'Medianeras': Buscando la media naranja

[6/10]

Hay quien piensa que el entorno arquitectónico influye decisivamente en la forma de vida de los ciudadanos, y que puede ser el espejo en el que se refleje el alma de la urbe y de cada uno de sus moradores. Esa es la opinión de Gustavo Taretto y del protagonista de la película “Medianeras”, digna opera prima que nace a partir de su homónimo cortometraje y que centra su acción en una Buenos Aires caótica y desordenada, donde la irracionalidad urbanística sirve de marco a una historia de amor. La ciudad es tan anárquica y desconcertante como lo es la historia de Mariana y Martín, dos jóvenes solitarios que salen de un desencanto amoroso y que buscan algo que les consuele en un entorno que les tiene aislados en su soledad y en la indiferencia ajena… aunque las ocasiones de que sus vidas se crucen son continuas.

Construida a partir de un montaje paralelo y de manera convencional, la historia de estas dos almas en horas bajas avanza de manera previsible, al amparo de una voz en off que resulta tan hipnótica y sugerente como persistente y cargante. Son jóvenes encerrados en su apartamento y en su tristeza que parecen sumidos en la melancolía de Lars Von Trier… aunque sin su nihilismo ni sentido trágico, sino más bien con todo el romanticismo y la labia del cine argentino. Taretto apuesta por un tono intimista de la cinta con diálogos que navegan entre lo intelectual y lo sensiblero, con un discurso crítico-irónico acerca de la soledad instalada en los núcleos urbanos y que alude a la fragilidad de una sociedad posmoderna que da excesiva importancia a la imagen y a las comunicaciones técnicas. En ese sentido, no es gratuito el trabajo de Mariana como diseñadora de escaparates o de Martín como experto en páginas web, y sus respectivos consuelos emocionales entre “amigos” virtuales, citas a ciegas o la compañía de un maniquí… no bastan.

El mundo de las nuevas tecnologías o el de las apariencias en una sociedad globalizada se conforma, de esta manera, como un sucedáneo en el que combatir la soledad urbana, a la par que la ciudad se constituye como espacio-metáfora en que el amor irrumpe de manera tan irracional e imprevisible como lo hace esa regulación urbanística… a la vuelta de la esquina. Acertada imagen de la ciudad para hablar del amor, de la crisis existencial y de la incomunicación (hay abundantes referencias sociológicas y psiquiátricas, quizá como un guiño más al Woody Allen de “Manhattan”), que Taretto suaviza con un romanticismo contemplativo con la ayuda de la suave banda sonora y de una cuidada planificación, en ocasiones pretenciosa y excesivamente discursiva.

La aceptable interpretación de Pilar López de Ayala y de Javier Drolas, muy silenciosos en su depresión y cediendo mucha palabra al narrador, y el excelente e ingenioso verbo del guión hacen que la cinta se vea con gusto y provoque algunas risas, aunque con cierta frialdad y transmitiendo más vacío que emoción. Además, la lentitud del desarrollo de una historia auto-complaciente y lo reiterativo de esa búsqueda de Wally hacen que a alguno le pueda resultar algo pesada. Hay imágenes muy conseguidas y planos llenos de significado, con edificios impersonales o emblemáticos y cruces de semáforos donde el azar parece no acertar a unir corazones solitarios. Al final, tenemos un drama de encuentros y desencuentros, un tanto amable y ensimismado, visto desde la distancia inteligente y la pulcritud creativa de su director, con toques de humor absurdo y que gustará a un espectador deseoso de encontrar a su media naranja, aunque ésta se encuentre al otro lado de la medianera.

Calificación: 6/10

En las imágenes: Fotogramas de “Medianeras” – Copyright © 2011 Rizoma Films, Eddie Saeta, Pandora Filmproduktion, Zarlek Producciones y TV3. Distribuida en España por Karma Films. Todos los derechos reservados.