Imágenes, pero sobre todo sabores y olores de temporada, de acuerdo con el protagonista de este post, que conllevan efectos terapéuticos. Con ustedes: el higo.
Tiene nombre que incita al choteo, sí, ciertamente, por eso de la «cara de higo», de «arrugarse como un higo» y otras comparativas que lo toman por referencia. Si os ponéis en plan bicho, ¿a qué os recuerda a la cara y/o cuerpo de algun@os congéneres?
Higos de septiembre.
A caballo entre el verano y el otoño -se da entre agosto y octubre en el hemisferio norte- es buen compañero para realizar la transición estacional que tanto nos pesa… Ya se sabe que el verano lo soltamos mal.
Un poco marrano, el higo. Déjalos un par de días en un contenedor poco recomendable para este contenido -dígase una bolsa de plástico- y los mosquitos lo pasarán teta y tú más con el charquín pegañoso que dejarán. Si no los vas a comer en el momento, directos a la nevera en un recipiente apropiado y tapados con un paño.
L@s brav@s se lo zampan enterito, a falta del rabo; no se andan con zarandajas. L@s achicad@s lo ingerimos cual plátano, desechando el vestido.
Evidenciaba antes, mediante comparación odiosa, que no es el higo un tipo atlético. Y luego dicen de los tipos pera… Ya quisiera éste uno para sí. En el mundo de los mancos…
En vocabularios soeces como los individuos que los profieren, se alude al higo para mencionar cierta parte de la anatomía masculina, tan mentada en la vida diaria en situaciones varias. «No me toques el ….».
A la sombra de una higuera quisieran despanzurrase los ciudadanos del Sur a dar a la caló con la puerta en las narices.
Mermeladeando.
Hoja espléndida, la de este árbol, donde las haya. Estupenda para los trabajos escolares. Será poco mona…
Poniéndonos serios, luego rigurosos, en realidad desde el punto de vista botánico el higo no es un fruto, sino una infruescencia o conjunto de frutas, así como se lo cuento. Vaya con el higo…
Cuidado por ponerse morado a ellos, porque contiene cradina, fermento digestivo que favorece el tránsito intestinal.
Tienen mala prensa como los plátanos o las uvas entre algun@s que practican dieta (por eso de que engordan), cuando ¡son agua en un 80%!
Mozo exótico ahí donde lo ves, con su cuerpo fondón. Exótico por su origen, que se presume asiático.
Laxante, hidratante… y expectorante e incluso antirreumático. Todo un doctor el chaval.
Lo terapéutico que resulta darle muerte a mermelada vil. Lo bien que una se siente transformándolo en tarrinos de confitura, al aplicar eso de que «la comida no se tira». Al vacío y tienes mermelada para rato largo de consumo personal y dulce presente para tu gente. Es una de las más fáciles y rápidas de elaborar. Basta con lavarlos, quitarles el rabo y directos a la pota. Azúcar, un limón (recomiendo), revolver sin matarse y voilá: al cristal. No hace falta ni que consultes recetas.
Tarta de queso con mermelada de higos casera.
Si eres más de naranja, tengo otra FrutiTerapia para ti en esta misma sección.