país como Citibank y el propio Grupo Macri  del que posee acciones; fue presidente del Club Atlético Boca Juniors entre 1995 y 2008.En agosto del 2007 junto con Recrear y el Partido Federal conformó un nuevo partido bajo el nombre Propuesta Republicana(o PRO).Mauricio Macri nuevo Presidente de Argentina.Mauricio Macri, juró este jueves 10/12/2015 como nuevo presidente de Argentina; la jura se realizó en el Congreso, en una ceremonia a la que no quiso asistir la presidenta saliente, Cristina Fernández, viuda de Kirchner, abiertamente enfrentada con su sucesor, en un gesto que la retrata.peron-kirchner.jpgLos Perón y los Kirchner.El nuevo presidente asumió el gobierno en medio de un difícil panorama económico, político y social,  una inflación acumulada del 400% , una tasa de pobreza que ronda el 30%, prometió en su primer discurso enfrentarse a los  grandes problemas económicos del País, combatir el narcotráfico y la corrupción generalizada respetando la independencia de poderes y unir a los argentinos.
El populismo de los gobiernos  de la etapa Kirchner (y anteriores) es un virus que atenaza a Argentina y que la ha arruinado.Es de esperar que el nuevo gobierno “ponga fin no solo a más de una década de degeneración institucional kirchnerista sino a casi cien años de dominio político peronista” como indica el analista  Axel Kaiser en su artículo de Diario Financiero, de Chile, que seguidamente se reproduce.

Macri contra la historia.Por Axel Kaiser(Diario financiero , Chile, 25/11/2015)

Es difícil dimensionar la trascendencia de lo ocurrido en Argentina. Se trata de un golpe devastador para el populismo latinoamericano, incluido nuestro gobierno, el que ha optado, como advirtió The Economist hace poco, por continuar la ruta que arruinó a nuestros vecinos.
Argentina, como sabemos, no siempre fue el desastre que es hoy. Por casi cincuenta años antes de la Primera Guerra Mundial nuestros vecinos crecieron a tasas de un promedio de 6% anual, la tasa más alta jamás registrada en la historia del mundo por un periodo tan prolongado. Millones de europeos abandonaban sus países para llegar a la tierra prometida de Argentina a tal punto que en 1914 la mitad de los habitantes de Buenos Aires era nacido en el extranjero. El país llegó a estar entre los diez más ricos del mundo superando a Francia, Alemania e Italia mientras su ingreso per cápita era de un 92% del promedio de los 16 países más ricos del mundo. Brasil, por hacer una comparación, tenía un ingreso de un cuarto del argentino. Y esto no era solo en base exportaciones de bienes primarios.>>Entre 1900 y 1914 la producción industrial de Argentina se triplicó alcanzando un nivel de crecimiento industrial similar al de Alemania y Japón. En el periodo 1895-1914 en tanto, se duplicó el número de empresas industriales, se triplicó el trabajo en ese sector y se quintuplicó la inversión en el mismo. Todo esto fue acompañado de un progreso social sin precedentes en el país: si en 1869 entre un 12% y 15% de la población económicamente activa pertenecía a los sectores medios, en 1914 la cantidad alcanzaba el 40%. En el mismo periodo el nivel de analfabetismo se redujo a menos de la mitad.
Usted se preguntará cómo llegaron nuestros vecinos a ser uno de los países más ricos del mundo. La respuesta es que desde mediados del siglo XIX introdujeron instituciones liberales que desataron las energías creadoras de sus habitantes. El marco más relevante fue la constitución de Juan Bautista Alberdi, brillante intelectual que admiraba a Thomas Jefferson y a los padres fundadores de Estados Unidos. Reflejando la filosofía libertaria que inspiraría su constitución, Alberdi diría cosas impensables para un político  actual, como por ejemplo, que "los pueblos del Norte no han debido su opulencia y grandeza al poder de sus Gobiernos, si no al poder de sus individuos" y que "las sociedades que esperan su felicidad de la mano de sus Gobiernos esperan una cosa que es contraria a la naturaleza".
El mismo Alberdi agregaría que "los Estados son ricos por la labor de sus individuos, y su labor es fecunda porque el hombre es libre, es decir, dueño y señor de su persona, de sus bienes, de su vida, de su hogar". Toda esta filosofía liberal que encumbró a la Argentina a la cúspide mundial se desplomó de manos del socialismo fascista de Perón y las nuevas doctrinas estatistas que proliferaron a partir de la Gran Depresión de los años 30. Desde ahí nunca más volvió a ser lo mismo. Hoy, Argentina es un fracaso  económico y social con una de las inflaciones más altas del mundo occidental, niveles de corrupción récord, un ingreso que apenas llega al 43% del promedio de los 16 países más ricos, inseguridad galopante, pobreza de un 30%, y además ha sido expulsada de los mercados de capitales internacionales.
Pero la esperanza llegó, tras un siglo de declive. El nuevo gobierno encabezado por Mauricio Macri puso fin no solo a más de una década de degeneración institucional kirchnerista sino a casi cien años de dominio político peronista. Así las cosas, la tarea que enfrenta Macri es nada menos que derrotar la historia. Ya logró un primera victoria en las urnas el pasado domingo. Esa fue la parte "fácil". Ahora le toca dar inicio a una transformación sostenible en el tiempo que logre terminar, a nivel cultural e ideológico, con el peronismo que ha destruido la libertad y condenado a la decadencia y vergüenza internacional a un pueblo que ha probado tener lo necesario para pertenecer a la élite mundial.
Si Macri logra la titánica hazaña de dejar iniciado ese cambio permanente pasará a ser el más grande líder político que haya conocido la Argentina en más de un siglo y sin duda uno de los más grandes que haya conocido América Latina en toda su vida independiente. Los latinoamericanos de buena voluntad no podemos más que desearle suerte y ofrecerle toda nuestra ayuda, por el bien de Argentina y por el de América Latina.
F.J.de C.

Madrid, 12 de diciembre de 2.015

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