Revista Salud y Bienestar

Medicamentos vs “la sopita de pollo” para la vida (2)

Por Boylucas
Medicamentos vs “la sopita de pollo” para la vida (2)

Imagen: noticiaaldia.com

Este artículo es la segunda parte de la entrega Medicamentos vs “la sopita de pollo” para la vida

Todos tenemos que sobrevivir, y así como el tendero tratará de vendernos sus conservas, la industria farmacológica buscará por todos los medios hacer lo propio. La investigación cuesta y mucho, miles de millones de dólares son invertidos antes de que un medicamento salga a la luz y si el laboratorio es serio, puede que al final, tras una gran suma de dinero esto ni siquiera suceda al comprobarse algún efecto colateral grave. Es por ello que invertirán otra buena suma a hacer que su producto se venda, por un lado crearán en el usuario (no siempre enfermo) la necesidad del producto, y en el médico tratarán de convencerlo de que es la panacea. Creo que hasta aquí, por muy encontra que estemos de dicha práctica, todo parece ser normal, un juego de supervivencia donde, en este momento, el laboratorio ha dejado su moneda en el aire, apostando por supuesto a que caerá la venta, pero pareciese que este juego no es tan azaroso y hay otros factores que cargan la moneda, ¿cuáles son?

Mencionaba yo a los tiempos de consulta, en definitiva, cada vez más breves, ya sea en una institución pública como inclusive en los consultorios privados (o libres como diría el Dr. Miguel Ángel Palacio). En las instituciones públicas, ya he discutido mucho al respecto, se considera de mayor calidad un menor tiempo de espera, aunque ello se refleje en un menor tiempo de antención. En la consulta privada pareciera reinar el mismo espíritu, a consecuencia del trajín diario de la vida, donde cada vez son más las actividades y menos los tiempos. Esto lleva como consecuencia que el galeno tenga poco espacio para valorar a su paciente, pero sobre todo para oirlo, comprender su problemática, y después ofertarle una solución, que no siempre tiene que llevar la prescripción de un fármaco, bien puede ser únicamente una palabra de aliento o inclusive un afectuoso “jalón de orejas”.

Hablaba también de la presión del paciente, aquí viene en parte el juego de la mercadotécnia de la industria, quienes provocan por lo general, la necesidad en el individuo de tal o cual medicamento. No es extraño en mi consulta diaria que los pacientes me pregunten si pueden utilizar tal o cual fármaco que anuncian en la televisión, muchas veces son productos que se ofertan como la solución mágica a muchos problemas de salud, que ni siquiera gozan del “beneficio” de un fármaco bien estudiado. En muchísimas más ocasiones, preguntan por las vitaminas, como si estas fueran innocuas y el remedio mágico para su cansancio, la falta de apetito o el problema común de todos los padecimientos. (Se que existen transtornos secudarios a avitaminosis, pero si siempre la solución estuviera en tomar vitaminas, no sé para qué diantres estudié 6.5 años de Medicina y luego hice una especialidad). En fin, los merolicos han incursionado ahora a la televisión.

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