Desde los años ochenta, los medicamentos biológicos se utilizan para tratar un amplio número de enfermedades. Es el caso de la insulina, la hormona de crecimiento u otras terapias para enfermedades autoinmunes o cáncer. Todos contienen principios activos procedentes de una fuente biológica, tales como organismos o células vivas.
Por su parte, como explica la Asociación Española de Biosimilares (BioSIM), un medicamento biosimilar es un compuesto equivalente en calidad, eficacia y seguridad a un fármaco biológico original o de referencia, con la misma posología y vía de administración. Son fórmulas autorizadas y comercializadas en la Unión Europea, después de que haya vencido la patente del original. Así, al promover la competencia en el mercado farmacéutico, contribuyen a la sostenibilidad de los sistemas de salud y a incentivar la investigación de nuevos tratamientos. Y ello permite que un mayor número de pacientes puedan beneficiarse de este tipo de tratamientos.
Durante el abordaje de una determinada enfermedad, si el médico lo considera, puede decidir si empezar directamente un nuevo tratamiento con un medicamento biosimilar o bien sustituir un medicamento biológico de referencia por su equivalente biosimilar, siempre proporcionando al paciente toda la información necesaria.
Implementación equitativaLas comunidades autónomas llevan años trazando estrategias para garantizar la implementación de estas terapias en todos los hospitales de forma equitativa. Unas estrategias que cada año son reconocidas en los Premios Best in Class (BiC), que otorgan Gaceta Médica y la Cátedra de Innovación y Gestión Sanitaria de la Universidad Rey Juan Carlos. En 2020, fue la Comunidad de Madrid la ganadora del premio al Mejor Proyecto de Innovación y Biosimilares, que cuenta con la colaboración de Novartis. Los BiC revisan en esta edición las regiones que cumplen con mayor determinación una serie de indicadores que permiten valorar su apuesta por estas terapias, en aras de la sostenibilidad.
En el marco de los galardones BIC, la subdirectora general de farmacia de la Comunidad de Madrid, María José Calvo, recalca dos claves básicas: la formación a profesionales y la información a los pacientes. Esta dualidad es necesaria, explica, para que los primeros transfieran su conocimiento y puedan abordar junto con los pacientes el tratamiento. También trabajan activamente con los especialistas de farmacia hospitalaria, sobre todo en la gestión, en las compras centralizadas y para potenciar que los biosimilares estén incluidos en todos los servicios de todos los hospitales como una de las principales alternativas.
Como asegura Calvo, estas moléculas de alto impacto “han propiciado grandes ahorros al sistema” por su gran eficacia. Precisamente, hace tiempo, la Comunidad de Madrid puso en marcha el Observatorio de Resultados, que ofrece información de utilidad a los ciudadanos sobre la utilización de estas terapias en cada hospital. “En definitiva, recomendamos, formamos y aconsejamos. Vamos de la mano de los profesionales, ayudándolos desde la parte de la formación y gestión, y ellos desde el convencimiento dentro de los hospitales”, concluye esta experta.
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